Capítulo 6

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Entre al pequeño departamento al que ahora llamaba hogar, ese olor a humedad no se dignaba en desaparecer. Ya era de noche, pero aún podía escuchar a niños jugando en el callejón de abajo y uno que otro balazo lejano. También podía distinguir la televisión del vecino. El primer ambiente que ahora era mi habitación, pero también era el living se encontraba iluminado tenuemente por la única ampolleta que servía en el lugar, pero el espacio estaba desolado. Pensé que tal vez Julia ya se había ido a trabajar, a esta hora comenzaba su primer turno de la noche cuando los clientes aún estaban sobrios y con dinero en efectivo.

Comencé a preparar mi discurso para contarle sobre el beso que le di a Marco y prepararme mentalmente sobre la cátedra que me daría. Pero en el momento que me acerque al pequeño lavadero que ocupábamos de balcón me encontré con una imagen distinta a la que esperaba. Julia con una caja de cartón de vino barato en su mano y entre sus dedos un porro. Pero eso no fue lo que me sorprendió, sino que a pesar de la marihuana en su sistema no estaba para nada feliz. Tenía lágrimas negras como tinta en sus mejillas y colillas de pitos fumados al rededor suyo en el suelo, donde estaba sentada llorando. Vestía su uniforme de trabajo, hoy le tocaba el de enfermera.

—¿Julia? ¿Qué ha pasado? —ella tenía más de un motivo para llorar, pero no era común verla en ese estado, incluso en los momentos más difíciles jamás la había visto derrumbarse.

Ni siquiera cuando todo se fue a la mierda.

—El doctor me ha dicho... Que soy estéril —me dijo sollozando, a lo que sólo atiné abrazarla hasta que se calmara.

Ambas conocíamos el motivo por el que había ocurrido esto, y no era más que un impulso más para llevar acabo el plan. Me hacía sentir una impotencia tan grande todo este tema que unas profundas ganas de ponerme a llorar me inundaron, pero esta vez tenía que ser fuerte. Por Julia.

—Todo por el estúpido aborto —susurró casi sin voz mientras yo la mecía intentando contenerla.

Julia había sido violada.

En el orfanato esto era algo común si es que no tenías nadie que te protegiera y aunque lo tuvieras a veces era imposible de evitar. En ese entonces nosotras éramos compañeras de colchón, ella tenía tan solo 3 años más que yo, pero la vida la había obligado a crecer por lo que su madurez irradiaba como un imán de problemas. Un guardia entró a nuestra habitación y antes de echarle llave, se llevó a Julia. Todas sabíamos lo que significaba eso. A veces tenían la decencia de llevárselas a otro lugar, pero muchas veces lo hacían ahí mismo en la oscuridad de la pequeña habitación y no nos quedaba otra que hacernos las dormidas, sabiendo que cualquier día podría tocarte a ti.

La mayoría habíamos sufrido algún tipo de abuso en nuestra estadía en el infierno, pero lo de Julia era algo habitual debido a su belleza y soledad. Ella prefería no resignarse, sabía que oponerse sólo traería más problemas además que había acordado quedarse callada a cambio que no nos hicieran nada a Ludovica y a mi. Ludovica tenía dos años menos que yo y era como mi hermana pequeña, siempre la intenté cuidar, pero no fue suficiente al parecer porque como tantos otros niños, misteriosamente murió, aunque nunca pudimos ni enterrar su cuerpo.

Cuando Julia quedó embarazada solo me contó a mí y yo la verdad no sabía que decirle. Ella tenía derecho a decidir qué hacer con su cuerpo, no sería la primera embarazada en el orfanato y tampoco la última. Traer un niño al mundo en las condiciones que vivíamos era casi imposible debido a la mala nutrición que teníamos, además era común que el doctor del orfanato practicara abortos clandestinos pero muchas veces terminaban en trágicas muertes. Me sentía impotente de no poder ayudar a la persona que era como mi hermana mayor en este lugar, más aún sabiendo que todo lo había hecho para protegernos. Ella no tenía la culpa de nada de lo que le estaba pasando y tampoco podíamos volver el tiempo atrás. ¿Además de sufrir un atentado contra su intimidad ella debía cargar con un bebé para que le recordara todos los días a su violador?

Julia estaba más tranquila luego de unos minutos, pero yo seguía viviendo el pasado como si el tiempo fuera un círculo de fuego. 

—Extraño mucho a Khalid —dijo luego de un rato, la miré y supo que compartíamos el dolor.

Era como una oleada de tristeza que te consumía lentamente, una agonía pacífica y amable pero irreversible. Jamás podríamos llenar el espacio que dejo en nuestras vidas, pero de alguna manera su recuerdo nos impulsaba a seguir luchando por sobrevivir y hacer justicia. Le arrebate el porro y le di una larga calada esperando que aliviara los fantasmas de pasado, pero no lo hizo.

En medio de mi confusión sobre todo lo que le estaba ocurriendo a Julia en ese entonces, me sentía culpable ya que nunca hice nada para impedir que esto pasara, aunque sabía que detener algo que era tan avasallador era casi imposible. Más aún siendo otra niña más que para ese lugar valíamos mas muertos que vivos, aunque mientras siguieran recibiendo dinero del estado para llenarse sus bolsillos todo bien. Khalid se dio cuenta que algo me ocurría y sin poder contenerme más le conté todo. El escucho pacientemente, sabía que también le dolía, pero tenía que ser fuerte, porque la quería más de lo que le gustaba.

Khalid se tuvo que controlar para no hacer una estupidez de la rabia que sentía, pero tenía más claridad que yo sobre qué era lo correcto por lo que no fue un error haberle confiado el secreto. Me dijo que me tranquilizara y que el hablaría con Julia. Ellos siempre se habían querido, habían tenido varios encuentros casuales, pero nunca nada serio. Julia luego me contó todo el chisme de lo que ocurrió con Khalid, le dijo que si ella quería tener el bebé el le ayudaría en todo; sería el padre para ese niño y si era necesario que dejara de comer para darle su comida a ella, él lo haría. Pero también le dijo que ser madre a los 16 no era fácil y que si ella decidía abortar él estaría en todo momento para apoyarla. Obviamente no podía abortar donde el médico del orfanato, el también abusaba de muchas chicas por lo que a Julia no le inspiraba confianza para confiarle su vida. Por lo que Khalid, Julia y yo juntamos nuestros ahorros y fuimos a otro lugar donde hacían abortos clandestinos, lamentablemente el lugar ni siquiera cumplía con los mínimos de salubridad y fue una experiencia traumática para Julia. Provocó daños a nivel emocional y también anatómicos, pero tampoco teníamos la opción de pagar algo de mejor calidad.

Ella decidió abortar y mi hermano la amo incondicionalmente. Fue ese amor que la mantuvo de pie hasta el final.

Porque traer un niño al Infierno no te hace más angelical.

Holaaa, bueno complementaré esto con una noticia reciente, esta es mi manera de diversificar estas noticias que la prensa quiere callar. SENAME= servicio nacional de menores.

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