12. Despedidas

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Al cerrar la puerta con cuidado y darse la vuelta se quedó sin aire. Nunca había visto nada tan perfecto como la mujer que estaba frente a él, con un conjunto de encaje blanco de sujetador y tanga. Su erección ya dolía en sus pantalones. Hermione se acercó a él y lo obligó a seguirla hasta la cama. Draco se dejaba hacer, normalmente era él quien llevaba la iniciativa, pero ella lo había dejado anonadado solo con quitarse la ropa.
Lo sentó en la cama y ella se sentó encima con una pierna a cada lado de su cuerpo. Lentamente comenzó a desabrochar la camisa de su novio, admirando la perfección de su cuerpo. Al llegar al último botón, rozó accidentalmente el bulto bajo los pantalones de Draco, lo que hizo que este reaccionase. Se abalanzó a los labios de su chica y empezó a besarla con pasión. Se levantó con ella en brazos y se dió la vuelta, acostando con suavidad a Hermione sobre la cama sin separar sus labios. Las manos de Draco acariciaban el cuerpo de aquella diosa con maestría, erizando la piel de la zona que pasaba. Hermione no sabía en que momento le había desabrochado el sujetador, sentía como lo deslizaba por su brazos, dejando sus pechos al descubierto. Draco dejó sus labios para deslizarse por su cuello susurrando lo perfecta que era y repartiendo besos hasta llegar a sus pechos. Acarició un pezón con la lengua y seguidamente lo chupó y lo mordisqueó llevando al éxtasis a la castaña, que se removía desesperada al sentir tanto placer. No pudiendo estar quieta puso sus manos sobre la cabeza del rubio, presionando levemente para que no parase
Draco cambió de pecho al mismo tiempo que su mano se deslizaba al interior del tanga de la chica, accediendo así a aquella zona que nadie había llegado aún. Hermione dió un respingo al sentir el tacto sobre su pubis y su excitación aumentó ante tales caricias.

A Draco le ardía la entrepierna, gritaba por ser liberada y entrar en la chica, pero él sabía que debía ser cuidadoso, era su primera vez y quería que ella disfrutase al máximo. Analizando ese pensamiento, también era la primera vez que a Draco le importaba más la satisfacción de la chica que la suya propia, lo que demostraba que la amaba. Si, eso era, no estaba teniendo sexo, estaba haciendo el amor.

Con mucho cuidado introdujo un dedo en el interior de ella. Hermione gimió y el rubio se sintió complacido. Dejo sus pechos para volver a sus labios. Sus lenguas luchaban ansiosas, pidiendo más de la otra. Al subir Draco hasta sus labios Hermione tubo acceso al botón de sus pantalones, así que sin dudarlo lo desabrochó y bajó la cremallera. Draco sin separar sus labios, elevó sus caderas para facilitar que se los quitase, dejando a la vista unos boxers negros que dejaban ver el gran bulto que tenía. Draco introdujo otro dedo, mientras que con el pulgar acariciaba el clítoris de Hermione, la cual gemía a medida que sentía como su interior explotaba con esa nueva experiencia. Instintivamente movió sus caderas al compás de los dedos de Draco y tras un par de minutos experimentó su primer orgasmo. Draco la miró con una sonrisa de satisfacción.

-Oh! Mi estrella, estas muy caliente, creo que ya estas preparada. ¿Estas segura de esto?

- Segurisima!! Ni se te ocurra parar ahora y dejarme asi!! Quiero tenerte dentro ya!!- dijo un tanto desesperada.

Draco le quitó el tanga, deslizandolo por sus piernas mientras las acariciaba. Se puso de pie y se bajó el boxer, liberando así su bien dotado miembro. Hermione jadeó al ver el tamaño de aquello y se mordió el labio nerviosa.

- Tranquila, iré despacio, si te duele dilo y pararé.- la tranquilizó Draco.

Ella asintió y seguidamente el se situó encima de ella, sin descargar su peso. Hermione notó como el glande de Draco rozaba su entrada y un escalofrío recorrió su cuerpo. Poco a poco el rubio introdujo su polla en aquel cavidad chorreosa. Tenía que hacer un gran esfuerzo para no entrar de golpe, pues estaba súper caliente y ella le apretaba mucho. Si se dejaba llevar no llegaría a meterla entera, se correria ahora mismo.

Hermione notaba la intromisión y tenía sensaciones encontradas, por un lado sentía molestia por la invasión de su cuerpo, pero por otro lado la excitación que sentía la hacía desear tenerla dentro entera.

- Metela ya! Hasta el fondo- dijo elevando sus caderas, haciendo así que entrara toda, Draco se mantuvo quieto ahí dentro esperando la reacción de su novia. Ella sintió un pinchazo al romperse su himen, pero era más el placer que el dolor, por lo que empezó a mover sus caderas chocando con las de su novio. Al ver que ella empezó a moverse él reaccionó y comenzó a moverse lentamente, cubriendo de besos cada parte del cuerpo de la chica que tenia a su alcance.

- Joder, Hermione! Estoy tocando el cielo- gruñó.

- Mmmm, yo ya me he instalado ahí , esto es lo mejor que he sentido en mi vidaaaaah! Sigue Draco, no pares!!

Al oir esas palabras Draco aceleró sus movimientos. Sentía como Hermione estaba a punto de correrse de nuevo y él quería hacerlo con ella. Tras un par de minutos de apasionados movimientos ambos se corrieron juntos gritando cada uno el nombre del otro. Draco se dejó caer suavemente sobre Hermione, dándole un tierno beso en los labios.

- Gracias mi estrella, ha sido la mejor noche de mi vida.- dijo Draco.

- Seguro que habrás tenido de mejores, has estado con muchas chicas y ellas tenían más experiencia...

- No digas tonterías, tú me has dado algo que ninguna otra ha podido ni podrá darme, la capacidad de amar. Y te aseguro que hacer el amor no es comparable con el sexo por muy bueno que sea.

- Ppp, pero Draco, ¿Que quieres decir?

- ¿Y tú eres la inteligente? Que te amo, te amo como a nadie he podido ni podre amar jamás.- y besó sus labios.

-Yo también te amo Draco!!! - Y se besaron demostrando todo el amor que se tenían.

Así abrazados les venció el sueño sin que una sonrisa dejase de adornar sus caras.

En la otra habitación de esa torre dos experimentados amantes seguían disfrutando el uno del otro y de no ser porque habían aplicado un muffliato en la habitación posiblemente nadie hubiese conciliado el sueño en esa torre.

Bajando a las mazmorras Ginny dormía por primera vez en brazos de un moreno que la miraba admitiendo para si mismo algo que le costaba creer.

- Maldita sea, ¿Que me has hecho pelirroja? Eres todo los que busco en una mujer. Guapa, con carácter, valiente y una verdadera leona en la cama!!! Has redimido al rey de los promiscuos, Blaise Zabini y temo perderte si no te lo digo pronto. Hasta hoy solo habían sido tórridos y muuuy placenteros encuentros sexuales, pero hoy, al poder quedarme contigo y dormir juntos abrazados me ha hecho darme cuenta de que ya solo quiero estar contigo.- dijo mientras acariciaba su mejilla con un dedo.

" Yo también, Blaise, yo también me he dado cuenta de que sólo existes tú para mi" pensó la pelirroja que él creia dormida.

Así, cada cual o durmiendo placenteramente al admitir sus sentimientos o con sus desvelos al dejar fluir su pasión recibieron la mañana del día en que partirían hacia la aventura que podría cambiar la vida de dos de ellos.

- Buenos días mi estrella. Es hora de levantarse o perderemos el tren.- susurró Draco en el oido de Hermione.- Voy a darme una ducha.

Se levantó desnudo y se dirigió al baño. Hermione pudo apreciar ese cuerpo en todo su esplendor. Sin duda estos días lejos de él iban a ser muy duros.

Draco se puso bajo la ducha, con agua fría, pues su amigo había reaccionado con la típica erección matutina, acrecentado por aquel cuerpo desnudo que lo había acompañado toda la noche. No podia sucumbir ahora a sus encantos porque si así fuera perderían el tren seguro, pues no la dejaría salir de esa cama por horas.

Al salir del baño ella ya se había levantado, se acercó a el y le susurró en el oido,

- Ahora me toca a mi.

Él la observó mientras se dirigía al baño tapada únicamente por una sabana envuelta en ella y mentalmente rememoró todo lo acontecido la noche anterior. De repente se dió cuenta de algo.

- ¿Cómo he podido ser tan estúpido? ¿Cómo perdí el control de esa manera?- y se sentó en la cama aun desnudo y cubierto sólo con la toalla que tenía anudada a su cintura, con la cabeza apoyada en sus manos.

Restaurando recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora