Un hombre de temer.

76 9 2
                                    

CAPITULO CUARENTA Y CINCO: Un hombre de temer.


BLUE.

Las cosas se estaban poniendo cada vez peor.

Una vez que me tuvieron atadita en esa maldita silla, se han ido y me han dejado sola. No sé exactamente hace cuánto estoy aquí, pero el corazón no para de martillarme contra la caja torácica, estoy segura de que algo anda mal.

Escucho risas y pisotadas al otro lado de la puerta, lo que no hace más que ponerme los pelos de punta, y los ruidos extraños que se escuchaban por las rendijas ahora son gritos de terror de algún otro pobre diablo como yo.

En serio, enserio estoy jodida ahora.

La puerta siendo abierta con algo de brusquedad hace que me sobresalté, entonces ese hombre de traje - el que me ha traído aquí y del cuál ni siquiera se su nombre- entra fumandose un cigarrillo con toda la calma del mundo.

___ Hola, cielo, lamento haberte echo esperar. - Sé que se está mofando de mi pero no tengo en valor de responderle, aprieto los dientes, furiosa y aterrada por partes iguales. - He tenido un día largo pero siempre voy a tener un espacio para ti, ¿vale? - Camina hasta quedar frente a mi y me mira fijamente. No puedo decir nada, ahora no luce ridículo, luce aterrador. - Oh, te han comida la lengua los ratones, cielo, ¿O por qué estás tan callada? - Una sonrisa largirucha y asquerosa se desliza en su boca, y se inclina doblando las rodillas para llegar a mi altura. Está tan cerca que el humo de su cigarrillo me entra en las fosas nasales. - Eso no es bueno, cielo, porque tengo muchas preguntas para ti y espero que todas tengan una respuesta, ¿Está claro?.

Sólo lo mire fijamente, siguiendo cada uno de sus movimientos, no puedo hacer nada más que apretar la mandíbula y rezarle a un Dios que me ha abandonado que esto acabe pronto.

Él se aleja un poco, es alto de modo que tiene que mirar hacia bajo para verme, y yo tengo que mirar hacia arriba, y sé, por muy molesto y repugnante que aquello me resulte, que le encanta eso. Que le hace sentirse poderoso, superior. Como si él fuese el cazador y yo la presa.

Aprieto aún más la mandíbula, con rabia. Yo no busque esto, ¿Por qué demonios me está pasando esto a mi?.

___ Si no comienzas a hablar ahora, cielo, tendré que ponerme violento. Y no te gustará eso. - Su voz es amenazante y hace que me tiemble todo el cuerpo.

___ No sé nada, no sé por qué demonios me has traído aquí, pero sea que lo que sea que buscas de mi, no lo tengo. No pertenezco a su mundo, no me incumban en sus mierdas. - Siseo, y a pesar de que sé que es arriesgado hablarle así, no me puedo contener. No puedo contener la rabia que crece cada vez más dentro de mi. No me merezco esto, no importa quién demonios haya Sido mi padre en realidad, no merezco que esto me esté pasando a mi.

Él apreté los puños tan fuerte que creí que iba a golpearme, pero al final solo suspiro, intentando calmarse.

___ Bueno, la cosa es que, aunque no sepas nada, sigues siendo útil para mí. - Se encogió de hombros. - Así que no te vas a librar de esto tan fácil, cielo. - Estaba comenzando a odiar esa palabra, realmente a odiarla mucho. No podía creer que hace solo un día me había gustado tanto.

___ ¿Útil? ¿por qué? ¿de que te sirvo si no puedo darte información? - Hundí las cejas, mis ojos estaban fijos en él siguiendo cada uno de sus movimientos. Se movía con gracia por la habitación, luciendo hasta aburrido.

___ Resulta que tú eres la clave para mí éxito, cielo. Tu mera existencia es una molestia para mí, pero también es mi camino a la grandeza.

No entendía a qué se refería, cada vez estaba más que confundida.

CORRE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora