.15. Expelliarmus

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 —¿Qué se supone que va a atacar a niños como vosotros? —preguntó la profesora en un horrible y meloso tono de voz

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—¿Qué se supone que va a atacar a niños como vosotros? —preguntó la profesora en un horrible y meloso tono de voz.

—Hmmm, déjeme pensar —dijo Harry en tono burlón —. Quizás..... LORD VOLDEMORT.

La rubia llevó sus manos a sus sienes, al escuchar esto último. No soportaba la estupidez de Potter. El chico estaba ya metido en una polémica respecto a Voldemort y no se le ocurre hacer otra cosa mas que nombrarlo, habiendo tantos ejemplos. Sirius Black, Barty Crouch Jr, cualquier otro criminal que no haya sido capturado por las autoridades, sea mago o muggle; todos eran ejemplos muy válidos para el punto de Harry.

—¡Está usted castigado Señor Potter! —dijo triunfalmente la Profesora —Mañana por la tarde. A las 5 en punto. En mi despacho. Lo repito, eso es MENTIRA. El ministerio ha garantizado que no estás en peligro por ningún Señor Oscuro. Si aún estás preocupado, de todas maneras puedes venir a hablar conmigo fuera de las horas de clase. Si alguien está alarmado con cuentos sobre Magos Oscuros que se alzan, puedo escucharlos. Estoy aquí para ayudar. Soy vuestra amiga. Y ahora, deben continuar leyendo. Pagina cinco, "fundamentos para principiantes".

Azy, cansada de la hipocresía, alzó la mano con pereza.

—¿Sí, señorita...? —la profesora esperó a que Azy completara con su apellido.

—Señorita Faust —la rubia apoyó los codos en el pupitre y sonrió con falsedad a la profesora —¿Se supone que tenemos que confiar en la competencia del ministerio? Porque me parece necesario hacer énfasis en Bartemius Crouch, ex director del Departamento de Seguridad Mágica y director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional, quien ayudó a un mortífago a salir a hurtadillas de Azkaban. Lamento decir esto, Profesora, pero tal parece que el Ministerio de Magia está empeñado en que no sepamos defendernos.

La rubia mantuvo su rostro completamente enseriado. La verdad, le estaba dando la contra a la profesora porque podía y porque no la aguantaba. La rubia disfrutó ver el rostro de la profesora enrojecerse de la furia.

—¡¿Está usted cuestionando al Ministerio de Magia Británico?!

—Sí. —asintió la rubia.

—¡10 puntos menos para Hufflepuff!

—Cuidado, Profesora, eso podría considerarse abuso de poder —instigó la rubia a la profesora, haciendo mucho esfuerzo para contener una sonrisa burlona —. Porque yo tengo el derecho humano a la libertad de expresión, ¿el Ministerio también está yendo en contra de los derechos humanos?

—No sea ridícula, señorita Faust —bramó la profesora —. Levante la mano para hablar.

Azy bufó y se recargó en el respaldo de su silla, ya habiendo dicho todo lo que tenía que decir.

𝐋𝐮𝐫𝐜𝐡 ᴴᴾDonde viven las historias. Descúbrelo ahora