La noche ya se estaba haciendo presente, y con ella un dulce atardecer acompañado por algunas gotas de agua. Mi hermano se había ido hace rato diciendo que tenía que volver para terminar algunas cosas, claro, yo también tenía que hacerlo pero... La verdad, no tenía ganas de hacer mis deberes, me sentía tan mal que no quería saber nada de mi escuela, redes sociales o amigos, ahora simplemente quería estar sola en la casa sin nadie que me molestara. Empujé la mesa de centro en la sala y después me tumbé en medio, mirando al techo pensando en tantas cosas que tenía que hacer; no faltó mucho tiempo para que pasara por mi cabeza visitar el cuarto de él, hace tanto que no entraba ahí, hace tanto que no quise hacerlo como ahora, así que simplemente me paré del suelo, tomé las llaves y fui al cuarto de él.

Al abrirlo, una nostalgia tan triste se apoderó de mi, una lágrima cayó y la puerta se abrió con un chirrido ruidoso, como si las garras de un gato razgaran el vidrio de una ventana en plena noche lluviosa. Entré, lo primero que noté fue el polvo, había mucho polvo, la luz que venia de la ventana alumbraba poco el lugar, al parecer no había cartones tapando su ventana; encendí la luz y poco a poco mis ojos empezaron a analizar la habitación con esmero, sus dibujos seguían pegados con cinta en las paredes lisas, ropa bien ordenada en sus cajones y los trajes que usaba la mayor parte del tiempo seguían colgados en su guardarropa.

La cama estaba cubierta por un hule transparente que retenía en sí todo el polvo que debió caer en la cama, sus zapatos debajo de la cama bien ordenados y los asientos puf que usábamos para jugar aún tenían la forma de su cuerpo, el cesto de ropa sucia vacío como siempre y el escritorio, el escritorio estaba tan desordenado, había tazas vacías - algunas que yo le había regalado- sus bocetos y dibujos pegados y desordenados por ahí, algunos encima de la laptop que estaba cerrada sobre el escritorio, sus lapiceros regados y sus pinceles tirados cerca en el piso.

Entré completamente a la habitación, y empecé a tocar por ahí y por allá. La habitación aún tenía su esencia, la ropa doblada aún tenía su olor, y ni hablar de las sábanas, que decían a gritos el nombre de la persona que se tapaba con ellas. Algunos bocetos estaban manchados con café y la laptop no tenía tanto polvo; me entró un poco de curiosidad y al fin terminé por abrir la laptop, tal fue mi sorpresa, que retrocedí un poco al abrirla, seguido de esto me acerque y tomé la carta que estaba ahí, mis manos temblaron. La carta había estado ahí seguramente por más de un año y jamás la había visto, temí porque aquella carta tuviera algo importante. Abrí la carta, lo primero que observé fue la hermosa caligrafía en cursiva que él tenía, después me fijé el el papel cuidadosamente doblado en tres partes, y por final, leí la tan mencionada carta.

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De: Alex
Para: mi tontita

Querida tonta, no estoy seguro de cuando leerás ésto, pero si lo lees a tiempo sería genial.
Verás, te he dejado un sobre con dinero , demasiado para mí gusto. En fin, como último deseo que tengo para ti, quiero que con ese dinero compres mucha comida, específicamente todo lo que falta ahí, lo que te gusta y me gusta sería lo principal. También quiero que limpies el desastre de abajo o que al menos se vea decente, si es necesario, compra pintura y pinta la casa; también quiero que desifres este mensaje pronto, adiós :)

Es una u pero vé, es la primera y a la vez, deja cen isas as tral es. Funciona de conector y siempre va en auto como b urro que prende las l uces, se sienta a las 3 de la tarde viendo cómo Egipto e Israel firman un acuerdo de paz.

Posdata, el sobre con dinero está dentro del único peluche que hay en tu habitación.

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Cuando termine de leer la carta, me quedé pensando un rato acostada en su cama oliendo el suave aroma de él y mirando al techo.

De nuevo, había regresado al principio.

Pasaron horas y horas, mis ojos empezaron a cansarse tanto que los cerré por un momento, aunque no conté con que ese momento duraría demasiado tiempo.

No fue hasta el día siguiente que empecé a ponerme a cargo de todo lo que mi compañero me había pedido en la carta, al haber despertado, lo primero que hice fue adentrarme en mi cuarto para encontrar el peluche que mencionaba, después de algunos minutos buscándolo, por fin había encontrado al osito  de color blanco debajo de mi cama, estaba un poco sucio pero lo importante era lo que tenía dentro. El peluche se encontraba cosido con hilo de colores en la parte de atrás, busque unas tijeras e inmediatamente corté el hilo de colores, al abrirlo me percaté de que todo el relleno del peluche eran demasiados billetes grandes, y entre tanto, me encontré con una carta, sip, otra maldita carta de Alex.

°• ~♪~ •°

Te engañé tontita, todo el dinero no está en el peluche, claro que no iba a caber todo en este pequeño, y bueno, no me podía arriesgar a ponerlo en un cheque porque, tu sabes, problemas legales; todo el demás dinero está esparcido por todas mis cosas, busca debajo del colchón, en mi ropa y en el depósito del inodoro, y dentro del sillón puf, el de color rosa, ahí hay demasiados billetes grandes

Adiós :)
Pd: busca también en el cuarto de lavado

°• ~♪~ •°

La carta esta vez no era algo como tal, decir que era un pedazo de papel envuelto en más papel era una etiqueta correcta. No saqué más dinero del que había en el peluche que de por sí ya era mucho, simplemente porque si lo sacaba todo de un jalón, estaría corriendo muchos riesgos.

Encontrado el dinero, me vestí con algo decente, la casa que tengo con él, tenía mucha ropa que me gusta usar, de varios estilos, colores y tamaños, tenía una habitación para el ropero al igual que el, solo que la ropa de Alex era tanta que incluso la guardaba en cajones fuera del guardarropa. Volviendo a lo que iba a hacer, salí de casa con un vestido amarillo de verano, hacía calor así que no había problema con lo que vestía; el supermercado se encontraba algunas cuadras lejos de mi casa, pero también era un centro comercial al que mis padres acudían normalmente a pesar de estar lejos para ellos, así que esperaba no encontrarmelos en ningún momento.

Cuando llegue al supermercado empecé a pensar como iba a hacer para llevar todo lo que compraría a casa, con esto en mente, empecé a caminar por todos lados con un carrito para echar todo lo que necesitaba, y porque no, lo que no necesitaba. Primero fuí a la sección de comida, tomé todo lo esencial y luego lo que nos gustaba a los dos, que básicamente consistía en pescado, carne de pollo, espaguetis, mucho queso de distintos sabores, cortes de carne deliciosos, helados, yogurths, postres, jugos, refrescos, tocino,  frituras y demasiadas cosas más, y claro, después pasé a la sección de limpieza e higiene personal, de aquí no compre nada más que lo necesario para la limpieza de la casa y para mí limpieza, compré un montón de productos para la piel, desde cera y rastrillos hasta, mascarillas y cremas, y por final, fuí a la sección de construcción, compré pintura y demás cosas necesarias para hacer que la parte de abajo de la casa no se viera tan mal. Habiendo comprado todo solo me faltaba darme un gusto a mi misma,  así que me dirigí a los libros, y justo ahí, tan solitario, estaba el libro que había deseado comprar desde hace meses, así que rápidamente me acerque junto con el carrito hacia el libro con la mirada fija en el, hasta que alguien lo tomó.

Era mi progenitora.

La miré seria, no dije nada e hice el ademán de irme, hasta que su voz lo cagó todo.

— ¿A dónde vas? ¿No quieres tu libro?— preguntó ella.

— Puede quedarselo— dije y seguí mi camino intentando alejarme de ella.

— ¿Con que dinero pagarás todo eso? Te aviso que yo no pagaré nada— resiste Irene, resiste.

— Yo lo pagaré, no se preocupe, usted no tiene que encargarse de nada—

— ¿Como conseguiste dinero? ¿Acaso te estás acostando con alguien?— cabom.

Me volteé a mirarla con claro enojo, estaba a punto de responderle, pero afortunadamente, alguien lo hizo por mi.

Ti odio, Mi manchi, SconosciutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora