Capítulo 21

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—Señor Campbell —le llame después de que dio por terminado su pequeño discurso. — ¿Podría hablar a solas con usted, por favor? —le dije a Patrick desarrollando la conversación que habíamos diseñado y practicado días antes.

—Por supuesto, Alexa —el me sonrió. Si hubiera sido otra persona de seguro habría creído su actuación.

Camine hasta la puerta trasera y él me siguió.

— ¿A dónde vamos? —pregunto extrañado,

—A un lugar con menos ruido —conteste amablemente.

—Oh…claro.

Abrí la puerta y deje que el saliera primero al callejón, Una sensación de impotencia me llenaba al saber que muchos de los agentes de la A.S.I. estaban ahí, perfectamente escondidos. ¿Era porque no confiaban en mi para ‘hacerme cargo’ de Patrick? No lo sé. ¿Por qué era muy débil? Ni idea, nunca lo sabría. Pero si había algo que sabía, era que ellos estaban allí. Se camuflaban excelentemente con la oscuridad y era imposible saber donde estaban. Eso me ponía los pelos de puntas.

— ¿Qué hacemos aquí? —pregunto Patrick asustado. Cerré la puerta, que crujía con un sonido escalofriante.

Camine hasta arrinconarlo contra una pared y saque el arma, sin balas, que había ocultado en mi vestido.

—Esto no es personal —sentencie, usando la frase que muchas veces había usado antes y me arrepentida de haber dicho.

— ¿Qué-que estás haciendo? —murmuro asustado. — ¡Baja eso, es peligroso!

Todo iba a acabar pronto, me decía, a cada segundo, tratando de calmar a la nerviosa y sensible yo que se había creado en estos últimos nueve meses.

—Suéltalo —pidió por última vez.

Apreté el gatillo.

—Que mierda… —murmure extrañada mirando el revólver, del que no salía nada.

— ¡Las manos en alto, Campbell! —de los arbustos y los basureros salieron agentes de la A.S.I.

Patrick, ahora si asustado, levanto las manos y se arrodillo en el suelo.

Varios agentes lo rodearon, apuntándolo con armas, que iban de pistolas modernas hasta metralletas.

—405 retrocede —me ordenaron. Retrocedí ya que incomodaba a la puntería y me puse detrás de ellos.

En menos de un minuto llego una camioneta negra y entre empujones bruscos metieron contra su voluntad a Patrick.

—Quiero ir —dije firme al grupo de agentes.

—No puedes —dijo uno de ellos. —Tu misión termino.

— ¡No pueden quitarme mi objetivo! ¡Aun no le he matado! —grite fingiendo estar enojada.

—Así son las cosas —dijo una mujer morena.

—Pues exijo ir con él a ver al director —se me escapo la última parte de la oración, pero al notar la indiferencia de todos, me di cuenta de que todo el mundo estaba enterado, menos yo.

—No —dijo un hombre de unos cuarenta años.

—Déjenla, ve —me dijo un chico un poco mayor que yo. Me abrió la puerta de uno de los autos y me mostro una sonrisa respaldada por una hilera blanca de dientes junto a sus labios rojos. Llevaba una sudadera por lo que se le veían varios tatuajes en sus brazos, me recordó a Logan pero no tan al extremo.

—Pero… —dijo una rubia, el chico la callo con su mirada.

—Déjala, Felicity —dijo firme con una voz profunda.

No es mi vida, es solo una misión más 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora