🐱🐱🐱🐱

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Deseo egoísta.


-¡Que lindo eres!

Shu suspiro por décima vez aquella mañana. En lo personal no odiaba precisamente tener a su amigo en casa, pero le gustaba que cuando le visitaba lo hacía solo para verlo a él. Ahora, su presencia se había hecho más frecuente, pero por la bola de pelos a la que hoy le estaba regalando todo su cariño, sin darse cuenta que el día anterior antes de que se fuera acabo por romper un objeto importante en la decoración de su hogar.

Sin nada, esa cosa se estaba llevando lo único que podía catalogar precisado.

Termino de hacer la limonada que le había prometido y salió de la cocina con una mueca al ver al animal de nueva cuenta sobre su sofá y a Valt en el piso regalandole caricias por detrás de las orejas y debajo de su pequeña barbilla peluda.

-aquí tienes...-le dijo y dejo la bandeja con los dos vasos sobre la mesita de centro. Se acercó al sillón y amenazó al gato con aplastarlo si no se quitaba, lo cual el felino atendió perfectamente.

-gracias Shu-respondió casi al instante regalandole también una sonrisa.

-entonces...-trato de ignorar el hecho de que por el gato, Valt casi derrama el contenido del vaso sobre la alfombra-¿Que haces aquí? Pensé que estabas castigado...

-estaba-fue el simple responder del chico-. Mi mamá dijo que podía regresar si terminaba todos los deberes y le ayudaba con la limpieza... -explico más detallado, Shu le miró en silencio.

-al menos me alegra que está vez si sabe adonde vas...-intuyo dándole algunas palmadas en la cabeza. Valt hizo un puchero y trato de quitar sus manos de ahí.

-me quedaré unos días también...- continúo, bebiendo tranquilamente del vaso. El sabor agridulce de la bebida no tardó en recorrer su cavidad bucal.

-¿Para eso la mochila?- se pregunto con cierta emoción y dió un vistazo a dónde el pesado bulto que el chico había dejado en la puerta.

-si, será toda esta semana. Debo conseguir una "nueva familia" para él-y señaló al gato que se había acurrucado junto a ellos en los cojines del mobiliario. Y luego miro a Shu con seriedad, rápidamente suplantada por la plegaria -¿De verdad no se puede quedar? Tus padres no se enojaran.

-que no estén no significa eso-le respondió soltando de nueva cuenta otro suspiro.

El gato rodó los ojos. A él realmente le empezaba a gustar ese lugar, silencioso, espacioso y muy limpio. Incluso se había acostumbrado a la aura pesada que Shu se cargaba, rápidamente, cabía mencionar.

-¿Por favor?-atinó a decir Valt, juntando sus manos.

-Valt... No lo hagas, por favor-pidió puesto, conociendolo, haría aquellos ojos de cachorro regañado a los cuales no podía negarse.

Antes de que empezará con lo que sería pronto un problema; coloco una mano sobre su cabeza revolviendo su pelo.

-te dije que no. Llevar un gato es una gran responsabilidad, de hecho, me impresiona que no esté muerto ahora.

-¡SHU! -exclamo este molesto. Solltó un golpe al pecho del chico, uno muy leve que hizo al chico reír.

Ese ambiente resultaba genial.

...

-¿Es seguro que se quede en tu casa solo? -preguntaba el menor con preocupación notoria.

-lo que me preocupa no es el gato, honestamente-suspiro el chico.

Aquella mañana la madre de Valt había llamado temprano, para preguntar por su pequeño. No eran días de vacaciones exactamente y aunque confiaba ciegamente en que Shu tendría al menor a raya, si le interesaba saber de él.

¡ᴍᴇᴏᴡ! [Shu/Valt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora