| Ocho.

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—Joder, si que estás de la mierda.

Hoseok me miraba con sorna mientras su antifaz posaba sobre su cabellera sudorosa. Luego de haber huido despavorida de aquel cuarto en llamas, me encontraba aquí, pegando mi trasero sudoroso en una de las butacas del salón, el aire frío de la madrugada y el toque casi mudo de la música llegaban a mi con cautela, afuera todo parecía menos asfixiante, suspiré. Ya había perdido la cuenta de cuántos vasos llevaba en mi organismo, pero aún así mantenía uno firme en mi mano como una viejita con su bastón.

SeokJin se acercó con el brazo rodeando a una chica cualquiera con un bonito antifaz, no me limité a detallarla puesto que no me interesaba en lo más mínimo, luego le siguieron los demás chicos. Al parecer solo Jimin y yo estábamos en el mismo charco, ya que lo sentaron junto a mi como si de un saco de papas se tratase. Aunque entre él y yo, él sin dudas se veía peor. —¿Qué haremos con los niños?—articulo Yoongi sobando con entusiasmo excesivo la cabeza de Park quien a duras penas lloriqueaba. ¿Niños? Joder si todos tenemos la misma edad.

—Yo digo que hay que irnos.—Nam observó su reloj y sin mucho animo completó—Son apenas las tres de la mañana. Todos hicieron una mueca en forma de negación. La fiesta estaba apenas en su clímax total ya que música más alcohol, más hormonas daba una clara señal de algo digno de admirar, al menos para ellos.

—Que va, yo me quedo.—agregó SeokJin feliz de la vida con su nueva-chica-de-una-noche en brazos. Los demás pensaban igual, así que ahora nos convertíamos en un estorbo, o mejor dicho: en unos niños. Jungkook apareció de la nada integrándose al grupo, ya no ocupaba su antifaz por lo que su rostro era más admirable ahora. Parecía confundido al vernos, pero rápidamente Hoseok le informó.

—Sune y Jimin se pasaron de copas.—Jeon llevó sus ojos hacía mi y me sonrío.—Alguien tiene que llevarlos pero ninguno de nosotros se quiere ir.—sinceridad ante todo, ¿Eh?

Mi intención no era arruinar el momento, así que pondría más de mi parte para no caerme en lo que restaba de la madrugada.—No importa si nos dejan aquí sentados—murmuré un poco incomoda ante la situación.—Estamos bien.

Desbordaba positivismo y alcohol hasta por los poros, pero en un santiamén Jimin vomitó echando a perder todo el teatro. Sin poder evitarlo lo miré feo. Lo adoraba pero a veces no ayudaba mucho que digamos. Todos se rieron al unisono mientras trataba a duras penas de alejarlo un poco. SeokJin y Hoseok fueron mi transporte así que si ellos no se iban yo mucho menos. Ignorando a los chicos mientras llevaba mi vista a las luces de colores dentro del lugar, pensé en Taehyung, sus palabras bailaban sobre mi cabeza dispuestas a que las viera. No estaba loca, pero podía jurar que Taehyung aún me quería, sus "No puedo dejarte ir" y "doncellas como tú" formaban una base sólida sobre mis pies. ¿Me quería o solo era venganza? quizás lo habría sabido si no me hubiese ido, pero huí por puro miedo, no quería que mis emociones se desbordaran sobre él en aquel cuarto, no era oportuno y por supuesto no era lo correcto.

—Yo puedo llevarlos—la voz de Jeon me incorporó de nuevo en la conversación, se veía un poco destruido pero aún así mejor que todos juntos.—Me interesa irme, me he aburrido de solo beber.

A tan solo segundos de terminar, Kim apareció de imprevisto entre nosotros como si lo hubiesen invocado en pleno baño escolar a las tres de la mañana.

Podía sentir como el pánico intentaba salir de mis entrañas, traté de mantenerme neutra aunque los mareos me llevaran al abismo. Ya no tenía su antifaz puesto, así que ahora era más difícil no tenerle miedo, aunque dejando eso a un lado, su rostro era simplemente perfecto. Era obvio que había escuchado nuestra conversación, desde que dijo que era inmortal y todo ese rollo de diablillo de halloween, ahora mis pruebas eran más claras y concisas. Y por supuesto, tenía que tener más cuidado.

「Hell」 ;+k. thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora