Capítulo 23: Verdad falsa.

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El peliplata estaba sentado en el borde de uno de los escalones de la entrada de aquel palacio, leía su libro azul en sus manos, a pesar de que era la tercera vez que lo hacía, de manera tranquila y silenciosa pasaba las páginas, en un momento dado paró, levantó su vista y miró hacia adelante, donde el bosque se encontraba, paseó su vista por los árboles, justo después, de entre ellos cuatro personas salieron, sus estudiantes, estos parecían entretenidos, venían riendo, ya que iban platicando de cosas triviales en el camino, pero la sonrisa de todos se borró al ver a su maestro, quien seguía sentado, viéndolos de una forma seria y sombría, los cuatro chico se acercaron, algunos con más temor que otros.

—H-hola... Kakashi-sensei..— Dijo la chica nerviosa, el hombre seguía mirandolos, de pronto cerró su libro y se levantó, parándose frente a ellos.

—Les digo las cosas por una razón... Era una orden...— Les dijo muy seriamente al azabache y a la ojijade.

—Ah... Si, pero cuando me di cuenta Sasuke-kun ya iba en camino, y no podía detenerlo...— Se excusó la pelirrosa, el peliplata la miró.

—...Y diganme algo... ¿Su ayuda fue necesaria...?— Preguntó a los cuatro, haciendo que se quédaran callados y se mirarán entre si.

—Bien... Escuchen... La razón por la que les dije que no fueran a buscar a sus compañeros fue porque...
1: confiaba en que Sai haría su trabajo bien...—

—Pero si a él también lo capturaron...— Interrumpió la chica, el hombre la volvió a mirar haciendo una señal indicando que se callara.

—...2: obviamente contemplé esa posibilidad... Sin embargo, Naruto no es ningún inválido, podía escapar solo también... Envié a Sai porque se notaba que esos tipos tenían especial fijasion por Naruto, así que era mejor recuperarlo antes de que algo pasará... Entienden, ellos se las podían arreglar solos... ¿No es así...?— Dijo el mayor en un tono de sermón molesto, los chicos asintieron con la mirada desviada.

—De acuerdo... No quiero que se vuelva a repetir... Una orden es una orden, y espero lo entiendan...— Terminó de decirles para después darse la vuelta para entrar al edificio.

—Encerio está molesto...
Te dije que no tenías que ir por mí...— Dijo el menor al cuervo en un susurro.

—¿Sigues con eso..?— Contestó molesto.

—Mejor vayamos adentro...— Aconsejó la pelichicle, entrando también al lugar, los demás la siguieron, para entonses ya estaba atardeciendo, el azabache y la pelirrosa se encargaron de mostrarles a sus compañeros las habitaciones donde se iban a quedar, solo esa noche ya que partirían al día siguiente por la mañana. El lugar era bastante grande y muy acogedor había muchos sirvientes aunque no estaban a su disposición, a pesar de que la princesa les había ofrecido algunos, los ninja amablemente rechazaron la oferta. 

Pasaban de las 10:00 p.m; en una de las habitaciones que en realidad era una pequeña sala de estar, se encontraban el peliplata, la ojijade y el cuervo, el hombre estaba sentado sobre un cojín en el suelo, leyendo su libro, con sus manos ligeramente puestas sobre la mesita baja, la ojijade estaba a su derecha, ella cepillaba su cabello en silencio, sentada también como el hombre, mientras el azabache estaba a la izquierda del peliplata, acostado de perfil, en una pose relajada, apoyando su cabeza en la palma de su mano, a su vez apoyada sobre su codo en el cojín que se supone era para sentarse, todos tenían puestas sus pijamas y había un silencio tranquilo que fue interrumpido cuando el rubio entró en la habitación, portaba la camisa a botones de su pijama, pero tenía un short algo corto, una toalla al cuello mientras secaba su cabello con ella, ya que se acababa de bañar.

—Ah... Ya lo necesitaba...— Dijo en un suspiro cansado, el azabache se puso boca arriba y se apoyó en sus codos, arqueo una ceja al ver al kitsune, después estiró su brazo a él, ofreciéndole la mano, el rubio con duda la tomó para después ser jalado rápidamente por el cuervo.

Su Sonrisa. (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora