Capítulo 5

1.5K 152 77
                                    

Pov. Duki

La verdad, estaba re perdido.

Lo único que sé es que Valentín desencadenó un caos, y que yo estaba ahí, mientras jugaban, pensando en la vieja que tuve de profe en historia para bajarme la erección, y que cuando abrí los ojos Mateo estaba posicionado para hacerle un pete a Dani.

Por un momento pensé que tal vez le habían metido algo a mi porro.

—Che, Paulito, ¿Qué está pasando? —él me miró, con sus ojitos azules preciosos, y me volví a perder. Cuando reaccioné, me había terminado de explicar. —Ah.. —respondí, aunque en realidad no hubiera escuchado.

—Chomazo. —dijo, probablemente refiriéndose a los retos, y yo solo pude pensar que adoraba su tonada cordobesa. Admito que tuve bastantes sueños no muy aptos para todo público con esa vocecita suya.

—¡Che, reacciona! —me codeó Joaquín, y noté que todos estaban viéndome.

—¿Q-qué? —pregunté desconcertado, y noté que el pico de la botella estaba apuntándome a mi. Estos podrían perfectamente haberla acomodado para que me apuntara a mi y yo no me habría enterado. —¿Qué tengo que hacer? —pregunté, más perdido que lesbiana en pescadería.

—¡Entregarme el orto! —gritó Ivo, quien estaba justo frente mío en la ronda.

No les voy a mentir, por un momento me lo creí y estaba buscando una forma para salir corriendo.

—Bajarte una de esas botellas de cervezuli. —dijo Mateito, arrastrando las palabras.

Miré a Paulo, y después miré alrededor.

Normalmente no me haría nada tomar una botella de un litro de cerveza, pero llevaba algunos tragos encima y dos porros, había llegado al límite y la verdad que eso iba a hacer que probablemente al día siguiente no recordara nada.

Pero igual fui y me bajé la botella, para demostrar los huevos que en realidad no tengo, porque si los tuviera, me habría detenido ahí y me habría declarado a Paulo hace algunos meses, pero bueno, así somos los hombres a veces, ¿No?

—Ya esta, putos. —dije, dando vuelta la botella que acababa de bajarme, de la cual solo cayó una gotita, demostrando que cumplí.

Me senté, tratando de no prestarle atención al ligero mareo que sentía.

—Eh, al que le toque... —pensé algo rápidamente— Tiene que decir su mayor fetiche. —dije, antes de girar la botella, que dio unas tres vueltas antes de detenerse en Replik.

Me gustaría decir que escuché la probablemente interesante respuesta, pero en realidad apoyé mi cabeza en el hombro de Londra, y descansé un ratito los ojos mientras el me daba mimitos y yo chillaba internamente como el macho que soy.

Pov. Lit Killah

Le prometí a Paulo que iba animarme.

Y si, lo hice.

Solo que de un modo que no era el planeado.

Cuando tuve que causarle la erección a Duki, inevitablemente usé mi hermosa imaginación para no pensar en que me estaba chapando y frotando contra el crush de mi mejor amigo.

Resultado: Yo también tuve una erección, más al sentir las manos de Lombardo en mi cintura y creer que eran las de Matías.

Y ahora seguía intentando bajarla. Nadie la había notado y no quería que la notaran. Así fue como estaba tratado de pensar en algo asqueroso, pero mis pensamientos se desviaban, y la escenita de Dani y Trueno no ayudó demasiado con mi problema.

Pero cuando creí que iba a tener que irme al baño, se me bajó de golpe.

Ignacio acababa de volver, con chupones en su cuello y los labios hinchados. Una vista hermosa, si hubiera sido yo el causante.

No sé si era peor haber visto eso o habría sido peor que se den cuenta de mi erección. En la segunda pasaba la vergüenza de mi vida, pero al menos no me dolería el pecho como ahora y no tendría las ganas de llorar que tengo.

—Los piercings... —respondió un sonrojado Manuel a mi lado al reto que le había tocado.

En otro momento, habría bromeado acerca de si le excitaba el mío, al igual que algunos de la ronda, pero ahora... Ahora le avisé a Paulo que iría al baño y me fui, tratando de ignorar la mirada de Matías sobre mí.

Una vez en el baño, me lavé la cara, tratando de contener las ganas de llorar. Me miré al espejo, notando mis ojos rojos, significando que iba a fallar en mi misión de no derramar lagrimas, pero igualmente me esforcé en tratar de verme un poco mejor y no como si me hubiera fumado tres porros y me hubiera atropellado un camión.

En eso, veo por el espejo que Matías está atrás mío.

Esta noche definitivamente no iba a terminar bien para mí.

Last Friday Night [(T)rap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora