Cosas de gatos.

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Creo que no le agrado...

Esas habían Sido las palabras de Valt, quien se encontraba en el suelo de la habitación sobando su mano la cual solo segundos antes no tenía las marcas muy visibles de rasguños.

¿Cómo es que habían llegado a eso? La respuesta es muy simple pero, comencemos desde el principio.

Desde que formalizaron su relación y dieron aviso de esta tanto a sus amigos como a sus familiares, Valt parecía vivir ahí junto con él en esa casa pues eran ya muy pocas las veces en que regresaba a su propio hogar. Y de esas veces su madre las cobraba dándole trabajos extra y que le comentaba como iban las cosas con ellos, por curiosidad más que nada, jamás había pensado que terminarían así.

La rutina de ambos no había cambiado en absoluto; Valt se quedaba en casa de Shu, mientras que los padres de este último no veían ningún problema con el chico al menos. Lo que a veces les molestaba era el gato; al final tuvieron que admitir todo lo que hicieron, incluyendo las destrucciones que Shu causó en unos cuantos días.

Más allá de condiciones y algunos reclamos, bien que mal, lograron conservar al gato. Los padres de Shu dijeron que ahora esa cosa seria como el hijo de ambos ya que la responsabilidad también caía en tanto en Shu como en Valt, y más en él por haberlo recogido.

En fin; ambos adultos se levantaban incluso más temprano que los muchachos, desayunaban en silencio para no despertarlos y se iban al trabajo, cumpliendo la espantosa rutina que debían soportar hasta su jubilación si querían el bono. Mientras tanto, Shu se despertaba al oír la puerta cerrarse, se bestia con su traje de deportes e iba a trotar disfrutando de la agradable y fresca mañana. Igualmente Valt no se despertaría hasta pasadas las diez, eso cuando no tenían escuela.

Aquel día, los horarios no fueron corrompidos o algo por el estilo. Era un día tan común para cualquiera de los dos exceptuando por el comportamiento del minino.

Por su parte este había estado teniendo algunos ataques de nerviosismo o ansiedad, sentía que algo estaba por pasar y personalmente no le agradaba tanto ese presentimiento.

—voy a salir—aviso Shu desde la entrada colocándose los zapatos.

Al oír esto el gatito se bajó desde su puesto en la ventana del hogar (dónde había estado durante prácticamente toda la mañana), corriendo lo más rápido que pudo para tirar con sus patas de la ropa del chico.

—¿Tienes hambre?—pregunto Shu, lo cual se le hacía un poco ilógico ya que acababan de comer. El gato siguió tirando de su ropa.

—¿Decías algo?—pregunto Valt saliendo de la cocina y acercándose a ellos.

—sólo que iba a salir...—respondió este regalandole una sonrisa —. Aunque no se que le pase...—esta vez se refirió al gato que con señas y maullidos le pedía que no se fuera.

—tal vez quiere que te quedes conmigo—sonrio Valt algo nervioso y ruborizado.

No era exactamente lo que el minino quería pero podía conformarse. Al menos ya no se iría. Le era fiel a los encantos de Valt y en ese momento realmente los necesitaba.

Shu soltó una risas yendo hacia donde Valt, para regalarle una abrazo. Aún les seguía avergonzando un poco repetir los besos, pero igual se conformaban con eso, no podían ir tan rápido, hace unos días solo eran amigos.

¡ᴍᴇᴏᴡ! [Shu/Valt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora