Estrellas rotas :Libro Uno

Caja de madera

//Buenas tardes caballeros y amazonas. Los sorprendo hoy con un capítulo un dia antes de lo previsto y este episodio va a acompañado de una aclaracion

*Este fic no seguira al pie de la letra la historia griega,tomara algunas ideas pero sera un AU

Y bueno espero les guste,a mi me gusta el yaoi pero con un poco de historia asi que este fic tendra mucho yaoi pero tambien mucho drama asi que aunque parezca que este cap no esta enlazado con la historia sera importante para el futuro.
Despues de esta larga introducción a leer y enciendan su cosmo hasta el infinito\\

Londres Inglaterra ,100 años antes de la guerra santa contra Hades (época de Seiya)

No podía llorar una vez más,las lagrimas que tenia habian sido derramadas ya. La maldición de su propia desovediencia hacia su madre la habian hecho una mujer incompleta,su interior estaba tan seco e infertil como lo estaba la tierra en los días que compartia con el dios de las tinieblas,se lo habia advertido la diosa de la cosecha con los ojos anegados en agua salada,no podria ser feliz,ese dios no le trairia mas que penas y terminaría gimiendo como las almas que recorren con pesar los terrenos de su reino. Pero nada de eso habia pasado,los ojos profundos del Dios de los muertos le habian mostrado un mundo que ella no conocía,se habian cambiado mutuo a mente,el hechizo de la justicia del dios ,su inteligencia,poder y talento la habian llevado a comer la granada sin su permiso,conocia las consecuencias,sabia que tendría que volver pero con toda la intención tomo pues las seis semillas en su lengua para tragarlas asegurando asi su permanencia con el hombre que tanto amaba.

Hades había puesto pues para ella un castillo en su reino y un jardin para que no extrañara la belleza del Olimpo,belleza que ella sabia no extrañaria pues era el Dios quien inundaba su vida de belleza con su calida presencia,nadie lo conocia mejor que ella,nadie lo habia visto leer poesia antigua o gozar de una pieza musical y ella sabia que era la unica que habia tocado su corazón pues el resto del Olimpo lo calificaba de monstruo y el no lo era ...ella sí.

Habia llenado la cabeza del Dios de ilusiones vagas,lo habia hecho comprar una cuna de evano que jamas se lleno,encendio la llama de la paternidad en el interior del Dios para luego dejarla insatisfecha,el vientre de la ninfa seguia seco,infertil,muerto...

Nada podia cambiar el hecho de que no servía como madre,como esposa o mujer .Habia pedido tantas veces a Zeus su piedad y el cielo le habia contestado con silencio,como castigo a su insensates. Hades era un Dios primordial y ella una simple y repugmante ninfa,su afan de alcanzar las estrellas fue castigado.

- No se hablara ya nada mas del asunto - le dijo su señor tomando sus manos frias entre las suyas,seguia amandola aun despues de eso y no podia estar mas agradecida con el por su piedad.

El carruaje estaba atrapado en las calles anegadas de Londres,la lluvia torrencial habia atrapado al señor del inframundo y a su esposa en una larga fila de vehiculos queriendo salir de la ciudad. Hades sin embargo no se habia desesperado a pesar del largo rato que llevaban atrapados en el espacio reducido,su mirada aguamarina se mantenia fija en el exterior donde las gotas de agua helada seguian cayendo del cielo sin piedad.Persefone no habia soltado su mano desde que salieron de su casa,queria estar de nuevo en la seguridad de su castillo,el mundo de los humanos le seguia pareciendo caótico y extraño,no gustaba de estar hay,

pero su esposo parecía estar completamente absorto en la imagen del exterior,asi que ella no pudo mas que dirigir la mirada hacia donde él.

Tres niños jugaban andrajosos bajo la lluvia,casi podia escuchar sus risas taladrar en sus oidos. Sus ropas arapientas y sucias dejaban ver sus costillas por entre los agujeros,sobre todo de el mayor que no tendria mas de 6 años de edad. Nada les interesaba en ese mundo pequeño que se habian inventado, donde el agua era un parque de diversiones solo para ellos,donde el hambre que tenian o el frio que tendrian eran pensamientos lejanos.