Capítulo 26: Manos traviesas.

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En aquella pequeña bodega se escuchaban leves jadeos, además de un sonido de ligeros golpes que el menor daba a la pared tratando de contener su voz, las manos del azabache se deslizaron por su cuerpo, abrazándolo por detrás, el rubio temblando y sonrojado con lágrimas callendo por sus mejillas era incapaz de dejar de suspirar, el cuervo pasó su mano derecha por debajo de su camisa, tocando su piel con delicadeza.

—Ah... Pa-para... ¡Dejame!..— Le dijo el menor tomando su mano y evitando que subiera más, el azabache movió su otra mano a su entrepierna.

—Aahh!!... Nnh..— El kitsune se exaltó y cubrió rápidamente su boca evitando el gemido, el moreno continuó acariciando el miembro del ojiazul por encima de su ropa, este jadeaba más fuerte, empezando a calentarse irremediablemente, comenzó a sudar.

—¿...De verdad.. quieres que me detenga...?— Preguntó el azabache serio en el oído del ojiazul, este se estremeció.

—Ah.. Ya... Para, para... Ah ah..— Dijo en voz baja, entre gemidos, el azabache empezó a jadear también.

—¿De verdad..?.... Solo mirálo, apenas lo toqué un poco y mira como está ya...— Le susurró de nuevo, esta vez con un tono lujurioso y una sonrisa en sus labios.

—Aah, ku... Pa-ra... Ah.. Hn...— Decía con dificultad, el pelinegro empezó a besar y lamer su cuello y nuca, rodeo su cintura con su brazo y con su otra mano procedió a desabrochar el pantalón del rubio.

—Aahh... Noo...!— Gritó tratando de evitarlo pero no pudo hacer nada, el pelinegro agarró su miembro.

—¡¡Ah-knnnhh...!!— Puso su mano en su boca una vez más, evitando el gemido que le provocó el toque del azabache, este comenzó a masturbarlo lentamente, volviendo a meter su mano bajo su camisa, tocando uno de sus botones, mordió su oreja suavemente.

—Ku... Nnh..nnh.. Amh...!— Gemía de manera ahogada, sintiendo escalofríos que hacían temblar todo su cuerpo, cada lamida, toque, pellizco, caricia, beso, hacían que su cuerpo reaccionara más caliente y excitado, el cuervo comenzó a mover su mano más rápido, el miembro del ojiazul comenzó a gotear, este encogió su cuerpo.

—¿Qué pasa?... Éstas muy tenso... Relájate.. Y dejate llevar...— Dijo el moreno en un susurro burlón, pegándose al rubio más.

—¡Aaah...!— Gimió con voz más temblorosa al sentir la erección del pelinegro en su espalda, el ambiente era tan caliente que ambos ya estaban sudando, las piernas del kitsune temblaban aún más, apenas podía contenerse, agachó la cabeza mirando la mano del azabache, viendo su miembro siendo tocado por el pelinegro.

—Ya... No... Pue-do... Mahh!— Susurró con dificultad, dando un gemido, sus piernas temblaban tanto que parecía imposible que aún siguiera en pie.

—¡¡Detente.. No quiero..!!— Gritó el menor comenzando a babear, saliva se resbaló por un lado de su boca a su barbilla.

—Que terco eres... ¿Encerio piensas que puedes engañarme?— Dijo el cuervo serio, con su mano bajo la camisa del kitsune, la subió más asta que tomó su cuello con fuerza.

—No puedes hacerlo... Tu boca esta mintiendo, y tu cuerpo me dice la verdad...— Susurró en su oído, apretó más su cuello ahorcándolo, masturbándolo más rápido..

—No... Pa.. Ah! Ah!... AAH!!— Gimió ahogado, apretó sus manos contra la pared, e hizo todo lo posible por contenerse, el azabache lo soltó por unos segundos, solo para bajárle los pantalones de un solo tirón, asta que estos terminaron en el suelo, volvió a tomar su cuello, y a tocar su miembro.

—Para... Ku... ¡¡No puedo soportarlo máás!! Ah..!!— Dijo gimiendo sin control.

—Pues no lo contengas más... Deja que salga..— Le susurró en el oído jadeando su aliento caliente, el menor de nuevo se contrajo, de pronto el ojinegro lamió lentamente la parte trasera de su oreja, haciéndolo estremecer.

Su Sonrisa. (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora