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Su razón había vuelto y cayó sentándose al rincón de la pared, aun la ira y una impotencia asquerosamente saciada recorría su mente y no pudo evitar explotar en llanto.
Se había hiperventilado y desesperada sacó su teléfono para llamar a Andrus, pero no tenía el valor suficiente para decírselo, se sentía un monstruo, no podía dejar de pensar en que el la abandonaría, tenía un miedo acechante que le decía que el pensaría que estaba loca, no podía perderlo, no de esa forma.

Mientras tanto Andrus estaba a solo unas cuadras de la casa de Claris
- enserio lamento muchísimo que hayas tenido que pasar por eso
- si, lo sé, esta bien contesto Claris fríamente
Andrus no sabía que decirle o si debería decirle algo en primer lugar, solo se remetía a conducir y a mirar al frente, Claris solo veía por la ventana con su cabeza reposada sobre su mano.
- Florence es la mejor persona que he conocido en este asqueroso lugar dijo de pronto Claris, como si lo único en lo que pensaba hubiese sido Florence., tienes mucha suerte de tenerla contigo, continuo.
- Gracias, y si su alma es muy hermosa aún que ella crea y siempre se diga que es una basura.
- yo... no se que hubiera pasado conmigo si ella no hubiera llegado, si yo no le hubiera importado lo suficiente como para ir a buscarme, yo... no se que habría pasado conmigo maldita sea.
- como fue que terminaste ahí arriba con esos idiotas? Pregunto algo inseguro, ella nunca volteó para mirarlo, su mirada estaba clavada en el frente y en la carretera.
- Estoy cansada de esta mierda, de todo lo que me ha pasado desde que tengo memoria, casi todos mis recuerdos son trágicos, mi madre murió de sida a los 24, ella me tuvo a muy temprana edad, básicamente fui un maldito accidente, crecí con mi padre desde entonces, pero el... el nunca quiso esto, el nunca me quiso a mi, solo he sido una carga, una maldición para el, he perdido la cuenta de todas las veces que se ha ido a quien sabe dónde y me ha dejado sola en la casa por días, y en esos largos días lo único que podía hacer era estar a solas conmigo misma, pero me di cuenta que eso solo me destruía. Nunca quise estar aquí, nunca quise nada esto, no pertenezco a ningún lado y nada lo que hago tiene sentido, lágrimas empezaban a caer por sus ojos. Y lo peor es que nunca nadie me ha tratado bien, mi familia me abandonó desde antes de nacer nunca tuve realmente amigos y la única persona relativamente cercana que tuve fue un hijo de puta que intento violarme cuando tenia 10, desde entonces no he vuelto ha acercarme a nadie y siempre trato de evitar a todos por que todos son un asco, he perdido la cuenta de todas las putas veces en las que alguien ha querido tocarme o hacer algo en el bus, o en la calle, o en cada maldito sitio al que voy!!! Dijo con un grito para luego solo llorar con mucha rabia, Andrus había empezado a llorar también pero no tenía el valor para mirarla o decirle algo, no habían palabras algunas que pudieran ayudar en ese momento, el lenguaje simplemente no podía consolar una alma hecha pedazos.
Estoy cansada de todos y de toda esta mierda dijo mientras se secaba las lágrimas , ya no se que hacer. Como fue que termine con ese idiota? Eso es lo que quieres saber? Dijo mirándolo y confrontadolo, pero al mirar sus lágrimas río.
- vamos no empieces a llorar por mi, no necesito tu maldita lastima
- yo... yo no es que tenga lastima yo solo...
- claro, como si te importara algo de lo que dije, se que no te importa y se que no le importa a nadie y no espero que lo haga, ya ni siquiera a mi me importa así que por favor no finjas compasión.
- yo no estoy fingiendo compasión, yo... lo siento
- los últimos meses he estado completamente sumida en la mierda de mi mente y no se por qué ahora más que nunca sucede esto, Nathan siempre solía mirarme, nunca le preste realmente atención, no me interesaba salir con nadie, pero todos los días me miraba, obviamente le gustaba, pero nunca había hablando conmigo ni había intentado nada, solo pensé que era un tipo raro y ya, mi compañera de clase que llamaba "amiga" también era consciente de eso y molestaba todo el tiempo, me veía sin ánimos y cansada todos los días y me insistió tanto en ir a esa estupida fiesta que termine diciéndole que si, no tenía un vestido así que tome algo de dinero de mi padre y me compre uno, pero casi ni bien llegamos ella se encontró con su novio y me abandonó, no debí sorprenderme por eso, estaba caminando por esa casa sin saber que hacer, decidí beber un poco por qué ya me daba igual todo hasta que encontré a Florence, estaba muy hermosa y me sonrió dulcemente, me dijo que no bebiera tanto y me dijo que me cuidara, luego solo se fue y yo me senté en el sofá, estuve sentada unos minutos ahí mirando la gente pasar hasta que Nathan se me acercó con una copa de vino rosa en la mano, me sonrió y se sentó a mi lado preguntándome cómo estaba.
- la verdad... quisiera solo irme de aquí
- no te gusto la fiesta?
- para ser sincera no, vine con mi amiga y ella se fue y yo estoy sola.
- bueno ahora no lo estás, dijo con una sonrisa coqueta, mira, bebe esto te animará un poco dijo.
- es vino rosa? De donde lo sacaste?
- robe la botella del bar de Scarlett y te vi sola aquí, así que te traje una copa.
- Gracias dijo tomando la copa., en donde están tus amigos? Por qué estás aquí?
- ya te lo dije, te vi sola y no quería que te sintieras mal, no te preocupes por ellos, ni siquiera los he visto.
- está bien contestó Claris mirando el líquido dentro de la copa y pensando que estaba empezándose a poner más ebria.

En el alba de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora