Empty Charm [Marigami]

Capítulo 2

MARINETTE.

—¡Ganamos! —chocamos nuestros puños, una no desconocida sensación de euforia entre nosotros.

Es difícil admitirlo cuando sabes que los akumas ponen en peligro la vida de muchas personas, pero disfruto mucho siendo ladybug. No dejo que la adrenalina me desvíe de mis responsabilidades, mas esta familiar euforia que inunda mi cuerpo tras cada batalla ganada es exquisita. Así se deben sentir los actores en la mitad de una excelente obra, la dopamina esparciendo emoción a todo tu cuerpo.

Dejo que Chat se encargue de Chloé, por alguna razón que no pienso cuestionar hoy ha mostrado especial preocupación por ella. Está bien por mi, mi mente ya se encuentra en otro lugar antes de partir.

Paso por encima de la escuela. No hay nadie en el patio, como era de esperarse, así que furtivamente entro por una ventana a un salón vacío y me destransformo. Mi deseo por salir corriendo le provoca a mi cuerpo tal impulso que casi termino en el piso, obra de un libro de texto mal ubicado. Logro sostenerme y me obligo a mirar por donde voy antes de volver a tomar tal impulso. Entro corriendo al baño, con la esperanza de encontrar a Kagami allí; sin embargo, está vacío.

—¡Kagami! —grito, pero no recibo respuesta alguna.

La decepción me inunda, realmente deseo tener una conversación con ella. Sé que ella no iba a abrirse conmigo al instante, yo tampoco tenía planeado hacerlo, pero quizá algunos detalles hubieran logrado responderme algunos interrogantes que ya habían encontrado un lugar para habitar en mi cabeza.

Recorro una vez más el lugar con la mirada, y aún saliendo de la escuela camino con lentitud con la tonta idea de que algún giro de los acontecimientos me haría encontrarme con Kagami, pero es inútil. Finalmente me rindo y decido volver a casa.

—Hola Marinette —Escucho una voz tras de mi que me vuelca el corazón.

—Hola Adrien —respondo con desaliento, volviéndome para observarlo.

Frunce el ceño.

—Eh... ¿pasa algo? —me impresiona que ahora note mi poca energía, cuando hace pocas horas no pudo darse cuenta de mi incomodidad. Es como si tuviese un entendimiento selectivo de la expresión humana.

Niego con la cabeza.

—Sólo estoy cansada, ¿pasó algo?

—Eh sí, quería preguntarte si has visto a Kagami. Íbamos a reunirnos hoy y-

—No —lo interrumpo. Lamento internamente lo grosero que puede sentirse el cortarlo de repente, pero no me apetece ahora escuchar sobre sus intereses en otras chicas.

Se queda en silencio unos segundos, observándome con extrañeza.

—¿Estás segura de que estás bien?

Coloco los ojos en blanco.

Déjame en paz ya.

—Sí —suspiro—. Adrien, sabes que es un gusto hablar contigo siempre, pero mis padres me están esperando y realmente tengo que irme —miento, pero sin poder evitar dejar salir el sarcasmo en mi voz.

Noto cómo su mirada se vuelve triste, y lo siento como un puñetazo en el alma. Genial.

—Sí, lo entiendo. Cuídate, Marinette.

Intento suavizar mi expresión, la culpa inundándome al darme cuenta de lo innecesario de mi actitud.

—Sabes que si necesitas algo, puedes escribirme igualmente —le digo, esta vez con la voz más relajada—. Espero que la pases bien. Adiós Adrien.