Capítulo 1

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Estoy en una fiesta, celebrando la independencia de mi país. La música suena fuerte al ritmo de J Balvin, y estoy riendo y bebiendo con mis amigas. De pronto, me vibra el celular. Lo tomo, pensando que podían ser mis papás preguntándome cómo estoy. Cuando miro la pantalla, y leo el mensaje que me acaba de llegar, siento que mi corazón para de latir. No puedo creerlo. Lo leo dos, tres veces. Siento que me he puesto pálida, y mis manos tiemblan.

Escucho como mis amigas me hablan pero al principio no logro entender qué me dicen. Estoy tan nerviosa que no puedo articular ni una palabra.

-¡Ale! -dice Lau- 

-Hey, ¿Todo bien? Estás pálida. -insiste Vale-

-S-Si... -finalmente logro hablar

-¿Qué pasa? Nos estás asustando -dice Lau-

Miro el celular que tengo en mis manos, respiro profundo y digo:

-To-tomás... m-me envió un mens-saje. 

-¡¿Qué?! -gritan ambas-

-N-No puedo creerlo, se los juro. Y-yo...

-Espera, espera. ¿Qué dice el mensaje? -dice Lau quitándome el celular de las manos-

Ambas se acercan y leen el mensaje, obviamente sólo desde la barra de notificaciones, y se miran con el ceño fruncido. 

- Alessa, no creo que estés pensando en responder, ¿cierto? 

No dije nada, sólo las miré, pero en mi cabeza pensaba: ¿De verdad esto está pasando? ¿O estoy soñando? 

-Vale tiene razón. No estás en condiciones para responder. Y si lo piensas, hoy todo el mundo está carreteando, de fiesta...

-Yo creo lo mismo. Te habló porque está bebiendo. No debes responderle. No hasta que tu estés sobria y seas capaz de pensar con la cabeza fría. 

-Si. Ahora, por favor apaga ese celular para que no te distraiga más. Quita a Tomás de tu cabeza y vamos a bailar. No dejes que te arruine la noche, ¿de acuerdo? -me dice Lau, tomándome del mentón y guiñándome un ojo, haciendo que sonría-

-Bueno. Tienen razón. 

-¡Vamos a bailar! 

Suena Ambiente de J Balvin y patéticamente mientras escucho la letra y bailo despacio no puedo dejar de pensar en él: Aquí dañándome la mente, he sido paciente cuando te demoras... Soy una estúpida. Debería estar bailando y pasándola bien, ¡precisamente para no pensar en él! Actúo como que no pasa nada, pero en el fondo... sé que ese mensaje no sólo me puso nerviosa, si no que me gustó. Me gustó porque él aún me gusta. Aún le quiero. 

La noche pasa lento, tortuosa. Ya no me siento con las mismas ganas de celebrar como cuando llegué y la razón la tiene él. Él y su estúpido mensaje. Voy hacia la cocina alejándome un poco de la fiesta y tomo mi celular. Me auto convenzo de que sólo lo leeré una vez más. Mientras lo leo, mi corazón palpita como loco y las manos me sudan: 

-Te extraño. 


Nunca dejes de soñar | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora