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—Hija, querida, —Bam Hee seguía a su hija por el pasillo— no es tan malo, ¡tienes casi veinte!

—Madre, detén esto de una vez, —Ye Won se dio la vuelta para encarar a su madre— te dije que la próxima vez que me casara sería por mi propia elección, no por la de ustedes.

— ¡Al menos debe gustarte alguien! Me preocupa que hasta ahora no hayas experimentado el enamorarse, iré a buscar un libro, aguarda...

Bam Hee se alejó hasta ir a su habitación, Ye Won la siguió llena de curiosidad, ¿libro de qué?, se preguntó al ver como su madre buscaba entre sus cosas el dichoso libro. Hasta que levantó un libro blanco con una marca de beso en su pasta. Se lo entregó con una sonrisa.

—Lee esto, —le ordenó— solo quiero que veas cuan hermoso es el amor.

—Trataré. —Asintió su hija sin ánimos.

Ye Won volvió a su habitación con el libro en mano, no tenía pendientes ese día, así que abrió aquel misterioso libro. En sus primeras páginas estaban notas, las cuales no quiso leer, creía que eran personales de su madre y no quería meterse mucho en ello. Bien, veamos...

So Gil Ram estaba enamorada,
aquel pastór de cabellos largos le provocaba un cosquilleo en el estómago con solo ver su silueta.

— ¿Pero qué debo hacer? —la jóven hermosa se sentía vacía.

Sus padres no la comprendían, sus amigas creían que había perdido la cabeza, nadie lograba entender que estaba enamorada de aquel muchacho que paseaba con ovejas.

No se atrevía a hablar, porque, ¿quién iba a escuchar sus lamentos?

"Por favor, no te cases con esa mujer noble", era difícil para ella buscarlo y encarárlo. Tenía miedo al rechazo y las burlas. No quería arriesgarse.

El pastór no sabía que hacer, estaba enamorado de aquella hermosa doncella de piel morena, pintada al óleo con sus fuertes matices dorados, pero sus padres insistían en que se casara con aquella noble duquesa.

— ¿Pero qué debo hacer? —Le preguntaba a la luna y las estrellas, pero aquellas fieles y mudas amigas no respondían a su dolor.


Ye Won soltó una carcajada, todo aquello le resultaba extraño. Ella creía en el amor, pero no imaginaba que fuese así de difícil. Si te gusta alguien dícelo y ya, ¿para qué tantos rodeos?, ella se imaginaba que era fácil, pero era porque aún no había pasado por ello. No podía afirmar que era sencillo.

Yerin entró a la habitación haciendo que Ye Won se sobresaltara y arrojara el libro debajo de su almohada. La mayor sonrió traviesa a la vez que hacía una reverencia.

—Su alteza, —Yerin se incorporó sin borrar la dulce sonrisa— el desayuno está servido.

—Oh, claro, gracias sirvienta. —Le agradeció con una sonrisa.

Yerin estaba a punto de irse luego de una reverencia, hasta que Ye Won la detuvo haciendo un sonido con sus labios característico de ella, como si dudara de lo que había dicho.

—Señorita Jung, —Ye Won desvió la mirada a la ventana mientras giraba el dedo índice sobre su cama— de casualidad, usted... ¿lee libros?

jeanne d'Arc  ☞ sumjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora