Capítulo 8 - Plan A

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Un pobre Gabriel mareado por el alcohol e inconsciente yacía contra una pared donde su mejor amigo lo intentaba ayudar. No obstante, minutos más tarde, este vería una oportunidad y lo besaría como, aparentemente, hace mucho tiempo deseaba. Sin embargo, Aixa muy enojada aparecía en la escena.

"¿Qué está pasando aquí?", dijo Aixa detrás de Israel.

Dentro de la cabeza de Gabriel sucedían más cosas. Gracias a que él no estaba del consciente en ese instante, el demonio aprovechó esto para retomar el control de su cuerpo.

"Vaya, ya era hora de que hagas algo tan estúpido como esto para que yo pueda salir.", le dijo.

"No... Deja mi cuerpo en paz... No te acerques a mis amigos...", intentaba decirle Gabriel algo mareado.

"Esta vez es definitivo, humano tonto. El control vuelve a ser mío. Tú quédate aquí cuidando, ja...", le dijo mientras desaparecía.

Fue así entonces como el demonio se liberó de nuevo de la mente de Gabriel y despertó de aquel beso que le estaba dando Israel. Abrió los ojos y lo tomó del cuello.

"¿Qué crees que estás haciendo, sucio homosexual?", le dijo aquel ente empujándolo hacia atrás.

"Gabriel, me estás lastimando. Perdóname. Solo fue un impulso. No quise...", intentó explicarle Israel.

"Gabriel, ¿qué está sucediendo aquí?", le preguntó Aixa.

"Lo que viste, mi amor. Este tipo intentó aprovecharse de que yo me sentía mareado, pero yo me encargaré de él.", le respondió empujando de nuevo a Israel.

"A ver, ya basta. Ya te pedí disculpas. ¿Qué más quieres? ¿eh?", le gritó Israel empujándole la mano.

"Ja... Aún tienes cara para contestarme.", le respondió el demonio volviendo a empujarlo, "Dale. Si eres tan hombrecito, entonces pelea. Ah, no, es verdad. No eres hombre porque te gusta besar a tus amigos mientras ellos duermen. Eres desagradable. Aléjate de nosotros. ¿No ves que tengo novia?", le gritó a Israel.

"¿Novia? Gabriel, eso quiere decir que...", intentó decirle Aixa.

"Así es, mi amor. Quiero que seas mi novia. Quiero que seas tú la chica con la cual estoy. Y que, de una vez por todas, estos raros se den cuenta de que me gustan las mujeres y no los hombres como a ellos. Yo estoy enamorado de ti, Aixa. Por favor, sé mi novia.", le respondió el demonio.

"Oh, Gabriel. Por supuesto que quiero. Lástima que se haya dado en esta situación y bajo esta circunstancia, pero no me importa. Yo también quiero estar a tu lado, mi amor. Ya deja a Israel. Quizá solo fue un malentendido. Después de todo, él es tu mejor amigo. Ya no le hagas más pleito.", intentó persuadirlo Aixa.

"Ya está, Gabriel. Ya lo hiciste y dijiste todo. Los voy a dejar tan tranquilos como piden. Me largo de aquí. Adiós.", les dijo Israel mientras se iba con lágrimas en los ojos.

"¡Lárgate entonces! No te quiero volver a ver cerca de nosotros. Y ya no somos más amigos.", le gritó desde lejos.

En ese instante, el resto de chicos que estaban en la reunión se levantaron y acercaron tanto a Gabriel como a Israel. Intentaron preguntarles qué había sucedido, pero ninguno quiso decirles nada. Una hora después, Aixa se fue con Gabriel en el mismo taxi a casa. En el camino, empezaron a besarse dentro del transporte, y esto encendió las ganas del demonio por repetir la misma historia de hace 18 años.

"Amor, me encantan tus besos.", le dijo Aixa agitada y sonrojada.

"Y a mí me encantan los tuyos.", le dijo mientras la besaba y tocaba más, "¿Qué te parece si no vamos a tu casa y dormimos en otro lado?"

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