Wicce

Capítulo VII

Mi desarrollo no ha sido nunca como los demás niños, iba más allá, no aparentaba para nada mi edad, pero mis padres nunca quisieron responder a mis constantes preguntas, me frustraba, hoy era uno de esos días que mi desarrollo o crecimiento era más notable.

Fue una mala noche, me dolía todo el cuerpo, como si hubiese corrido largas distancias, pero no fue el caso, mire por un momento el reloj donde también indicaba la fecha, me lleve las manos a la cara, era mi 22 cumpleaños y estaba fuera de casa, fue en aquel momento cuando más echas de menos a los tuyos, cuando necesitas esa alegría por todas partes, las fotos de mamá, los chistes de papá y la presencia de ella, Elina... A la que más extraño.

Me levanté sin muchas ganas, el sentimiento de nostalgia invadía todo mi pequeño cuerpo, até una blanca bata y me dirigí al aseo , di un salto al ver mi reflejo, cambie bastante de un día para otro, ¿Será que llegué a mi madurez?, pude leer en uno de los libros de mi padre el cual escondía, que al llegar a cierta edad se pausaría mi crecimiento obteniendo todos los rasgos dignos de una diosa, tampoco me quería subir por las ramas con todo esto, pero lo primero que me fije fue en mi cuerpo, cada curva se hizo más notable, al igual que mi trasero estuvo más levantado, mi cabello más largo, pestañas negras espesas y largas, vamos, tuve sesión de belleza en solo una noche, no me quejo tampoco.

También me di cuenta de que... oh dios mío...mis senos habían crecido, y yo que los tenía por perdidos, gracias madurez, estuve vario rato mirándome al espejo mientras me reía por los comentarios que hacía.

Al salir del aseo me cubrí con una toalla blanca el cuerpo desnudo, haciéndome así una especie de nudo para que esta no resbalase, recogí mi rojizo cabello en un moño alto.

-Wow, creo que alguien alcanzo la madurez - escuche una risa proveniente de la puerta, era ella, Mel, no sé porque vino a mi habitación, ¿No se supone que soy una amenaza para ellos?-

-Parece ser que si... - suspiré un poco escogiendo la ropa para hoy, no quería hacer contacto visual, solo sentía ganas de huir-

-¿Pasa algo? - se acerco un poco a mi, di pasos hacía atrás negando con la cabeza -

-No, tranquila, solo...echo de menos a mi familia en un día como hoy, nada más - mi voz sonó fría y distante, se podía notar mi deseo de escapar de aquella casa-

-Te entiendo...pero no creo que puedas salir - abrí mis ojos sin poder creérmelo, primero me salvan la vida por así decirlo y ahora me quitan mi libertad... donde me metí... ella sonó seria, se esfumo, se dio cuenta que no quería seguir hablando-

Quería largarme de allí, pero antes me puse un vestido negro ceñido a mis despampanantes curvas , unas botas altas negras hasta las rodillas las cuales tenían un poco de tacón, me deje el moño en mi cabello por algo de pereza a hacerme algo más.

Bajé por las grandes escaleras de caracol se dividían las dos partes de aquella mansión, me dirigí a la cocina en busca de un bocado, me encontré con el sentado en la silla leyendo el periódico, de pronto su mirada de admiración se puso ante mi, no pudo apartar su mirada, en cambio yo, pasaba un poco de el, desde la última vez, no me dirigió la palabra ni si quiera me miraba, ahora que no me busque tan solo por el bonito cuerpo, oh bueno, mejora de cuerpo, el de antes tampoco estaba mal.

Desvié la mirada, fui a por mis típicas tostadas con tomate rallado y me senté en el sofá delante de la tele, notaba su mirada en mi nuca, no pude evitar morder mi labio, me hacía sentir cosas que ni yo puedo expresar, tenemos una especie de conexión que desconozco el porque de ella.

Acabe mis tostadas, fui directamente hacía el, necesitaba respuestas y esta vez no me iba a callar.

-¿Porque no puedo salir de aquí? - me puse enfrente de el, mi tono fue serio y seco, se podía entender mi enfado y frustración, él en cambio, sonrío burlón-