Epílogo

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—Mamá —escuche que grito la voz de mi hijo. —Nathan llamó y dijo que él y los tíos ya estaban en la iglesia.

— ¡Ya! —grite mientras me terminaba de peinar rápidamente.

Hace diecisiete años las cosas habían cambiado. Roderick estaba muerto, dándonos un gran respiro a todos. La muerte de Roderick había traído como consecuencia que todas las personas pertenecientes a la A.S.I. fueran juzgadas y encarceladas por la magnitud de sus crímenes, eso hizo que Jared fuera arrestado.

La S.I.S. llevo de nuevo a Derek a Europa. Sam siguió viviendo en casa de Beverly y no le permitió a Patrick ver a su nieto, Nathan, como castigo. Hasta que Patrick cedió y libero a Derek, haciendo unos cuantos arreglos con la ley. Sam volvió a la casa de su padre, pero como el no les daba la intimidad que ella quería, Derek y ella estuvieron un año ahorrando hasta que pudieron conseguir su propio departamento.

Beverly salió durante tres o cuatro años con William, pero no todas las cosas funcionan. Hoy llevaba ya nueve años con un hombre que la hacía muy feliz y tenían una linda hija de cinco años.

Yo. Resultaba que no vomitaba por un virus o por la impresión de ver sangre, estaba embarazada y no nos enteramos hasta un mes después. Logan y yo habíamos decidido dejar de ser agentes. El se dedico a estudiar y con el dinero que nos daba su padre nos manteníamos, ninguno de los dos me dejo hacer nada durante mi embarazo, ni trabajar ni estudiar.

Derek y Sam llevaban casados trece años. Tenían a Nathan, quien tenía diecisiete años, y a otro niño, Cameron, quien tenía doce años.

Logan y yo llevábamos casados catorce años. Teníamos a Adeline, con dieciséis años, y a Daniel, con trece años.

Daniel era un amor de chico y Adeline, bueno ella estaba en la etapa donde no quería obedecer a sus padres, o más bien a Logan solamente.

— ¿Dónde está Adeline? —le pregunte a Logan al bajar las escaleras.

—Hace media hora estaba en su habitación —me respondió. Arrugo el entrecejo al suponerse lo que estaba pasando. —Vamos a ver.

Caminamos por las escaleras hasta el segundo piso. El usaba un traje y yo un vestido, al igual que nuestros hijos.

Logan no quería puertas cerradas en nuestra casa, razón por la cual ninguna puerta tiene seguro, ni siquiera el baño, excepto por la puerta de la entrada, claro. Adeline se las habían ingeniado para que sea algo complicado abrir la puerta de su habitación.

Logan giro la perilla y estaba trancada, el siempre podía forzar el seguro que ella hacía, pero estaba vez fue distinto.

—Adeline, ábreme en este mismo instante —dijo Logan enojado mientras seguía intentándolo.

Adeline tenía un nuevo novio.

Un chico problemático y una mala influencia para ella, según Logan. Adeline ya era complicada y estar con ese chico tantas horas al día lo había aumentado, con Logan claro, ella nunca me daba problemas a mí.

— ¡En un minuto, papa! —grito desde adentro la voz de nuestra hija.

Se escucho la risa de nuestra hija acompañada por la risa grave de su novio.

Logan intento de nuevo abrir la puerta, mas enojado todavía.

— ¿Qué mierda puso este chica en la puerta? —dijo enojado y yo reí un poco.

La puerta se abrió y ahí estaba Adeline, su peinado estaba algo fuera de lugar pero Logan de seguro no lo notaria. Su novio estaba sentado en la cama con su mejor cara de inocencia. A Adeline le faltaba labial y a su novio le sobrara, pero Logan era hombre y no se daría cuenta de ese detalle, y yo era tan buena madre como para ignorarlo.

No es mi vida, es solo una misión más 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora