The Alchemist Return - 2

I: La Guardiana

Corría el año 1898 y las calles de Londres estaban tranquilas, estaba comenzando a anochecer, llovía y en el silencio sólo se oía el repiqueteo de las gotas de agua sobre el suelo y los tejados.

Yo esperaba tranquilamente resguardada a la entrada de un local que había cerrado hacía un momento, al igual que todo a lo que alcanzaba mi vista, me sacudí un poco el barro de los bajos de la falda que se me había empapado y algo cansada me apoyé contra la pared con los brazos cruzado y la mirada perdida en las oscuras calles, en lo que esperaba a que las lluvia cesase.

-Disculpe señorita, - dijo al acercarse un hombre no muy alto, de tez morena, porte elegante y cabello rizado oscuro como el carbón - ¿Es usted Cassandra? - preguntó con tono amable, mientras me acercaba su paraguas para cubrirme a mí también.

-Sí, soy yo - respondí con una falsa sonrisa - ¿Por? ¿Sucede algo?

Su sonrisa se ensanchó dándole un aire malévolo, esa sonrisa solo saben ponerla los verdaderos psicópatas, por lo que me preocupó bastante, pero traté de guardar las apariencias.

-Dime preciosa - dijo tras dar un paso más hacia mí y apoyando su mano en mi hombro - ¿Eres la nueva Guardiana de Darrington Dare? - esa pregunta me pilló por sorpresa y ya no pude contener más mi preocupación, se me erizaron los pelos.

-Yo... ¿Cómo...? ¿Qué sabes del Bibliotecario?

-Más que tú, eso seguro.

Traté de apartarme de él, quitando bruscamente su mano de mi hombro, pero él me agarró del brazo, tuve ganas de romperle las narices, pero me contuve, porque aún debía saber algo de él.

-¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? - pregunté sin más rodeos soltando e con una sacudida de su agarre.

-Me llamo Ambrose Gethic y quiero a tu Bibliotecario.

-Jamás dañará a Darrington Dare, - respondí con firmeza - por encima de mi cadáver.

En un instante saqué dos dagas que ocultaba entre mis botas y me arranqué las capas de faldas, quedándome con un cómodo pantalón que llevaba debajo, iba preparada para cualquier cosa. Una vez lista, vi como él sacaba un pequeño cuchillo, nos miramos un momento y luego saltamos el uno contra el otro, esquivando los golpes y atacando bajo la lluvia. Logré darle un corte en el hombro y una pierna, pero nada verdaderamente letal, era bastante rápido. Entonces, en un ágil movimiento se deslizó detrás mío, logré ver que tenía algo extraño en la mano, me agarró por detrás y entonces logré descubrir qué era lo que tenía en la mano, una jeringuilla que clavó en mi cuello inyectandome algo, luego volvió a separarse de mí.

-¡Maldito! - grité dándome la vuelta para tratar de atacar de nuevo.

Un fuerte mareo me hizo resbalar, me fallaron las piernas y caí de rodilla. Ambrose se me acercó y me tomó por la barbilla.