│Dos.

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El crepúsculo proclamaba el final del día soleado, la brisa se mantenía pausada y a su vez era cubierta por la sutil brisa nocturna que comenzaba a llegar para tomar su puesto. Decidí caminar y no tomar el autobús de regreso, así podría apreciar el paisaje y  pensar con serena claridad. Si bien era cierto lo que mis ojos detallaron, esa no había sido la primera vez que lo veía luego de mi coma, la última vez fue en mi cuarto ante la negrura... Chasquee la lengua al tiempo en que mi cerebro daba paso a todos mis recuerdos sepultados, en cuestión no podía olvidar, pero si ignorar y eso me había funcionado de maravilla hasta ahora. Contraje mis labios recordando todo mi amor. 

Bufé deliberadamente con resignación en el ambiente, todo este tiempo traté de mantener mis sentimientos hundidos en los más recóndito de mi cabeza, pero ahora estaban abofeteándome con mirada burlesca. Aún mi pecho dolía por el acontecimiento de unas horas antes, pero también dolía por el vano hecho de que aún había algo atorado en mi corazón. Abrumada me obligué a abstenerme a confesar abiertamente mis sentimientos por miedo a agravar aún más las cosas. Porque si, admitir con resignación que aún lo quería era lo más bajo en lo que podía caer. Intentando tratar el asunto con serenidad y lógica, observé a lo lejos la parada de autobús y al objeto soltando la carga, suspiré a la par en que cerraba mis ojos resecos, pero luego de eso, hubiera preferido quedar ciega. 

Aquella vil alimaña descendía con total garbo del automóvil, me precipité a caminar más pausado esperando a que se marchara ya que al parecer aún se mantenía de pie observando como el autobús se disponía a marcharse, al pasar por mi lado esté dejó de observar el vehículo y prefirió dejar caer sus orbes sobre mi. Sonrió abiertamente pero, lo ignoré siendo consciente de que pasaría al lado de él, me preparé mentalmente para no huir y mucho menos dejar que mi corazón se estremeciera. 

Fallé rotunda e estrepitosamente.

Su mano gélida cayó sobre mi brazo dejando aturdimiento y afonía, paré en seco mientras mis ojos caían sobre su agarre, no quise mirar su expresión pero no pude evitarlo al escuchar su voz:—Hola, mi Sune.—pronunció mi nombre lento y audible, casi saboreandolo descaradamente. Mis ojos chocaron sobre su semblante altanero pese a sentir pánico tomé valor debido al coraje e infundí fuerza en liberarme. Su mano de mármol evitó mi cometido, bufando y dispuesta a contraponerme lo encaré.

—Suéltame.—mi voz era baja y amenazante, el miedo recorría todo mi cuerpo pero sentía un inenarrable sentimiento que desconocía.

Divertido por mi actitud vaciló un poco para luego acercar su rostro a escasos centímetros del mío, su mirada desbordaba abulia pero su agarre firme me demostraba todo lo contrario, ¿A quién intentas engañar, Taehyung?:—No te haré nada.—sus labios rojizos bailaban al compás de aquellas palabras que si solo me limitara a ver y no escuchar serían un glorioso espectáculo.—Por ahora.—afirmó aminorando su agarre, tomé ventaja sintiendo como sus garras me soltaban, y sin mirar atrás me marché. 

Podía sentir el entumecimiento llevarse de lleno mi cuerpo, la noche cayó mientras me adentraba al recinto con desespero. No podía creer que esto estuviera pasando, me resultaba ficticio, pero a su vez tan real. Mi madre no se encontraba aunque eso me tenía sin cuidado puesto que aún no podía sacarme de la cabeza sus ojos oscurecidos y su presencia atroz, tirando mi morral a la cama, aún con las luces apagadas me dejé guiar por la luz blancuzca de la luna que con todo el descaro del mundo pasaba por la ventana y me acompañaba. Traté de calmarme bufando y manteniendome estática, era increíble como podía desbocarme y dejarme echa pedazos.  

Aún de pie, consideré la idea de huir en un acto humillante debido a la adrenalina que desbordaba de mi piel, podría ir a estudiar en otro lugar alejado y alquilar un apartamento pequeño... Negué sintiéndome como una total estúpida. Acongojada por mi repentino ataque me limite a pensar con claridad a partir de ahora, no quería agravar más las cosas y provocar futuras consecuencias innecesarias hacia mi persona o hacia mi madre. 

Todos esos sentimientos ocultos y parte de mi memoria tenían que florecer, no podía seguir manteniendolos en la oscuridad solo porque me aborrecía de gran manera todo lo que conllevan ya que, necesito respuestas y aclarar mis ideas. El era producto de mi, de mis miedos y de la perdida de mi padre. Yo lo cree, su vida es gracias a mi vida, entonces ¿Cómo puede estar materializado aquí? ¿Cómo puede ser tangible?

 Todo Kim Taehyung era un acertijo lleno de huecos y pasadizos secretos, todo el era un engaño, una farsa o eso era lo que quería creer yo. Mentalizándome escarbé entre mis pensamientos en busca de respuestas, de él provenía una fuerza foránea llamada infierno, pero tal vez el infierno había llegado hasta aquí. 

Aún sumida en mis teorías un impulso repentino sosegó mi cuerpo, podía sentir un leve ardor en mi nuca y una oscuridad intangible que me desconcertaba, giré mi cabeza y mi cuerpo desgarbado hacía la ventana siendo plenamente consciente de que algo de allí me agraviaba. Kim Taehyung me escrutaba con la mirada ennegrecida, ya no tenía aquellos ojos traslucidos ahora estaban envenenados de un néctar que aborrecía con pudor, de pie en su ventana sin inmutarse de que mis ojos recelosos lo descubrieran ladeó la cabeza dejando que su cabellera, —Ahora grisácea—acariciara su frente y el inicio de sus orejas. Tal vez ahora que estaba fuera del  infierno o de donde sea que provenga, mantenía una apariencia adecuada a las circunstancias, otra prueba más de que es una serpiente que cambió recientemente de piel y que está dispuesta a no irse sin comerse su presa. 

Tras largos minutos de solo miradas directas y un silencio ensordecedor, me limite a acercarme a la punta de la ventana con pasos fríos y calculados, ya al borde corrí las cortinas sin pensarlo dos veces, permitiéndome luego respirar exhausta, Yo te cree Kim Taehyung, y así como te cree también puedo destruirte.   

「Hell」 ;+k. thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora