Capítulo veintitrés.
Lucía;
Estaba mirando a través del gran ventanal que había en el departamento donde vivíamos. Donde seguía secuestrada. Estaba sola. Al parecer él se había ido hace rato. ¿A dónde iba todos los días?, ya se lo iba a preguntar. Esta mañana había amanecido de otra forma. Más feliz. Sin ganas de pelear. Era otra, definitivamente.
Con sólo ponerme a pensar como había sido la noche... con sólo pensar como Valentín me había tratado. Mi piel se erizaba por completo. Había sido diferente de la primera vez que habíamos cojido. Lo había sentido más dulce. Como si no viniera de él, o si viniera de un Valentín que sólo yo podía llegar a conocer. ¿Era posible?, ¿o lo estaba imaginando?. Mierda. Todo esto me hacía estremecer el estómago, ponerme la piel de gallina, tan solo pensar que Valen podría... sentir algo más...
Alguien golpeó la puerta del departamento con fuerza.
- ¡Abrí la puerta! - Gritaron desde afuera. Mi sangre se heló. - Es la policía, ¡abrí la puerta o la tiramos abajo! - Volvieron a gritar. Mis ojos se abrieron, quedé atónita. Tragué saliva.
¿Quién iba a decirlo? Hace un tiempo moría por irme de acá, porque me encontraran, por no volverlo a ver nunca más. Y ahora, deseaba todo lo contrario.
El policía empezó a golpear nuevamente. Dos. Tres. Cuatro veces. La madera maciza de esta empezó a quebrarse al medio. De pronto, yo ya no estaba sola en el departamento, sino que diez hombres con armas en los hombros me estaban apuntando a la cara.
- Lucía... - Susurró uno de los policías. Al parecer, quien llevaba a cargo el caso de su búsqueda. - No te muevas.
- No hay nadie acá. - Murmuré. Y agradecí muchísimo que Valentín no estuviera en este momento.
- ¿Dónde está Oliva? - Preguntó el oficial. Los otros policías bajaron la guardia al darse cuenta que él no estaba conmigo.
- No sé... yo... no sé nada de él. - Insistí. Y no les pensaba decir nada más. No lo mandaría al frente. Jamás. No después de lo que habíamos pasado. De tantas cosas por más chiquitas que hayan sido, para mi eran especiales.
- ¿No vas a decir nada? - Volvió a preguntar el estúpido policía. - Linda, nosotros somos los buenos, no te vamos a hacer nada. Te vamos a ayudar. No sabes lo preocupada que está toda tu familia por vos... ¿pensaste en eso?
- Yo no sé nada de Valentín. - Lo miré a los ojos. El milico comenzaba a enojarse. Hizo unas cuantas señales a los demás policías, estos se posicionaron estratégicamente en la ventana y otros en la puerta.
- ¿Lo vas a defender, Lucía?, ¿vas a defender a este hijo de puta que te secuestró hace más de un mes... y que planea matarte?
Guardé silencio. 《No, Lucía. Vos confías en el. Vos confías en Valentín.》- pensé internamente con los ojos aguados.
- Bue, creo que este tipo fue inteligente esta vez. - El milico lanzó un comentario al aire. - Tanto que hasta llegaste a creerle. - Ahora, de nuevo, se dirigió a mi.
Una pequeña oleada de tensión pasó por mi cuerpo. Este milico parecía conocer a Valentín de una manera increíble.
- Ta bien, no me vas a decir donde encontrarlo..
- No sé dónde está.
- Sisi, claro. - Me miró mal. Está bien. No va a colaborar. Pero al menos se va a enterar quién es Valentín Oliva. Quién es el hombre del que se había enamorado. - Vamos a hablar. Y después de esto, me vas a decir si seguís confiando en él o no.
**
Tenía los ojos humedecidos. Mi corazón estaba decepcionado. Quería gritar. Me sentía una completa estúpida. Una más del montón. Otra secuestrada que Valentín había enamorado. Que había hecho perder la cabeza y que finalmente había terminado muerta en algún rincón del mundo. Olvidada. ¿Eso era lo que de verdad significaba para él?, ¿una más? No. No. MIERDA. En cualquier momento sabía que que me iba a poner a llorar y no podría parar.
El milico me mostró otra foto. Una foto más. Otra secuestrada. Otra historia. Otra aventura.
- Basta. - Le indiqué con un hilo de voz. A punto de volver a llorar, con un inmenso nudo en la garganta. - Ya entendí, basta. No me interesa a quién más haya matado Valentín, me da igual. Les juro que yo no sé dónde puede estar en este momento.
- Y nosotros confiamos en vos. - El oficial intentó acercarse a mi. - Lo vamos a encontrar de todas formas.
"Te odio". Recordé esas palabras en mi mente. Cuánto me hubiera gustado sentir eso en este mismo momento. Odiarlo... odiarlo muchísimo, para así olvidarlo más rápido. ¿Cómo mierda fui tan idiota para enamorarme de él? Sí, enamorarme. Porque ahora era cuando me daba cuenta. Estaba totalmente enamorada de Valentín.
**
Valentín;
Corrí hasta el edificio. Se me había hecho tarde. Lucía seguro ya estaba despierta, con ganas de desayunar, con ganas de verme. "¿De verme?", reí solo en el medio de la calle. "¿Me había extrañado?", seguramente sí. 《Ya mismo llego bonita.》- Susurré en mi mente. Quería decírselo todo.
Quise doblar en la esquina para llegar a mi viejo departamento, entonces fue cuando divisé que toda la esquina estaba llena de patrulleros. Gente en el piso de mi departamento siendo interrogada. Algo que yo reconocería en todas partes.
Mierda. Pensé. Me desvié de camino. Me habían encontrado. Habían encontrado el paradero de Lucía y el mío.
La puta madre. LUCÍA. Estaba ahí adentro.
Y ahí me di cuenta que sólo tenía dos opciones. Seguir y desaparecer con la guita de ella, o quedarme. Quedarme y no permitir que nadie me quitara a Lucía.
《Dale boludo pensa algo, pensa... no la dejes ahí. Vos la amas.》- Habló mi mente sin permiso.
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Quiero dedicarle este capitulo y los que vienen a ElQuinto_fic que desde el primer día me banca, me apoya y me tira la mejor vibra del mundo, y de paso vayan a leer sus historias que están buenardas, gracias x leer, sin ustedes yo no podría estar haciendo esto 😔
Si quiere que siga ya saben, comenten y déjenme una ⭐, AMO leer todo lo que me dicen 😍