en cuanto pude percatarme de que la luna empezaba a tomar su posición de cada noche, me di cuenta que era hora de regresar a casa. con una sonrisa en la cara y una sensación de plenitud conmigo misma, emprendí camino a la parada de autobuses más cercana después de haber bajado del puente. el reloj marcaba las 7 en punto de la tarde, hora exacta en la que siempre pasaba un camión que me llevaba a transbordar a otro camión para finalmente llegar a la casa de mis padres.
Pero... Hoy no iba a tomar el camión hacia allá...
Hoy iba a ir a... Mi casa.
No voy a ignorar el hecho de que decir que voy a mi casa se siente extraño. Hasta estos momentos, jamás me había quedado en esa casa tanto tiempo, ni siquiera había pasado más de una noche durmiendo ahí, la mayor parte del tiempo solo pasábamos el rato Alex y yo jugando en las consolas o durmiendo, pero jamás me quedaba a dormir porque mis padres empezarían a cuestionar.
No fue hasta después de lo que pasó que realmente empecé a vivir ahí, en mi casa, realmente mi hogar.
Definitivamente era una sensación extraña y agradable.
En fin, les cuento lo que pasó mientras estaba pensando; llegó el camión, subí, transbordé a otro camión y ahora estaba bajando del camión en la parada del mismo, en cuanto toqué el piso, seguí caminando hasta llegar a mi casa de nuevo, fue sorprendente llegar y ver que Damián seguía aquí, y que las paredes ya no tenían los hoyos de antes, estaban pintadas pulcramente de un blanco brillante, al parecer Damián había hecho un buen trabajo para ser el primer día.
— Creo que puedes continuar mañana, la luz del sol se está yendo ahora y este es un barrio un poco peligroso— dije mientras entraba a la casa y caminaba hacia las escaleras.
— ¿En serio no hay problema si me voy ahora?— preguntó cuidadoso.
— Claro, puedes regresar mañana temprano— dije relajada.
Damián sonrió y empezó a recojer sus herramientas, se despidió alegre y finalmente cerró el portón, fue ahí donde sonreí para mí misma y seguí caminando hasta las escaleras.
Cuando estuve por fin dentro de casa, me tumbé al sofá suspirando de cansancio. Había sido un largo día en el que pude conectar más conmigo, y había sido estupendo; aún sonriendo, me senté en el sofá para después prender el televisor y una de las consolas que teníamos. Sonreí al ver el diseño de estas, la de él en color blanco con detalles negros y la mía una edición de picachu, recuerdo el día que la adquirí, los dos estábamos emocionados, tanto así que en cuanto llegamos aquí abrimos inmediatamente la caja y nos enamoramos de los mandos con el diseño, desde entonces solo jugábamos con ellos.
La consola se inició, lista para empezar a ser utilizada, abrí uno de los tan famosos juegos online para jugar, chequé si alguno de mis compañeros estaban en línea para jugar, pero me sorprendí cuando vi el usuario de él en línea. Me talle los ojos confundida, pensando que había visto mal, pero no era así, realmente el usuario estaba en línea. Y si....?
No. Debía aceptarlo ya, él no volverá.
Seguramente solo es alguien más utilizando su cuenta desde otro dispositivo que haya utilizado en el pasado, pero nada más.
Tenía que sacarme esta idea de la cabeza, pero es que era imposible con todo lo que había pedido. Seguramente no había contado con que iba a fallecer y solo lo hizo. Tenía que dejar de pensar que iba a estar como antes.
Dejé de lado el tema y seguí jugando ignorando el hecho de que su usuario estaba en línea, sin embargo, tras un largo rato jugando arduamente, el mensaje emergente en la pantalla apareció como una sorpresa.
"Aleskin.salchichas te ha invitado a jugar, ¿Deseas aceptar una partida junto a este usuario?"
Al menos unos cinco segundos pasaron en los que estuve mirando el mensaje sin hacer nada, me había petrificado, como decían en los fantásticos libros que me gustaba leer. Jamás pensé que iba a utilizar aquella expresión, hasta ahora. Mis dedos se movieron sin permiso sobre el mando, y sin haberlo pensado, ya estaba iniciando una partida con él.
— Hola? ¿Si se escucha?— Preguntó la persona al otro lado. Era una voz parecida, pero no la de él.
— Si, si, se escucha— hablé al instante.
— Genial, pensé que no jaja, bueno, ¿Comenzamos?— sugirió quién estaba al otro lado.
Afirmé con una simple respuesta comenzando la partida de una vez; inesperadamente la partida fluyó con facilidad, los movimientos que el chico realizaba eran bastante parecidos a la forma de juego de Alex, y eso solo me hacía tener más y más esperanzas.
— ganamos, eso estuvo genial. ¿Dónde aprendiste a jugar así? Tienes buenas estrategias— pregunté con intriga, talvez obtendría respuestas.
— Oh gracias, Mi hermano me enseñó a jugar jaja de hecho esta es su cuenta.
Me callé por un momento, el mando se cayó al piso.
— ¿Que fue eso? Sonó a tu mando cayendo.
— No tranquilo, mi gato tiró el control de la tele— Mentí.
— Diablos, lo siento, acaban de llamarme del trabajo. Juguemos después— y sin decir más, me desconecté rápidamente.
¿Que había sido aquello?
Hermano?
Lo que había pasado solo me estaba carcomiendo la cabeza cada vez más, al mismo tiempo que la esperanza de que Alex siguiera vivo empezaba a brotar poco a poco.
No quise pensarlo más, sin embargo me era imposible. Alex jamás mencionó algo de su familia, y tener la sospecha de que el tenía un hermano solo me hacía sentir fatal; ¿Es que acaso tampoco confiaba en mí? ¿Porque ni siquiera supe de algo tan importante? ¿Porqué?...
Las preguntas inundaban mi cabeza y la curiosidad sobre toda esta situación me estaba comiendo viva. Tal vez el tenía sus razones para no hablar de ello, tal vez estaba protegiendo algo, o tal vez.. tal vez solo no tuvo la confianza para hablarme de ello.
Resople con frustración, me calmé un poco y apagué las cosas que había utilizado. Fui a la cosina tomé algo para cenar y fui a mi habitación. Tenía que pensar, tenía que descubrir que era lo que estaba pasando, porque ahora muchas cosas empezaban a no tener sentido.
El sonido y vibración de mi celular comenzó activarse, señal de que tenía una llamada entrante de un número desconocido.
— Esta es Irene, ¿Quién habla?
— Tu berrinche ha ido demasiado lejos, ¿Cuándo vas a volver?— la voz de mi progenitora sonó molesta, pensé que me había librado de ellos por un buen rato, pero al parecer no era así.
— No volveré, no me esperes.
— Claro claro, como la niña es orgullosa una de las dos tiene que ceder. Ya, me equivoqué, perdóname y vuelve, no seas terca— habló con clara indiferencia y sarcasmo, cosa que no me gustó.
— ¿Perdonarte? ¿De verdad esperas que te perdone? —reí con sarcasmo — No voy a perdonarte todo lo que me hiciste, y tendrás que vivir con eso, tendrás que retorcerte de culpa por haber roto un ser humano que no tenía la culpa de tus traumas. Tus necesidades no eran mi problema, pero me los cargaste aún así.
— bien— y colgó.
Resople revolviendo mi cabello, me tumbé de la cama, me sentía de mal humor por aquella llamada, pero estaba bien, porque al menos no estaba allá de nuevo.
Mañana iba a ser otro día, y dentro de poco, iba a ser el día en el que iba a descubrir porque la carta había sido escrita de tal manera.
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Ti odio, Mi manchi, Sconosciuto
RandomTras una pelea de familia, una chica vuelve a su hogar, trayendo consigo eventos afortunados y desafortunados, dando color a su propia vida. ¿Qué pasará cuando esta chica se reencuentre con su amigo quien creía había muerto? capítulos cortitos actua...