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Minnie iba caminando hacia el parque donde la última vez había estado con Miyeon, iba escuchando música, tarareando un poco la letra mientras miraba el camino. No fue hasta que vio una escena incomoda que se quitó los audífonos y una enorme rabia se apodero de ella, a lo lejos había una pareja de chicas que estaban un poco acorraladas en el camino, estaban frente a un puesto de salchichas, pero un poco no más de dos metros había un señor de edad diciéndoles cosas que no hacía falta ver la cara de las muchachas para saber qué clase de cosas eran, solo bastaba ver sus caras agachadas contra el suelo. Minnie respiro aire profundamente, agregándole el hecho de que nadie se detenía a decirle algo al hombre, ni si quiera el vendedor de salchichas, o el hombre que estaba paseando a su hija, vamos, ¿si fuera tu hija no harías algo?

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Miyeon llego un poco agitada ya que se le había hecho tarde en el restaurante y no encontraba el estuche de su telescopio, al llegar a la banca no había nadie, supuso que, Minnie se le había hecho tarde también, pero no, su ansiedad la llevo a pensar que se había tardado tanto que Minnie se cansó de esperar y se fue, y ella estaría sola, sola en un parque otra vez. Entonces comenzó a temblar un poco y trato de regular su respiración debatiendo en su cabeza si debía irse o quedarse.

Mas sin embargo un toque en el hombre basto para despejar sus sentimientos, asustarse. Saltar del susto y casi caer, si no fuera por el brazo que rodeo su cintura e impidió que cayera al suelo.

—¡Ah! Tonta, me asustaste.

No se había dado cuenta que, como la otra noche, no había mucha distancia entre ellas, y Minnie solo rio viendo la cara de miedo de la mayor. Miyeon solo se alejó un poco roja, por el susto, y noto que había dos chicas al lado de Minnie. Muy pequeñas.

— Ellas son Wendy e Irene.

Las dos chicas saludaron a Miyeon y comenzaron a entablar una pequeña conversación donde contaron la gran hazaña de Minnie al defenderlas de aquel sujeto desagradable que no paraba de molestarlas, a unos pocos minutos se despidieron por que dijeron que debían ir rápido o perderían una reservación, así que se despidieron de Miyeon y le agradecieron a Minnie, mientras se iban sus manos se entrelazaron y Miyeon no pudo evitar mirarlas mientras se iban. Suponiendo que...¿Serán pareja?.

Minnie noto eso.

— Llevan seis meses de relación. — Miyeon se giró a mirarla sorprendida.

— ¿Me demore mucho? Hiciste muchas cosas mientras no estaba, las ayudaste y te contaron hasta cosas como esas.

Minnie se encogió de hombros. — Puedo hacer cosas que ni te imaginas. — Aquel tono había sonado misterioso y hasta pícaro.

— No quiero saber. — Negó Miyeon abriendo su estuche y riendo.

La noche transcurrió normal, la gente venía e iba, Minnie se aburrió tanto que se logró dormir sentada y se inclinó un poco al lado de Miyeon, recargando su cabeza con la de ella, Miyeon negó dentro de sí, su guardaespaldas se había quedado dormida, y no podía voltear a mirar como dormía por que la despertaría, pero de alguna manera se sentía acompañada y segura, sentía la leve y suave respiración de Minnie y eso, también la tranquilizaba.

Aunque ya era hora de irse, Miyeon permaneció quieta y miro al cielo, observando que, estaba tan despejado que las estrellas se permitían ver con más claridad, sonrió, era una imagen muy preciosa que tal vez, nadie podría entender lo que ella sentía cuando miraba el cielo, ni el significado que ella le había dado, solo sabía, que, desde ese amargo día, el mirar las estrellas, fue lo único que la había salvado.

Un brazo la rodeo y se posó en su hombro, Minnie había despertado y acomodado su mentón en su hombro. — Nos vemos como una pareja.

Miyeon sintió su corazón latir con fuerza al sentir el calor de la boca de Minnie en su mejilla, rápidamente se levantó abruptamente y gruño.

— Agh, deja de decir esas cosas, te quedaste dormida toda la noche.

Minnie se estiro y bostezo. — Ahhh... perdón, estaba tan emocionada que me quise controlar cerrando los ojos.

Miyeon rodo sus ojos y comenzó a guardar su telescopio. — Oum, ¿Qué comeremos hoy?

Miyeon la miro incrédula. — ¿De qué hablas? ¿Sabes la hora que es?, no hay nada abierto y tendré que caminar más para conseguir un autobús.

Minnie sonrió. — Solo bromeaba, ya pido un Uber que nos deje en casa. — Minnie saco su celular.

— Pero no tengo dinero para pagar un Uber.

— Ah no te preocupes, Mi novia no te cobra.

¿Novia?



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Guardaespaldas / Miyeon & Minnie /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora