Capítulo 3

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Me arreglé lo mejor que pude, ya que nunca supe como maquillarme muy bien. Mi pelo natural es rubio y con rulos, pero para lucir diferente, me lo alisé. Estaba muyyy muy nerviosa. Llegué al lugar en donde dijimos que nos íbamos a juntar. Caminé hasta afuera del local, y entonces lo vi. Estaba sentado en una banca, esperándome. Levantó la mirada, y me vio. Le sonreí y dije:

-Hola.    -lo saludé con un beso en la mejilla.

-Hola.    -dice, sonriéndome. 

No pude evitar pensar inmediatamente: Ohhhh dios, ¡su sonrisa es muy bonita! Y pensé también ohhh dios, estoy muy nerviosaaaa.

-¿Estás esperando hace mucho rato? 

-No, no. Llegué recién. ¿Entramos?    -me pregunta- 

-Bueno. 

Entramos al local en medio de sonrisas y preguntas triviales y subimos al segundo piso. No estaba muy lleno, por lo que elegimos una mesa cerca de una ventana muy grande. Como era de noche y estábamos en lo alto, se veían las luces de toda la ciudad. Nos sentamos y pedimos. Reímos un montón. En un momento no recuerdo de qué estábamos hablando, pero dije una palabra y la pronuncié mal.

-...de los murciégalos.    -dije, y en cuanto me di cuenta que lo pronuncié mal intenté corregirlo- murciégalos. ay, digo, murciégalos. aaaah...

-¿Qué?    -dijo mientras reía fuerte. 

-¡murciégalos!    -y cuando me di cuenta que no podía más, me eché a reír a carcajadas junto con él- 

-Noooo...    -dice el riendo-

-¡Hey! No me molestes...   -dije, mientras me sonrojaba, riendo también- 

-Ya po, dime, ¿como era? ¿murcie...qué?   -dijo él, burlándose. Mi mirada iba sin querer a su sonrisa, esa que me llamó la atención desde el primer momento en que lo vi.

-¡Basta! No te burles...     -pero sólo me hacía reír más fuerte- 

Comenzamos a conversar de las cosas que aún no sabíamos de nosotros. Y es que eso es lo que creo que más me gustó de él. Como habíamos chateado todo el verano, me sentía muy cómoda conversando con él. Sentía que lo conocía bastante, a pesar de que era la primera vez que nos veíamos en persona. 

''Coincidir con alguien es maravilloso, pero conectar es mágico''.

Dicen que existen conexiones entre las personas, que son indescriptibles. Dicen que con ciertas personas podemos abrirnos de una manera especial, sin tapujos, contarles cosas que jamás hubieras imaginado contarles. Esa conexión no es fácil de encontrar, y tienen mucha suerte las personas que la encuentran. Con Tomás desde el minuto 1 en que nos vimos, a pesar de los nervios, me sentí como si estuviera hablando con alguien que conocía muy bien. Por primera vez sentí que podía ser yo misma, no sentí que hubieran silencios incómodos ni momentos extraños, y no debía pensar tanto lo que iba a decir por miedo a decir algo indebido. Fue definitivamente una sensación muy bonita. 

Se estaba haciendo tarde y me tenía que ir a mi casa. Bajamos caminando al paradero para que yo pudiera tomar un Uber, ya que no había locomoción tan tarde. Él usó su aplicación ya que mi internet no funcionaba bien. Conversamos de tonterías, y cuando el Uber llegó, abrí la puerta. Era extraño porque no quería que la noche terminara. No quería despedirme de el. Sentía que la noche se hizo demasiado corta. ¡Había esperado tanto para verlo! Y la había pasado tan bien... Que injusto que las horas hubieran pasado tan luego. Pero valió la pena.

Cuando me acerqué para despedirme, pensando en darle un beso en la mejilla, lo normal, el me miró fijo. Me tomó de la cintura y me acercó más. Mi corazón iba a mil por hora por la cercanía y la intensidad. Acortó totalmente la distancia entre nosotros y me besó. Me besó tierno y sin apuro. Luego de un minuto nos separamos y le dije:

-Chao.    -sonriéndole.

-Chao.   -sonriéndome.

Me subí al Uber, cerré la puerta y lo miré por última vez antes de irme. No cabía mi sonrisa en mi cara. Debo decir que me sorprendí, porque no creía que iba a pasar algo así, pero me gustó. El auto partió y él desapareció de mi visión. 

No podía creer todo lo que sentía luego de verlo y estar con él. De verdad era algo que jamás había sentido antes. Esa conexión de la que hablé anteriormente, me dejó pensando mucho más en él de lo que imaginé. ¿Sería él el hombre que estaba esperando que llegara a mi vida? ¿El protagonista de mis propia historia de amor? No puedo decir que sentí que eramos el uno para el otro, porque diferíamos en muchas cosas, pero desde esa noche sentí que él iba a cambiar mi vida.

Y definitivamente cambió mi vida. 

Nunca dejes de soñar | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora