Capítulo 17

1.9K 132 104
                                    

Pov. Duki

Tener de esa manera a Paulo parecía un sueño, pero sabía bien que no lo era, porque ni en mis sueños Londra se veía tan hermoso y sexy como en ese preciso momento.

Mordí su labio inferior, sacándole un jadeo, aprovechando para ingresar mi lengua a su boca, disfrutando del roce entre ambas lenguas, los sonidos húmedos, y el calor que cada vez se acrecentaba.

Cuando el aire se agotó, nos separamos y miramos a los ojos. Me perdí en sus iris. Eran océanos, y si solía perderme normalmente, ahora, con la excitación a flor de piel en ambos, sentía que podía llegar ahogarme en tanta profundidad.

—Mauro... —solo su voz, ronca pero suave a la vez, logró devolverme a la realidad— Cógeme, como nunca a nadie.

Mi miembro dio un tirón, y ya entonces la palabra "contenerse" y su definición desaparecieron de mi cabeza.

Lo besé con todo el hambre que guardaba, mientras mis manos apretaban sus muslos.

Lo podía escuchar ahogar jadeos, y noté por cómo se aferraba a mis hombros y nuca que le costaba seguirme el ritmo del beso. Lejos de bajarme la excitación, solo la incrementó.

Hablamos de Londra, después de todo, todo lo que tuviera que ver con él era, para mí, simplemente perfecto.

Cargué con él hasta la cama, donde lo tiré, colocándome sobre él y volviendo a besarlo de la misma forma, apenas permitiéndole respirar.

Si fuera por mí, no me separaba nunca de esos labios suyos tan apetecibles, y que por mí causa ahora se encontraban rojos e hinchados.

Mis manos se colaron bajo su remera, acariciando sus caderas y su cintura, presionando su piel para cerciorarme de que realmente estaba ahí, tocándolo.

Memoricé cada curva, la suave textura, todo lo que mi mente pudo captar en el momento.

Nos separamos y me ayudó a quitarme la remera.

Me coloqué entre sus piernas y empecé a besar su mandíbula y cuello, dejando mordidas y chupones, sin preocuparme realmente de las marcas, que a él tampoco parecieron molestarle.

—Mau... —jadeó mi nombre, y yo sentí un nuevo tirón en mi entrepierna. ¿Recuerdan los sueños con esa vocecita que mencioné en su momento? Bueno, siquiera rozaban la realidad. Escucharlo de esa forma, era actualmente mejor que cualquier canción que hubiera escuchado— No te contengas... Rudo. —dijo, cubriendo con uno de sus brazos su rostro rojo.

Cualquier palabra que pudiera haber dicho desapareció de mi cerebro.

¿Me estaba dando vía libre a ser un completo salvaje?

—Espero que no te arrepientas. —dije casi a forma de broma.

—Creeme que no. —respondió con una sonrisa.

—¿Entonces por qué no me miras? —cuestioné, pero el siguió cubriéndose— Mirame. —exigí, pero seguía muy avergonzado como para hacerlo.

Sujeté su muñeca con una mano, sosteniéndola contra la cama, repitiendo el proceso luego con su otra muñeca.

—No pensé que fueras desobediente, ¿Vas a hacer que te eduque? —pregunté, clavando mis iris en cada expresión de su rostro, que en ese momento estaba completamente rojo; una imagen simplemente maravillosa, que rozaba la perfeccion al estar acompañada por su respiración agitada y la excitación en sus pupilas.

—Perd... —lo interrumpí.

—Creo que no te ordené que hablaras. —sonreí al notar su rostro mucho más rojo que antes. —A no ser que te lo diga, solo podés abrir tu boca para gemir, bebé. —Sujeté ambas de sus muñecas con una de mis manos y volví a besarlo, sin contenerme en lo absoluto.

Last Friday Night [(T)rap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora