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Taehyung alguna vez escuchó un dicho popular en el que se decía que cuando la desgracia era colectiva se olvidaba cualquier tipo de resentimiento abriendo paso a la solidaridad y la empatía

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Taehyung alguna vez escuchó un dicho popular en el que se decía que cuando la desgracia era colectiva se olvidaba cualquier tipo de resentimiento abriendo paso a la solidaridad y la empatía.

No estaba seguro si ese caso aplicaba como «desgracia colectiva», de hecho, la desgracia fue tan espontánea que ni siquiera pensó en el significado de aquello.

Un momento era él ignorando la conversación de Namjoon y Yoongi. divagando sobre cualquier cosa que no fuera Jungkook. Y al siguiente era Seokjin, una mala noticia, lágrimas, y miradas atónitas del par que, hasta ese momento, ignoraba la enfermedad de Jungkook.

También hubo un poco de él ignorando lo que Seokjin le decía, tomando el camino usual a casa y recordando las palabras de Minjae. No te metas en problemas.

Entonces fue cuando la «desgracia» le dio un golpe en la cara haciéndose notar, era real y palpable. Intimidante y cruda.

Jungkook estaba internado en el hospital.

No en casa siendo tratado por un doctor privado.

No andando descalzo en el jardín mientras regaba las flores y sonreía como conejito.

Tampoco interceptándolo a medio camino para que fueran juntos a clase.

Mucho menos ocultándose de la lluvia.

Y eso era aterrador. Taehyung no pudo dejar de pensar en eso por un buen tiempo.

Seokjin había dicho: «Los girasoles se están marchitando».

Y Taehyung pensó en el ocaso.

En un astro que se apagaba.
En una flor marchita.

En Jungkook muriendo.

No lloró.

No lo haría. Porque no (dolía) le importaba (mucho).

Quizá fue en ese punto en el que la desgracias se hizo «colectiva». Alguien lo sujetó del brazo evitando que se fuera a hundir en su no-miseria. En un inicio pensó en Seokjin, él era quien más fundamentos —y represalias— tenía en su contra. Sin embargo, la persona al otro lado del sorpresivo agarre era Yoongi.

Las palabras sisearon al salir de la boca del pálido, su mirada era fría e intimidante, tanto que Taehyung sintió todo el acto como un golpe de un témpano de hielo.

—¿A dónde piensas que vas? —cuestionó ignorando la mirada asesina del pelirrojo.

Taehyung solo quería encerrarse por el resto de su vida en una habitación. ¿Qué más podía hacer?

Si el Hanahaki fuera una persona sin duda iría en su búsqueda para fragmentar su cuerpo lenta y dolorosamente en busca de compensar el dolor de Jungkook. Estaba seguro de no parar hasta saciar su sed de sangre.

𝑺𝒖𝒏𝒇𝒍𝒐𝒘𝒆𝒓. |𝑻𝒂𝒆𝑲𝒐𝒐𝒌|🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora