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Jimin

El golpe en su puerta pasó de suave llamada a agresiva patada.
Era inútil; él tendría que responder. Tiró de la puerta con tanta fuerza que los dos chicos apoyados contra ella cayeron. Era Liam y Zeph, pero sobre todo Liam.

-¿Qué?-Jimin miró furioso, pero ya su resolución era vacilante.

Después de todo, no tenía mucho trabajo que hacer. No es como si
tuviera alguna razón por la que no pudiera salir.

-Por el amor de Dios, Jimin. ¿Estás sordo? Vamos, hombre, vamos al bar. Has sido un jodido aburrido últimamente.

-No, n-no puedo. Tengo que terminar el ensayo esta semana- protestó débilmente, saboreando la cerveza y sintiéndose caliente como el infierno... notando los ajustados jeans de Liam...

-J-jimin. ¿Vienes sólo por una?- Liam sonrió con ojos tímidos a través de un largo fleco marrón. Él era justo el tipo de Jimin. Al menos, solía serlo.

-Oh, está bien entonces- él le devolvió la sonrisa fácilmente. -¿Nos vemos allí?

Al minuto que se fueron, ansiosas picaduras de culpa corrieron arriba y abajo de sus brazos y piernas, pero ¿por qué no debería ir? La semana pasada, había ofrecido dos días más en el refugio. ¿Sin duda se merecía algo de diversión?

-De acuerdo, me tomaré una- razonó, mirando a través de su rebosante armario por una camiseta fresca. -Una copa, entonces volveré y empezaré a trabajar. Una no va a doler.

Se puso la camiseta y se admiró en el espejo. No importaba, porque fácilmente sería el tipo más guapo en el bar, incluso si usara una bolsa negra.

Volvió a mirar el montón de trabajo que había descuidado, pero lo que hizo fue golpear la puerta con tanta fuerza que casi olvidó el sordo dolor en la boca de su estómago.

Casi.

El bar estaba lleno, aunque era un martes por la noche. Él saludó
alegremente a las muchas personas que se apresuraron a arrojársele,
deseando tener un escudo invisible para mantenerlas alejadas. Sólo había una persona a la que él quería aferrada a su brazo, y él nunca vendría aquí.

Se frotó la frente.

-¡Jimin, viniste! ¿Qué puedo conseguirte?- Era Liam, apartándose
el cabello de los ojos y sonrojándose.

-No, está bien. Conseguiré la mía.

Pero, por supuesto, Jimin terminó comprando bebidas para todos y gastando una fortuna. No le importó, pero cuando entregó los billetes, una punzada le atravesó mientras recordaba a Yoongi diciendo cuánto dinero pagaba en Citywise. Era menos que esta ronda de bebidas.

No iba a pensar en nada de eso. ¿Por qué lo haría? Cuando tenía a todos estos tipos que lo rodeaban, hablando de quién podía beber más, del poco trabajo que habían hecho, de lo aburrido que parecía todo...

-¿Jimin?- Liam se inclinó y tomó el brazo de Jimin.

-Lo siento. ¿Qué?

-¿Quieres ir a algún lugar... más tranquilo?

Jimin lo miró fijamente y se frotó la frente.

-Uh, terminaré mi bebida.

Sus amigos todos parecían estar borrachos, y probablemente era muy
divertido para ellos. Claro, él podía ver eso, pero ¿por qué todos ellos tenían que seguir respirando horrible aliento en él y derramando sus bebidas?

Sonrió lánguidamente a los estúpidos chistes y comenzó a enojarse consigo mismo.

¿Qué diablos le pasaba? Este era su bar favorito, había un chico simplemente pidiéndolo, y aquí estaba Jimin, mirando por la ventana
pensando en jodido origami, cabello verde y reclamo de beneficios.

La invasión de JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora