𝚍 𝚎 𝚗 𝚟 𝚎 𝚛.

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Daniel Ramos, Denver.

Daniel Ramos, Denver

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En medio de una discusión de pareja, teníamos que buscar a un asesino que andaba suelto por el Banco de España. Irónico, lo sé, pero los que poníamos las normas no éramos ni Denver, ni yo.

-Vamos a ver, Roma. Que a mi no me la coláis. ¿Consolabas a Río, en un sofá y descalzos? No me jodas.

-Mira, Denver, piensa lo que te de la gana, pero soy la única que puede ayudarle. Me necesita, soy la única a la que le cuenta sus cosas.

-A mi también me lo puede contar, lo que pasa es que no le sale de la punta de la polla.

Ibamos de camino al ascensor para seguir buscando por otra planta. Según nosotros, en esa no estaba Gandía.

-Es que no lo entiendes, cada vez que Río dormía tenia ataques de ansiedad, pesadillas, de todo. Sólo podía dormir sabiendo que yo estaba a su lado.

Denver giró su cabeza para mirarme, y le dio al botón del ascensor con la pistola.

-¿Has dormido con el?

-¡No! Sólo le hacía compañía.

-Más le vale, porque como ese duerma contigo me lo va a decir a mi a la cara.

La puerta del ascensor se abrió y los dos entramos, pero cuando nos quisimos dar cuenta, Gandía lanzó una granada justo antes de que la puerta se cerrara.

-¡Hay que hacer presión sobre la granada!- Avisé, mientras me quitaba el casco y el chaleco.

Denver hizo lo mismo que yo y pusimos todo sobre la granada, para después ponernos sobre ella para hacer fuerza.

Finalmente la granada explotó. Lo único que sentía era un fuerte ruido en mis oídos, y cada vez que abría los ojos, me costaba bastante mantenerlos abiertos y veía todo borroso, así que decidí dejarlos cerrados.

Al rato, la puerta se abrió. Alguien me cargó en brazos y me llevo a otro sitio corriendo. Yo pensaba que era Río, que había venido a buscarnos, pero cuando me di cuenta, Gandía me soltó en el baño. Intuitivamente, llevé mi mano al bolsillo de mi pantalón, pero no encontré ningún arma.

-No busques, bonita. Te he quitado todas las armas, no tienes con qué defenderte.

Gandía me agarró rápidamente del cuello y me lo rodeó con una cuerda, mientas que con su arma hizo un círculo en la puerta del baño. Metió mi cabeza por él, y pude ver a toda la banda, a toda menos a Nairobi, que se estaba recuperando, Denver y Río.

La Casa de Papel || One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora