Capítulo 10 - Último sacrificio

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Un par de horas después del fallido intento por parte de Ángel y Derek para detener al demonio en el cuerpo de Gabriel, se comunicaron con un sacerdote local para preguntarle cómo destruir al ente demoniaco. No obstante, este ritual era más complicado de lo que ellos creían.

"Padre Bartolomé, muchas gracias por recibirnos.", le dijo Ángel.

"Querido Ángel, cuánto tiempo sin saber de ti. Me alegra tanto verte así de bien.", le respondió el sacerdote muy contento.

"Igualmente, Padre. Le presento a Derek, mi alumno. Tenemos algo muy importante que consultarle. Podría decirse que es una cuestión de vida o muerte.", le respondió Ángel seriamente.

"Oh... ¿De qué se trata? ¿Está todo bien contigo, hijo?", le inquirió el Padre.

"Sí, estamos bien. Sin embargo, este es un tema del pasado que debemos cerrar.", le respondió Ángel.

Tras una larga charla en la que Ángel recordaba los momentos difíciles que pasó luego de su reclusión en el centro psiquiátrico y cuánto el Padre Bartolomé lo había ayudado en esa época, finalmente le explicó el tema de Gabriel y quién era en realidad.

"Todo lo que me cuentas me parece increíble, Ángel...", le dijo el Padre, "No obstante, sé que estás diciendo la verdad. Verás, cuando uno elige el camino de volverse un sacerdote, desarrolla cierta percepción especial que le permite detectar cosas que otras personas no pueden. Leer sobre filosofía, teología, demonología, etc. hace que nuestras mentes se abran a cosas que cualquier otra persona consideraría una locura. Por eso, me asignaron a ti cuando estuviste recluido, y también por eso sé que lo que me dices no es tan descabellado como suena."

"¿Eso significa que nos ayudará, Padre?", respondió Derek emocionado.

"Eso significa que quizá sepa una que otra cosa de estos temas, pero son solo conocimientos teóricos. Nunca he hecho algo así y nunca he enfrentado tal situación.", respondió el Padre.

"Lo entiendo por completo, Padre. Sé que es una petición enorme y quizá algo riesgosa, pero también sé que usted es la única persona que podría ayudarme en estos momentos. Por eso, acudí a usted.", le respondió Ángel.

"...", quedó pensativo el Padre. "Bien, Ángel, la realidad es esta: los demonios no son seres de este mundo y, por lo tanto, no tienen una forma física; por eso, no se les puede destruir. Ahora, por lo que me indicas, lo que le sucede a tu alumno Gabriel no suena como una posesión común. El demonio simplemente ha dominado su mente como un parásito que está totalmente arraigado a su energía vital, por eso puede controlarlo como si fuera él mismo, lo cual hace más complicada su extracción."

"¿Entonces no hay manera de sacarlo del cuerpo de Gabriel?", preguntó Derek.

"Bueno... sí la hay. Si bien no se puede destruir a un demonio, lo que puede hacerse es desterrarlo a los confines del averno. Sin embargo, como ya les dije, esta no es una posesión normal, por lo que necesitaremos instrumentos especiales para hacer el ritual.", respondió el Padre.

"¿Instrumentos especiales? ¿No es suficiente una cruz, una Biblia y agua bendita?", respondió Derek escéptico.

"Derek, deja que el Padre nos explique mejor.", le dijo Ángel mientras sacaba su libreta.

"Así es. Necesitaremos elementos que representen las reliquias sagradas.", respondió el Padre.

"¿Reliquias sagradas? ¿Y esas son...?", se preguntó Derek.

"Hay diversas reliquias sagradas para la Iglesia Católica; sin embargo, para este ritual, se requieren de tres en particular. Estas son los regalos otorgados por los Reyes Magos.", respondió el Padre.

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