Capítulo 9

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Necesito una taza de té de inmediato.

Está situación es demasiado estresante. A veces no entiendo a mis hermanos, tienen muchos siglos de vida y aún así se comportan como niños caprichosos.

- Vayan a bañarse,- les ordené con voz firme-¡ahora!

- Pero hermana, podemos aprovechar nuestra apariencia para hacer algunas bromas a los novatos- Abdel solo piensa en molestar a los nuevos.

- A demás de que también servirá para ponerlos a prueba, solo piénsalo un momento, no es tan mala idea- no entiendo porqué Volker casi siempre apoya los planes malévolos de Gael.

- No sean tan despiadados con los muchachos- me di la vuelta y caminé directo a mi alcoba a darme un buen baño.

Estoy muy contenta de regresar con mis hermanos aunque a veces se confabulan en mi contra y como consecuencia de ello terminamos en una pelea mano a mano, ellos dos contra mí.

Mhmm, que interesante.

- Creo que necesitaran otro plan para poder escaparse,- de inmediato quedan inmovilizadas con mi poder- porque eso de escabullirse pegadas a las paredes no les servirá de nada.

Ellas solo me observan con rostros llenos de pánico.

- Bueno señoritas, si me disculpan, me retiro.- las liberé de mi habilidad y seguí mi camino.

- ¡Espera!- sonreí internamente- ¿no les dirás a esos idiotas que intentamos fugarnos?¿o sí?

- De mis labios no saldrá nada. Pero les advierto que piensen mejor lo que van a hacer.- les mostré mi sonrisa más amigable.- No me sería del todo agradable tener que visitarlas a las mazmorras.

- ¿Que quieres decir exactamente con eso?- hasta que al fin hablo la chica de ojos oscuros; su voz es muy suave y tímida.

- Lo que quiero decir exactamente es que quiero que se cuiden.- que chicas más agradables- Por cierto, cualquier cosa que necesiten mi habitación es la última al final del pasillo.

El castillo se ve tal y como lo recuerdo, con sus pisos brillantes y en medio una alfombra tan larga y tan hermosa; las ventanas con cortinas gigantes abiertas solo para que la luz entre e ilumine todo a su paso, los pasillos semejantes a un laberinto y las paredes que aunque su color es algo fúnebre se sienten llenas de vida y también llenas de secretos.

Salgo de la bañera y así tal cual vine al mundo me dirijo a mi armario en busca de algo para poder cubrirme.

Escucho que tocan la puerta y doy mi autorización para que la persona que está al otro lado pase. Me sorprende el tiempo que tardaron.

- Sé que nos dijiste que tú irías pero Adam no dejaba de molestarme con que estabas tardando demasiado- había olvidado que el tiempo aquí transcurre de manera diferente que en el mundo humano.

- ¡Eh! Admito que tenía muchas ganas de verte, mi ama, pero no sólo yo estaba mal con tu ausencia, el pulgoso que tengo al lado estaba que se subía en las paredes y eso solo lo hacen los vampiros- Marcus solo se puso serio y algo enojado al ver a Adam reírse de él sin control.

Sonreí con maldad- ¿Es eso cierto, Marcus?¿Me extrañaste?- mi voz salió en un tono demandante pero al mismo tiempo sensual- Porque si es así déjame mimarte un poco.

Adam ya había dejado su ataque de risa sino que tenía una mirada salvaje mientras que Marcus tenía una sonrisa ladina en su bello rostro.

- Si, mi señora- pronunció en un susurro- la he extrañado demasiado.

- Yo también te extrañé mucho Agatha, incluso más que mi compañero aquí presente.- su voz se escuchó más ronca de lo normal.- Estoy ansioso por probar tu fruto prohibido.

Solo las paredes fueron testigos de lo que sucedió y fue mejor así, porque los secretos mejor guardados son los que nunca se mencionan.










La lujuria de la reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora