"No sabemos si vivirá."

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 Largos días habían pasado en Camelot, las heridas en Lyanna causadas por las garras del grifo se habían cicatrizado convirtiéndose en leves marcas que casi no se notaban pero con algo de atención se podían distinguir gracias a su tan pálida piel, los días más alegres habían llegado al reino, Arturo y Lyanna habían pensado en las palabras de Uther referentes al compromiso de la joven pareja aunque prefirieron llevar lentamente el curso de su relación, estaban muy seguros de lo que sentían pero querían disfrutar un poco más de los momentos que pasaban juntos, además, el Genealogista de la Corte había sugerido la idea de esperar a que Lyanna fuese mayor de edad para casarse, no es que no pudiera pero era lo mejor ya que no habrían malentendido sobre si Lyanna había sido forzada o no a casarse con Arturo. La rubia plata pasaba largas horas al lado de Uther, el Rey se había tomado el trabajo o más bien, el privilegio de ocupar la mayor parte de la atención de Lyanna, el príncipe fingía estar celoso de tal convivencia para ser mimado por la joven bruja, Lyanna había generado una unión especial y más fuerte que antes entre los dos Pendragon, Arturo bromeaba todo el tiempo que se vengaría de Lyanna dándole celos pero nunca lo hacía, simplemente lo decía en broma para ver la reacción que tenía Lyanna, ella en los primeros días se sintió algo dolida a lo que inmediatamente Arturo aclaró que era solo una broma, Uther descubrió esa broma y le advirtió a Arturo que tuviese cuidado con los sentimientos de Lyanna, ella era demasiado frágil, demasiado vulnerable ante Arturo, demasiado delicada como un pequeño conejo ante los lobos que desgraciadamente, aunque no quisieran, eran los Pendragon, ella era demasiado débil ante ellos porque los quería y ella no sabía lo débiles que eran ellos, Uther, Arturo e incluso Morgana, Lyanna era lo más preciado en su vida, en tan corto tiempo parecía ser la debilidad de aquellas personas. Lyanna también había comenzado a ayudar demasiado a Uther con sus obligaciones como Rey regente de Camelot, él ahora escuchaba con determinación los consejos de la rubia plata más que de cualquier otra cosa en el mundo, en todo ámbito escuchaba la voz de su joven protegida y casi siempre hacía lo que ella aconsejaba. Victoria y Merlín se habían encargado de buscar el porqué de la última visión en la que Lyanna corría graves riesgos de morir traspasando por la ventana de la habitación al lado de la de Arturo, Merlín se había asegurado de preguntarle reiteradas veces a Arturo si alguna vez pondría a Lyanna en la habitación de al lado, Arturo había respondido siempre que no lo haría puesto que el ala este era más cálida para ella en un invierno y además, si fuese por tener a Lyanna cerca, la tendría en su habitación misma, no en la de al lado, esa era una ventaja que ellos tenían, sabían que Arturo no sería el responsable de llevarla a la habitación, mucho menos sería el responsable de aventarla por la ventana, Victoria también se había asegurado de que no fuese Uther quien cambiaría a Lyanna de habitación, se lo había preguntado y luego de saber que el Rey tenía ciertas dudas con respecto a esa idea, Victoria le aclaró las dudas diciéndole que Edward y Rodrick no permitirían tanta cercanía entre Arturo y Lyanna, que no era bueno si el pueblo lo sabía, Uther había concordado con ella al saber que lo que estaba en riesgo era la reputación de la dulce Lyanna, ahí fue cuando Merlín y la vidente se tranquilizaron un poco sobre lo que le pasaría a Lyanna pero no se dejaron estar mucho, seguirían estando alertas a todo lo que pasaba, la preocupación por la visión de Victoria no cesaría ahí, no se quedarían tan tranquilos con solo eso.

—espero que caces bastante.—afirmó Lyanna pasando el cepillo por las crines obscuras de Deirdre, el caballo colorado de Arturo, el príncipe estaba parado a su lado mirándola con completo encanto.

—con Merlín a mi lado dudo que eso pase—se mofó Arturo con una sonrisa provocando la risa de la rubia plata que iluminaba a cualquier persona que la mirase—¿Estás segura de que no quieres venir con nosotros?—indagó él mientras el caballo disfrutaba de las caricias de Lyanna—te divertirás mucho.

Removiendo el Destino...Arturo PendragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora