Capítulo 9 - Plan B

13 2 0
                                        

Gabriel esposado a la silla de la habitación acústica. Derek atento a cualquier indicación de su profesor. Ángel balanceando el péndulo en movimientos oscilantes intentando ejercer un control hipnótico sobre el ente.

"Derek, por favor, sostén su cabeza.", le solicitó Ángel.

"Ya basta, idiotas, no hay manera de que esto les funcione.", gritaba el íncubo.

"Ya deja de resistirte... Concéntrate en el movimiento del péndulo... Escucha solo mi voz... Desplaza tu existencia a la zona de aislamiento... Harás lo que te estoy diciendo... Desplaza tu existencia a la zona de aislamiento... Escucha solo mi voz... Desplaza tu existencia a la zona de aislamiento...", repetía Ángel en un intento por hipnotizarlo.

"Yo...", enmudeció el demonio mientras se sumía profundamente en el intento de Ángel.

"Profesor, creo que está funcionando.", le dijo Derek mientras soltaba la cabeza de su amigo.

"¿Gabriel? ¿Estás ahí? Si puedes escucharme, por favor di algo. Eres más fuerte que él.", intentaba comunicarse Ángel.

"Sí... profesor...", murmuró.

"Vaya, sí funcionó, profesor. Lo soltaré.", le dijo Derek.

"Espera...", lo detuvo Ángel, "¿cómo te sientes, Gabriel?"

"Bien... Mejor... Mucho mejor al confirmar que tus vanos intentos por salvar su alma jamás darán frutos, ja, ja, ja.", respondió el demonio en un tono de voz distinto y más grave.

Sus ojos se nublaron tornándose completamente blancos. Hizo temblar aquel recinto dejando atónitos a sus dos espectadores. Logró romper sus ataduras e, imposiblemente, empezó a levitar en medio de la habitación. Ángel y Derek no podían creer lo que estaban presenciando y solo atinaron a caer sentados al suelo mientras el demonio les daba un mensaje que les causó los peores escalofríos de toda su vida.

"Par de humanos imbéciles. Están jugando con fuerzas que escapan de su entendimiento. El cuerpo de este bastardo es mío y no hay nada que puedan hacer para salvarlo. Yo no soy Gabriel, mi nombre es Asmodeo, el espíritu inmundo de la lujuria."

Luego de hacer esta revelación, Ángel al fin comprendió toda la maldad de aquel ser que habitó su mente por tanto tiempo. Se les heló la sangre y no podían pronunciar palabra alguna. Asmodeo se elevó hacia la puerta y la abrió para salir de aquel lugar. No obstante, antes le dejó un mensaje a Ángel.

"No te vuelvas a cruzar en mi camino. No querrás terminar como tu madre...", le dijo y se fue.

Ángel, inmutable, solo atinó a quebrarse y recordar todas las cosas que había tenido que vivir por culpa de aquel ente, todas las personas a las cuales había perdido. Ahora todo cobraba sentido.

"Tranquilo, profesor, no llore. Lo intentamos, pero parece ser mucho más fuerte de lo que imaginamos.", intentaba Derek consolarlo.

"No, Derek, no lloro porque hayamos fracasado, sino porque recordé todo lo que ese ser infeliz me hizo vivir. Sin embargo, todo esto no hace más que incrementar mis ganas por ayudar a Gabriel. No quisiera que él, en algún momento, tenga que tomar la decisión que yo tomé hace 18 años. Sé que no lo hará. Esta vez nos tiene a nosotros, y esta vez sabemos bien a qué nos estamos enfrentando. La soberbia de ese demonio nos reveló incluso su nombre. Ahora sabremos cómo combatirlo y desterrarlo de una vez por todas.", le contestó Ángel mucho más tranquilo, "Necesitaremos ayuda más profesional."

Horas más tarde, Asmodeo, aún en el cuerpo de Gabriel, se dirigió a casa de Aixa. La llamó por el celular y ella muy emocionada accedió a salir con él. La joven lo vio por la ventana y bajó rápidamente al encuentro de su amado.

YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora