Todos los esclavos estaban asustados por lo que sus ojos veían, la hermosa niña de cabellos tan blancos como la nieve estaba tomando la sangre de los soldados a una velocidad sorprendente mientras su pequeño hermano veía todo con una pequeña sonrisa.
Cuando todo terminó la niña los miro a cada uno a los ojos y les dijo:
- Ustedes no vieron nada- y todos asintieron con la cabeza en aprobación, ella los libero y se fueron corriendo.
- Bien Abdel, ¿qué quieres de comer?, talvez si nos apuramos un poco lleguemos antes de la puesta de sol al pueblo más cercano-
- No lo sé, hace mucho que no como un delicioso pan, o talvez un poco de carne, ya sabes para mantenerme fuerte-
- Con las monedas que llevan estos soldados nos alcanza para comprar eso y mucho más, creo que estaremos bien durante un tiempo-
Tomados de las manos ambos niños fueron caminando entre risas y juegos al pueblo donde residirian durante un tiempo antes de que los lobos los alcanzaran.
- Buenas señor panadero, nos gustaría comprar todo lo que nos alcance con estas monedas en su mejor pan- el panadero estaba un poco sorprendido por la gran cantidad de monedas que había en su mostrador.
- ¿No habrán robado todo este dinero a alguien?- pregunto con desconfianza, pues no era la primera vez que llegaba algún huérfano o vagabundo a pedir o comprar pan.
- Por supuesto que no, nos lo hemos ganado con el sudor de nuestra frente, si supiera todo lo que nos costó ya habría hecho lo que le hemos pedido con anterioridad. - respondió la niña con voz aguda e infantil.
- ¿Qué cosa?- pregunto el panadero.
- El pan, tenemos mucha hambre y usted está retrasando nuestro almuerzo- dijo Abdel ya un poco irritado.
- ¡oh! Claro, claro, enseguida se los traigo.
-¡JEREMÍAS!- grito el panadero
- si, padre, me llamabas
- Trae dos canastas llenas del mejor pan que tenemos para los pequeños-
- Enseguida padre- y se fue corriendo a cumplir con lo que su padre le había dicho.
- Y díganme niños,¿ de dónde vienen?, nunca los había visto por estos lados.
- Venimos de todos lados y vamos hacia adelante - dijo la niña
- Mmm, ¿entonces son huérfanos?
- No sabemos dónde están nuestros padres pero si sabemos que están vivos.- Abdel respondió con tranquilidad.
- ¿Los abandonaron sus padres?- dijo el panadero con interés
- Demasiadas preguntas- dijo la niña y en ese momento llegó Jeremías con el pan. Los niños se despidieron del panadero y su hijo con educación y se retiraron del negocio familiar.
-¿Ahora que hacemos hermana?
- Frutas, hay que comprar frutas y luego compraremos la carne, después podemos buscar un refugio en el bosque y descansar un poco.
- Esta bien.
- ¡Eh!, cuidado mocosos que casi me matan.
- Eso no es cierto tu venías corriendo como alma que lleva el diablo sin siquiera mirar por donde vas, y por tu culpa casi botamos el pan, para la próxima ten más cuidado.
- Pero que niño más rudo, tienes razón me disculparia pero no tengo ganas, ahora quitense de mi camino- y así como vino se fue.
- ¿Hermana, no lo castigaras por su insolencia?
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La lujuria de la reina
Vampire- ¿Porqué siete?- Pregunto Viktor. - Por que es el número de la perfección, y para mí ustedes son perfectos- respondí con tranquilidad bebiendo una taza de café irlandés.