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🌊

Sus pies se movían lentos, cabeza gacha, postura desganada. Garganta seca.
Por todos los santos, no quería estar allí. Lo odiaba. Las miradas, los murmullos.
Era horrible. No le importaba si eran positivos o no, mientras sean sobre su persona, no los quería.

Se escondía todo lo que podía entre las telas. Manos frías, perdiendo sentimiento, perdiendo tacto.
¿Había sido hecho de un molde roto..?
No. Fue roto con el tiempo.

Shaz.

Su corazón dio un brinco.

Porque lo vio.
A él.

Parado un par de taquillas más allá, diferenció su pequeña figura entre las de los demás.
De baja estatura, facciones masculinas, pero delicadas.
Cabello corto y rapado, tez pálida.
Y sus ojos, avellana. Dulces como la miel. Desprendían tanto cariño, tanto amor. Y aún así, su semblante cortaba como la cuchilla más afilada.
Habían bolsas rojas debajo de ese bosque otoñal inexplorado.

..Continuó caminando luego de hacer el cambio de libros. No quería seguir allí.
Porque dolía. Dolía tanto.
El amor verdadero es falso y el destino engañoso, doloroso.

Cruel. Cruel, cruel vida.

Cuando se estaba yendo, sintió una mano en su hombro.






— Hey, un segundo. Mi nombre es Frank. Creo que compartimos la siguiente clase, necesito un compañero. ¿Quieres ser el mío? —


Quería ser todo suyo.

Pero que tortuosa situación.

3:33, Ocean Eyes - [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora