capítulo 1: un conejo asustadizo

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No puedo creer que esto pasará cuando decidí ingresar al piso 5 del dungeon, mi suerte parece haber jugado en mi contra esta vez, todo estaba muy calmado, no había peligros aparentes, pero me equivoque, tuve que correr por mi vida debido a un minotauro -¡¿que demonios hace un minotauro aquí?!- sólo podía pensar en eso mientras corría por mi vida, tenia miedo, no podía hacer nada contra el, estaba preso del pánico, ¿como termine así? -voy a morir- fue mi único pensamiento cuando tropecé y mi espalda toco una pared, lloraba, temblaba y pedía perdón a mi diosa por abandonarla, pero ahí la vi, podría describir lo que vi, como un ángel que me salvo, un cabello y ojos dorados, un vestido blanco y un protector en el pecho, aiz wallenstain, la princesa de la espada me había salvado la vida, -¿estas bien?- me pregunto ella con su inexpresivo rostro, era como ver a una muñeca, una hermosa y fina muñeca de porcelana -¡a-aaaaaaaaaah!- no puede responderle debido al pánico que sentía, salí corriendo tan rápido como mis piernas me lo permitieron, pero sabia algo... Me enamore de la chica que me salvo de ese minotauro, tenía la cara fija por la sangre del minotauro, pero eso no importaba, quería tener respuestas y saber mas de ella, así que mi próxima parada sera el gremio.

-¡eina-san!- grite alegremente mientras entraba al gremio con una sonrisa en mi ensangrentado rostro, -oh, bell-ku... ¿¡Eh!? ¡¿Que te paso?!- dijo la preocupada elfo, eina tulle, ella me ah dado consejos desde que inicie como aventurero, le debo mucho a decir verdad -dime todo lo que sepas sobre aiz wallenstain- paso un rato donde le explique lo sucedido y limpie mi cara con una toalla que ella me brindó, -entonces... Bajaste al piso 5, te persiguió un minotauro y la princesa de la espada te salvo... ¿Verdad?- reí con nerviosismo debido a eso, era verdad, -en resumen... Si- rascaba mi nuca en señal de pena, pues era vergonzoso que los papeles se invirtieran, en lugar de ser yo el que rescatara a la chica, la chica me rescató a mi, -entonces que pasa con wallenstain- respondí para que me dijera algo sobre ella, -lo que dicen de ella en el gremio es bien conocido, dicen que se gano su apodo de princesa de la espada debido a que entre los aventureros era conocida como princesa guerrera, también ah roto las 1000 intenciones amorosas que trataban de pretenderla, dicen también que quien la mire con deseos impuros tendrá un fatídico destino- trague saliva debido a eso último, su familia la protege mucho y eso me puso nervioso, dioses... No sería fácil acercarme a ella...

Mientras tanto con hestia y David

-bueno David-kun, ¿aceptas ser parte de mi familia?- estábamos en una especie de iglesia abandonada, en ruinas, no parecía haber goblins y la zona era segura, -sí, me haz explicado mucho de este lugar y sus costumbres, te debo mucho- dije mientras miraba a la pequeña diosa que tenia enfrente, era difícil de creer que los dioses estuvieran aquí abajo, pero comprendí la situación una vez me lo explicó, no eran poderosos por que sellaron sus poderes a cambio de poder venir aquí abajo, entendía bien eso, sin dudad... Era un lugar peculiar, -entonces, ¿puedes quitarte tu equipo?- asentí ante su pregunta, no parecía mala persona y revise la zona antes de entrar por precaución, parecía que ella realmente disfrutaba ver el como actuaba, estaba acostumbrado a eso, no podía sentirme tranquilo nunca y no podía dejar de pensar, así fui entrenado, retire toda mi armadura y la deje a un lado junto a mi morral y cinturón de cuchillos, también deje mi espada y los cuchillos estilo sureño, pero no me quite el yelmo, -levanta tu camisa- hice caso, pero un pequeño grito ahogado se escucho, -¿que sucede?- pregunte sin muchas ganas, pero creo que se sorprendió debido a mis cicatrices, -¿que fue... Lo que te paso?- preguntaba preocupada, creo que eran demasiadas cicatrices, heridas de batalla contra las ordas de goblins, -estuve matando goblins- eso la confundió aun mas, ya que ella me ayudó, no quería esconderle el por que y el como, así que me puse a contarle las cosas, como era el lugar de donde vine, como me hice esas cicatrices, el como eran los monstruos, como actuaban los goblins ahí, pero su expresión se volvió una de terror absoluto al saber como funcionaba el sistema de gobierno y misiones, empezó a llorar y por alguna razón me abrazo, seguí contándole que paso antes de llegar aquí, los rangos de los aventureros y el rango actual que yo tenía, solo cazaba goblins, pero tuve otras presas debido esos ataques que di en varias ocasiones, la diosa no podía creer la evolución de la raza de los goblins, si asi fuera aquí, incluso los veteranos no pasarían del piso 2 sin dificultades, pero al terminar de contar la historia, ella me pregunto algo extraño, -¿cuanto tiempo hiciste eso?- podría ser una pregunta extraña, pero entendible, -6 años- fue lo que dije, no le mentiría, -debiste pasarla mal... Pero que extinguieras una raza entera, debiste ser muy querido- esta vez sonreía mientras tocaba mi espalda con un dedo, -ya veo- sentía una sensación húmeda, pero me sorprendió ver luz saliendo de mi espalda, así que eso era la llamada <falna>, -listo David-kun, bienvenido a la familia hestia- ella sonrió al darme un papel, pude leer lo siguiente

un cazador de duendes en orarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora