Capítulo 8

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-¿Sabes dónde estamos?

-Creo haber escuchado a unos hombres decir que estábamos en Súzdal, su alteza- asentí conforme con la información.- ¿Necesita algo más, mi señora?

-Un móvil.- el minotauro en seguida se marchó en busca de un teléfono. Tengo que solucionar este problema de inmediato antes de que se produzca el pánico entre los habitantes de mi reino.

El minotauro apareció con el celular y en cuanto me lo entregó, se retiró:- ¿Quién es?- su voz es tan ronca y profunda que hasta me causa un pequeño escalofrío en mi columna.

- Necesito que escuches atentamente lo que diré y no me interrumpas hasta que termine...

*****

Me levantó del suelo al igual que Zachary al escuchar el sonido que producen las hélices, están un poco lejos pero no tardarán mucho en llegar.

Los que tienen el oído más agudo en seguida entienden lo que está pasando y empiezan a gritar de júbilo al saber que su verdadera libertad está cerca, debo de admitir que aunque en el fondo de mi ser desearía que todo terminara aquí con la muerte de Edmon estoy muy segura que hay algo más, algo aún más turbio.

-¡Agatha!- el grito de mis hombres me saca de mis pensamientos. Cuando veo que se acercan los detengo con la palma de mi mano.

- Estoy bien- dictaminó- ayuden a los demás, no sé por cuánto tiempo los han retenido en este sucio lugar- ellos a regañadientes lo hacen y al pasar por mi lado Marcus besa mi frente y revuelve el cabello de Zachary y Adam besa mis labios y azota mi trasero. Definitivamente es un pervertido  sea donde sea.

-Vamos Zachary- el chico empezó a caminar a mi lado en completo silencio y al llegar a la salida del subterráneo pude observar algunos helicópteros.

-Gracias por haber venido tan rápido.

-Siempre estoy para servirle.- he hizo un pequeña reverencia y con su habilidad creo un portal que llegaba directo a nuestro reino. Mi pueblo poco a poco salen del agujero donde los tenían recluidos y avanzan hasta el portal donde desaparecen, miro como mis hombres llegan hasta mí y espero que hasta la última ninfa cruze para por fin hablar.

- Cambié de opinión,- los dos hombres frente a mi arrugan la frente en señal de confusión- quiero que el escuadrón delta ejecute la misión, será bueno para motivarlos un poco y que prueben de lo que son capaces.

- Pero no crees que el escuadrón alfa es el más capacitado para realizar una misión tan importante- este hombre si que puede ser un poco molesto cuando se lo propone.

- Marcus, ¿acaso estás cuestionando mi orden?

- Claro que no, mi reina, es solo una opinión- creo que hasta Adam sentía como la ira de Marcus crecía a cada segundo. Suspire un momento pensando en cómo los hombres pueden ser tan machistas a veces, pero es una suerte que yo este aquí para frenar los pensamientos primitivos de Marcus.

Besé sus labios con mucha ternura y lo vi directo a los ojos- Sé que no confías en ellas pero también sé que son lo suficientemente astutas para completar el encargo.

Suspiro con frustración y finalmente se rindió.

- Como usted ordené su majestad.- pronto se le pasará. Besé a Adam con un poco más de salvajismo y me alejé antes de dar todo un espectáculo en frente de mis soldados.

- Llegaré a casa en cuanto termine.- ellos solo movieron la cabeza y esperaron que me fuera. Lo último que vi fueron las sonrisas de mis hombres y a Adam moviendo la mano despidiéndose y fumando un cigarrillo.

La lujuria de la reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora