Hogar

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Apenas el auto se detuvo frente a la hermosa casa blanca de 2 pisos, Jin bajo de un salto, esquivando a Nick y corriendo hacía la puerta donde Serena estaba bajando.

-¡Vamos, vamos!- decía el pequeño, dando brinquitos de emoción. -¡Te enseñaré tu habitación!

Sin esperar su respuesta, comenzó a jalarla del brazo y la llevó al interior de la casa.

-¡Espera, Jin!- exclamó Yoko. -¡Tienes que ayudar a tu papá!

Pero el pequeño no la escuchó.

-No te preocupes, Yoko-chan- dijo Usada, una vez Nick lo dejo en el suelo. -Nick y yo lo ayudamos.

El Buddyroid rojo asintió.

Observando como Jin y Serena desaparecían en el interior de la casa, Hiromu se quedó pensativo. Sabía que Yoko estaba molesta con él por tratar tan fríamente a la niña, pero no podía evitarlo. Era su instinto.

Un golpecito en su ventana lo hizo volver a la realidad.

-¡Reacciona Hiromu!- dijo Nick, notoriamente preocupado. -¿Estas congelado acaso?


-Tranquilo, estoy bien- respondió, abriendo la puerta y bajando del vehiculo.

-¿Seguro?- insistió el Buddyroid.

-¿Vez algún pollo por aquí?

-Emm... No

-Exacto- le dió un golpe amistoso en el hombro, para luego dirigirse a la parte trasera del coche para bajar el equipaje.

Desde el umbral de la puerta, Yoko observaba todo sonriendo.

Mientras, Jin ya había llevado a Serena escaleras arriba. Se detuvieron frente a una puerta al final del corredor y el niño sujeto la perilla, emocionado.

-¿Lista?- preguntó.

La chica asintió.

-¡Ta da!- exclamó el pequeño, mostrandole la hermosa habitación pintada de blanco con una enorme ventana que permitía que entrara mucha luz. -¿Qué dices?

-¡Wow!- dijo ella, entrando y mirando alrededor. -¡Es hermoso! Nunca había vivido en un lugar como así.

-Este era originalmente el cuarto de mi tía Rika- dijo Jin, tirandose en la cama. -Cuando se mudó, lo usabamos para las visitas, pero por alguna razón a Ryuji-san le es más comodo quedarse en la sala. Y fuera de él, las visitas casi no se quedan a dormir.

Serena rió, sentadose junto a él.

-Okaa-san lo arregló para ti- continuó relatando el niño -, para que te sintieras como en casa.

Casa. Tal solo la palabra provocaba en ella una extraña sensación.


-No recuerdo la ultima vez que llame "casa" a algún sitio- dijo Serena, contemplando cada detalle a su alrededor: la lampara de color rosa claro que estaba sobre la mesa de noche, el librero junto a la ventana y el escritorio frente a el, y el ropero de puerta corrediza que estaba en la pared opuesta a la ventana.

-Pues eres libre de llamarle casa a la mía- dijo Jin, abrazandola.

Al principio ella lo miró de forma extraña, pero segundos después regresó el gesto con una sonrisa.

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