Restaurando recuerdos

23. Aliados

Los Malfoy aceptaron ayudar a los Nott en cuanto les explicaron el plan, los Weasley también y la señora Greengrass. Era la víspera de Navidad y estaban todos en la mansión Nott, ultimando los detalles del plan que había elaborado Devin junto al ministro y el cuerpo de aurores. Al principio su idea era esperar que los muchachos volviesen a Howarts, pero era cierto que lo que propuso el ministro era mas rápido y más seguro, aunque para ello los chicos fuesen imprescindibles. Si todo iba bien, el día 2 de Enero por fin Cassian tendría su merecido.

Todos estaban disfrutando de la cena que habían preparado los elfos con la ayuda de Molly, que irrumpió en la cocina sin que nadie pudiese evitarlo.

Para Draco eran las Navidades perfectas, estaba prometido con la mujer que amaba y ahora mismo ella estaba sentada a su lado. La única pega era no poder gritar a los cuatro vientos su amor, pero eso cambiaría en tan sólo una semana. Además los señores Nott habían preparado habitaciones para todos en la mansión, así al despertar podrían intercambiar sus regalos. A él le había tocado dormir con Blaise y a Hermione con Ginny, pero el moreno ya le había dicho que él y la pelirroja llevaban intención de dormir juntos, así que Draco se cambiaría por la chica Weasley cuando todos durmieran.

Después de una intensa noche de sexo Hermione despertó desnuda en brazos de Draco. Se removió un poco y despertó al chico.

- Feliz Navidad estrella mia!!- dijo el rubio con la voz ronca dándole un beso en la boca. La mano del chico acariciaba uno de sus pechos y la otra se dirigia hacia su vagina.

- Feliz Navidad amor!!- contestó sobre sus labios dejando escapar un jadeo al notar los dedos del rubio avanzar hacia su clítoris.

Ella buscó la entrepierna del muchacho y se encontró con el soldadito dispuesto a dar guerra.

Se acariciaron mutuamente, aumentando la intensidad a cada momento, pero se asustaron al oir gritos en los pasillos que los hizo parar.

- Ya es Navidad!!! Quero legalos!!

- Nora! -dijo en un suspiro Hermione- será mejor que salga o entrará ella- se levantó y rápidamente se puso su pijama. En su familia era tradición abrir los regalos navideños en pijama.- Vístete, te espero abajo- y se despidió con un beso.

Nora corría por el pasillo gritando para despertar a todos, Hermione la cogió en brazos y la llevó abajo.

- Vamos pequeña, iremos a abrir tus regalos.

Al bajar ya estaban allí todos los adultos. Poco después bajaron los jóvenes que habían despertado gracias a Nora. Draco había tenido que darse una ducha muy fria y aún así se tuvo que aliviar él solo.

Abrieron los regalos y desayunaron entre risas, pues no faltaron bromas por parte de los gemelos Weasley, y muchos agradecimientos.

- Hermione,¿me acompañas? Quiero enseñarte algo.- preguntó Draco.

- Claro, contigo al fin del mundo- y se encaminaron a la biblioteca.

- Toma, quería dártelo en privado- le tendió una caja de joyeria.

Hermione la abrió y vio la pulsera que el rubio había comprado en el callejón Diagon.

- Draco, es preciosa...

- Y mágica, al dártela con verdadero amor sólo tú o yo  podremos quitártela. Si no es así nada podrá separarla de tu muñeca, solo el hecho de que dejase de amarte, lo cual es imposible. Además te protegerá contra hechizos de ataque, estos te afectaran más levemente. El brazalete canaliza el amor que yo siento por ti y te protege. ¿Te la pondrás?

- Claro que si amor, me encanta.- se puso la pulsera y le dió un apasionado beso. Sus manos empezaron a acariciar la espalda de su novio.

- Estrella mia, o salimos de aquí ya o corremos el riesgo de que tu padre me asesine por propasarme con su niñita... - dijo Draco sin separar del todo sus labios.