Sinopsis

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Ningún hombre, sin importar cuán grande sea, puede conocer su destino, él no puede vislumbrar su papel en la gran historia que está por empezar, igual que todos, él tendrá que vivir y aprender.

 —una de ustedes enamorará a Arturo Pendragon—ordenó Robert mirando a ambas hijas suyas, ambas tenían un solo rasgo en común que habían heredado de su padre y ese era la piel tan pálida que parecían no tener sangre—Victoria—llamó a la mayor de las hijas mujeres, Victoria era pelinegra, de ojos tan verdes como dos esmeraldas brillantes—me avisas de cualquier cosa que pueda salir mal y si tienen problemas no duden en acudir a mi—le dijo a la vidente y ésta asintió una sola vez—en cuanto a ti—miró a la menor de sus hijas, Lyanna, su cabello era rubio plata y sus ojos grises casi transparentes—mejor deja la tarea de conquistar a Arturo a tu hermana, eres muy pequeña como para que Arturo te considere mujer de su alcance—explicó con tranquilidad, Lyanna tan solo tenía quince años pero era la más inteligente y poderosa de aquellos cuatro hermanos que eran—y ustedes dos—Robert se dirigió a sus hijos varones que estaban parados frente a sus hermanas—uno tiene que controlar a Lady Morgana, ambos tienen que hacerse amigos del príncipe y procuren que sus hermanas no sean juguetes para ese niño mimado—ambos asintieron lentamente, Rodrick era el mayor, piel pálida como sus hermanas, cabello castaño y ojos azules, después de Rodrick había nacido Victoria, luego de ella nació Edward, pelinegro de ojos marrones y piel igual que el resto de hermanos—cuídense mucho, cada uno de ustedes tiene un destino con ese reino.—se despidió de ellos antes de desaparecer entre las sombras de la noche dejando a sus cuatro hijos en total soledad.

—será mejor separarnos—habló Edward—no podemos llegar todos juntos a Camelot, sería sospechoso para Uther, él sabe que padre tuvo cuatro hijos y puede ser peligroso, podríamos morir a su merced.

—está bien—aceptó Victoria sin dudar ni un segundo, había tenido una visión de Lyanna siendo encarcelada por Uther y aquello había ocurrido gracias a que habían llegado los cuatro juntos a Camelot y Uther los descubrió—ve tú con Lya, nosotros llegaremos después para no generar sospechas, no podemos dejar que mi visión se haga una realidad—avisó antes de acercarse a su hermana menor—mucho cuidado si te cruzas a Arturo sola, lo he visto...y no es muy humilde que se puede decir, no lo desafíes—pidió y Lyanna sonrió levemente de lado—oh no, conozco esa mirada, no.

—ya está decidido, si Arturo es como dices terminaremos enfrentándonos—puntualizó la menor y la ojiverde soltó un suspiro de resignación al darse cuenta de que su hermana menor jamás les haría caso, ni a ellos ni a su padre—¿Tú crees que lo que dijo papá es cierto y soy muy chica para Arturo?

—Arturo es casi es un hombre, solo te suplico que tengas cuidado, eres mi hermanita y no soportaría que algo te pasara, no te alejes mucho de Edward y en caso de hacerlo...no te separes de tu espada.

Removiendo el Destino...Arturo PendragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora