A la hora de la comida, Jin no podía dejar de hablar sobre como había sido su tarde. Estaba tan feliz que ni siquiera podía dar un bocado.
-¡Jin, suficiente!- dijo Yoko, riendose. -Deja de hablar un poco y come.
-¡Perdona mamá!- sonrió el pequeño. -¡Es que de verdad me siento muy feliz!
-Se nota- dijo Nick. -Me recuerda mucho a cuando Hiromu tenía tu edad.
-¿En serio?- Jin sonrió. Miró a su papá, quien sonrió y asintió.
-Solo un poco- dijo Hiromu, sonriendo.
-¿Un poco?- exclamó Nick, provocando que Yoko se riera a carcajadas. -¡Si eras un desastre! Recuerdo que Rika-san y yo teníamos que mantenerte vigilado, porque en cualquier segundo te escapabas y hacías un desastre.
Hiromu se avergonzó, sonrojandose. Pero el Buddyroid, en vez de detenerse, siguió contando la historia motivado por las risas de Jin y Serena.
-¡Y eso no es lo peor! Recuerdo que siempre insitía, a pesar de que su hermana se lo prohibiera, en participar en la clase de deportes. Pero no era porque le gustara, ¡oh, no!, si no que él era un pequeño presumido.
-Nick...- Hiromu trató de deternerlo, pero él no parecía escucharlo.-Y un día, por su orgullo, el día de una carrera muy importante, el jovencito perdió el control y cayó de rodillas al suelo. ¡Y Rika lo regaño tanto que casi lloró!
-Nick...
-¡Pero todo fue su culpa! Porque, ¡ah, no!, él no quiso entrenar y por eso sus poderes lo traicionaron.
-¡Nick!
Finalmente, el Buddyroid rojo escuchó y guardó silencio. Pero ya era demasiado tarde, porque todos reían a carcajadas.
Al hacer tanto esfuerzo, Jin de repente comenzó a toser con fuerza. De inmediato, Serena le pasó un vaso de agua y come nzó a darle pequeños golpecitos en la espalda para que se calmará. A pesar de que no era algo tan grave, la chica parecía estar seriamente preocupada.
-¿Estas bien?- preguntó.
Jin asintió, tratando de sonreír a pesar de la tos. Parecia como si quisiera seguir riendo, pero no podía y por eso la tos aumentaba.
En cuestión de segundos, Yoko ya estaba junto a él, ayudandolo. Ya una vez tranquilo, el pequeño la miró y sonrió.
-Ten más cuidado, Jin- dijo ella, abrazandolo y despeinandoló de forma amorosa.
-No te preocupes- dijo el niño atrapado en el abrazo. -Además, Serena y yo prometimos cuidarnos el uno al otro. Y una promesa siempre se mantiene- le lanzó una mirada a la chica, quien asintió con una gran sonrisa.
Yoko no pudó ocultar la ternura que le provocó ese comentario.-Eso me suena familiar- dijo Usada.
-Es lo mismo que ustedes prometieron, ¿o no?- dijo Nick mirando a Hiromu. -Lo que prometiste.
Serena pareció impresionada por esas palabras. Lo miró fijamente, permaneciendo atenta sin razón aparente. De repente, Hiromu giró el rostro y su mirada quedó fija en la de la chica y no pudó sentir que esos ojos verdes tenían un brillo peculiar: era como si ella suplicará por su comprensión, por su apoyo; y no pudó evitar que el recuerdo de ese día en el que perdió a sus padres por culpa de Messiah regresará a su mente.
-Protegeras a tus seres amados- dijo Serena, pero la forma en la que lo decía era como si estuviese pidiendole que renovará un juramento.
Hiromu sonrió y dijo con seguridad:
-Con mi vida de ser necesario.
Al verlo sonreír, Serena sintió como si le quitaran un peso de encima. Asintió, sintiendo que el ambiente pesado que solía estar entre ambos, desaparecía.
Yoko sintió alegría al ver que por fin ambos parecían interactuar. Desde que Serena había llegado a la casa, ambos se evitaban como si el tan siquiera verse les provocará dolor. Pero ahora sentía por primera vez una esperanza de que la situación cambiará.
Mientras la platicaba se renovaba y todos volvían a sus alimentos, Usada aprovechó para ir a la cocina a buscar una lata de Enetron. Tantas risas habían bajado considerablemente su nivel de energía y comenzaba a sentirse aturdido.
Con una en mano, se dispusó a volver a la habitación, pero al abrirla vió que algo extraño sucedía en el interior: el liquido verde burbujeaba, como si lo calentaran a una intensa temperatura.
-Que raro...- dijo para sí, girandose para regresar a la cocina y desechar esa lata defectuosa.
Pero al salir de la sala, el Enetron volvió poco a poco a la normalidad, dejando a un muy confundido Buddyroid rojo mirando la lata.
-¿Qué sucede, Usada?- dijo Nick, entrando en el lugar. Había vistó como su compañero se había regresado, lo que le extraño ya que había visto la lata de Enetron en sus manos.
-Esta lata parecía defectuosa- respondió el conejo robótico. -Pero parece que todo esta en orden.
Nick asintió y Usada tomó el Enetron.
-¿Sucede algo?- preguntó Yoko.
-No, Yoko-chan- respondió Usada. -Solo estabamos recargando baterías.
Y ambos se unieron de nuevo a la familia, comenzando a contarle a Jin historias sobre cuando sus padres eran pequeños.
El niño reía divertido, pero junto a él, la sonrisa de Serena parecía más bien nerviosa. Debajo de la mesa nadie podía notar como ella apretaba con fuerza sus puños, tratando de reprimir un extraño plasma luminonoso y verde que estaba replazando la forma y textura de sus dedos.