Guardián.

225 25 11
                                    

Capítulo veintiocho: Guardián.

 

BLUE.

 

El estómago se me revuelve  con inquietud y mis ojos revolotean mientras trato de abrirlos. Me siento inquieta y alerta, aunque no logro comprender del todo por qué.

Sé que algo malo pasó pero ahora mismo no logro recordar qué fue. El entumecimiento de mi cuerpo ocupa casi toda mi concentración, la otra la invierto en tratar de abrir mis ojos. En cuanto lo hago, la oscuridad absoluta me envuelve. Parpadeo para tratar de acostumbrarme a la oscuridad, pero realmente no hay mucha diferencia. Donde sea que estoy esta oscuro y solitario. El olor a humedad, barro y, lo que distingo como sangre en descomposición, llega a mis fosas nasales, ocasionando que apriete mis labios y frunza la nariz con gesto de desagrado.

¿Qué diablos huele tan mal?.

Intento ponerme de pie pero inmediatamente me doy de bruces contra el suelo, confundida tiro de mis brazos y es sólo ahí cuando el entendimiento me golpea con brutalidad. Estoy atada. Estoy jodidamente atada. El nudo en mis muñecas y tobillos está tan apretado que estoy segura que está a nada de cortar mi circulación. Inmediatamente me pongo inquieta y más nerviosa que nunca. Me exprimo el cerebro para tratar de recordar qué diablos paso y cómo es que llegué aquí.

Recuerdo estar saliendo de la universidad para ir a casa, se supone que Abraham iba a ir por mi pero le surgió algo y no pudo, entonces tuve que volver sola. Me vi a mí misma caminando por las solitarias calles y tomando un atajo -el cual rara vez tomaba- para llegar a casa más rápido y ponerme a estudiar para mi próximo examen, pero de repente sentí como mi cuerpo era arrojado con violencia hacia el suelo. La persona que me atacó, una chica para ser más específicos, lucia bastante divertida al momento de ver mi cara. No la recuerdo con claridad pero si recuerdo sus movimientos, golpeaba fuerte y era ágil, lo que significaba que no era la primera vez que hacía algo como aquello. También recuerdo que traté de defenderme y la golpee también, creí que podía liberarme hasta que, de repente, alguien más apareció. Esta vez era un hombre, no le vi la cara porque la llevaba cubierta con una especie de barbijo, pero recuerdo perfectamente su contextura grande y ojos oscuros, parecía aún más divertido que la chica anterior al verme en esa situación. Ni por un segundo creí que iba a ayudarme, sabía que tenia que salir huyendo de allí antes de que ellos me atrapasen, pero de pronto todo se puso borroso. No recuerdo nada más.

No sé cómo llegué a este lugar. No sé dónde estoy, pero si sé que si no hago algo para salir de aquí, lo que sea, será mi fin.

Intento acostumbrarme a la penumbra de este lugar que huele horrible mientras escaneo todo a mi alrededor, intentando escuchar algo. El lugar donde estoy, sea cual sea, se encuentra silencioso, demasiado silencioso, y no parece haber nadie al rededor. Lo que quiere decir que sea quién sea que me ha traído aquí ya no está, y que posiblemente esté en un lugar aislado. Esa idea me pone los pelos de punta, ¿cómo diablos voy a hacer para volver a casa si ni siquiera sé dónde estoy?. Pero no dejo que mis pensamientos me atormenten, no por ahora al menos. Así que, a pesar de que estoy comenzando a asustarme demasiado, intento sentarme para ver si puedo lograr, de alguna manera, desatarme. Pongo ambas de mis manos en el suelo y me impulso con todas mis fuerzas hacia arriba, el primer intento fue fallido ya que me di de bruces contra el suelo, pero pude lograrlo al segundo. Una vez que me encuentro sentada sobre el frío suelo trato de regular mis latidos, los cuales se encuentran alterados, para escuchar bien. No se escucha ningún ruido en ningún lado y eso me hace sentir ligeramente aliviada, pero sé que tengo que apurarme y desatarme de alguna manera.

CORRE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora