C a p í t u l o 10

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Marzo 26, 2021

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Marzo 26, 2021.
California, Estados Unidos.

Los días se fueron demasiado rápido, tanto que parecía que se los había llevado el viento. La familiaridad de Noah con sus nuevos amigos en su nueva ciudad era cada vez mayor. Desde aquel incidente en las carreras ilegales, los chicos no habían dejado de esforzarse en volver a ganarse a sus amigas otra vez, y sobre todo, no habían dejado de intentar arreglar las cosas con Matthew, pues fue complicado que dejara a Daniela volver a acercarse a ellos, no obstante, después de muchas tardes de diálogo, las cosas volvieron a marchar con normalidad. Pero al igual que todo, la calma no dura para siempre. Muchas veces los disturbios no vienen solo de una manera física, llena de adrenalina, discusiones y dolor; a veces eran bajones emocionales, y tormentas dentro de la mente de las personas que hacían de todo una tortura. También, no solía ser algo muy prolongado, pero había ocasiones que sí, sin embargo, no siempre se sabía con certeza la duración que tendría.

Eran casi las tres de la mañana de un viernes 26 de marzo, y fue justo hace tres años que el infierno de Noah había comenzado. Hace tres años, cerca de esta hora, fue que su hogar se comenzó a incendiar, y ella por no estar consciente en ese momento, no logró salvar a su madre. Si tan solo hubiera reaccionado un par de minutos o hasta segundos antes, las dos se habrían logrado mantener con vida. Lo que sucedió ese día siempre será un enigma sin resolver, tanto para ella, como para la policía. Nunca se encontró al culpable de provocar esa llamarada, y también nunca se supo cómo es que tardaron tanto en despertar. Tal vez el humo las estaba asfixiando y la falta de oxígeno no logró hacerlas despertarse antes, pero la alarma de incendio era algo que aun estando profundamente dormida, no se podía ignorar.

La menor se envolvió en una manta ligera, solo para no estar tan descubierta, y salió de su habitación intentando hacer el menor ruido posible, pues detrás de una de las puertas se encontraba Caleb pasando su momento de soledad. Era el único día en el que no importaba qué sucediera, no salía de casa, ni siquiera de su habitación. Caminó a un paso lento, reviviendo en su mente aquella noche que la desgració. En cada respiración se encontraba un recuerdo. Los vivos gritos de su madre. El tronido de la madera siendo consumida por el fuego. El calor intenso de las llamas a su alrededor. La falta de oxígeno. Y el abrumo en su mente que le impidió pensar en una solución. Dicen que por amor uno es capaz de hacerlo todo, llegando un punto en el que se deja de lado la racionalidad. Ella no podía creer que aun siendo tan lista, no había sido suficiente para sacar también a su mamá. Después de eso, se había dado cuenta de que sí pudo haber sido posible, que sí había existido una manera de salvar la vida de ambas, pero de alguna inexplicable manera eso no sucedió, y la peor parte es que ni siquiera encontraron rastros de su madre. Era como si se hubiese hecho polvo en un segundo, o como si nunca hubiese estado ahí.

Dejó su pent-house y subió hasta la azotea del edificio, siendo cubierta por un gran manto de estrellas, el cual podía divisarse bien gracias a la altura y la falta de iluminación en el lugar. El aire que corría era fresco, pero no frío como aquellos vientos que había en Minnesota. Este año se la estaba pasando tan distinto a los años anteriores, pues solía estar acompañada desde un día antes, Joe y Anne se encargaban de sostenerla, y no dejar que se derrumbara por completo, muy contrario a lo que es ahora, ya que no había nada, ni nadie a su lado. En parte, quería culpar a Caleb de eso, pues fue él quien la trajo a esta nueva ciudad sin su consentimiento, y la alejó de aquellos que realmente la apoyaban en estos momentos, pero también sabía que en parte era culpa suya. A pesar de haberle dicho a las chicas lo que había pasado, nunca se volvió a tocar el tema, y habían ciertos datos de ella que no sabían, como que el día de hoy era su cumpleaños, y de que también en esa fecha había ocurrido el incendio que les mencionó. Era consciente de que pudo haberles dicho, y no dudaba en que la habrían acompañado, pero prefirió callar.

Proyecto Matthew (Parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora