Lo de aquel día quedó atrás. No tocabamos ese tema y Mathías no volvió a comportarse de esa manera, seguiamos siendo felices con nuestra relación y cada minuto que pasaba junto a él, confirmaba que estaba completamente enamorada de ese hombre tan increible que había llegado a mi vida para cuidarme y amarme como nadie.
Me encontraba esperando a Mathías en la esquina donde usualmente pasaba a recogerme. Hoy me quedaría en su casa por primera vez y estaba muy ansiosa con respecto a ello.
Jamás había dormido con un hombre. Era virgen y temia que Mathías tuviera altas espectativas conmigo y al momento de estar juntos, piel con piel, se decepcionara de mí y se diera cuenta que yo no era lo que él buscaba.
Quería darle mi primera vez. Estaba segura de que Mathías era el indicado y no había razón alguna para no dejar que mi principe soñado me hiciera el amor.
Esa noche había elegido ponerme un bonito y sensual juego de lenceria negra con delicados detalles de encaje, alisé mi cabello, escogí un vestido recatado color blanco inmaculado, lo acompañé con unas sandalias marrones y rocié un delicioso perfume por todo mi cuerpo. Me veía y me sentia bien y esperaba que mi novio aprobara y también amara mi elección de ropa -y también la que estaba debajo de ella-. Hacia unos minutos había colocado todas las cosas que necesitaria para pasar la noche con Mathías en mi mochila, mi madre creía que me quedaría una vez más con Luisa y mi amiga había aceptado reticentemente cubrirme por esa vez.
Aún existia tensión entre mi novio y mi mejor amiga. Desde la noche de la reunión -que terminó siendo una fiesta- ambos se ignoraban cada vez que se cruzaban y no soportaban estar en la misma habitación. Luisa trató incontables veces de hacer que terminara con él, alegando que no era un buen hombre para mí y que no le daba buena espina ya que creía que algo ocultaba. Mi respuesta a sus absurdas ideas fueron risas irónicas y le aseguré que él no era como ella lo pintaba, Luisa simplemente me veía con clara decepción en sus ojos y cambiaba el tema.
Me dolía que mi mejor amiga no apoyara mi relación, ella era importante para mí y saber que no quería a mi novio, me ponía en una encrucijada.
Luisa tampoco era objeto de la devoción de Mathías. Decía que era una muy mala influencia para mí y que sus intentos de manipulación harían que nuestra relación se viniera abajo. Quería que dejara de hablarle y de verme con ella por esa misma razón, estaba convencido de que mi mejor amiga me meteria ideas equivocadas sobre él y terminaria por dejarlo. Era una suposición algo tonta a mi parecer así que intentaba darle a entender que nada ni nadie me separaria de él.
El sonido caracteristico de una corneta de auto me sacó de mis cavilaviones y sonreí de inmediato.
Mi principe había llegado por mí.
Rápidamente corrí hacia el auto y me introduje en él. Lancé mi bolso en la parte trasera y me acerqué a mi novio para saludarlo con un efusivo beso.
—También me alegro de verte, preciosa.— Bromeó Mathías una vez acabado el beso. Reí tontamente dandole otro breve beso y me acomodé en mi asiento.
—Te extrañé.— Hice un mohín con mis labios.
Él se pasó las manos por el cabello -que ya tenía un poco crecido- y alternó la mirada entre la calle y yo.
—También te extrañé. Mi padre necesitó de mi ayuda y así que tuve que quedarme unos días más en Valencia[1].
—Oh, ¿Y te volveras a ir?.
—No nena, soy completamente tuyo ahora.— Tomó mi mano y me sonrió coquetamente. Pude sentir el sonrojo en mis mejillas asi que intenté tapar mi rostro con mi cabello para no avergonzarme más.—. ¿Lista para esta noche?.— Inquirió.
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Un ángel atrapado en la cueva del diablo. ©
Mysterie / ThrillerÉl era mi principe. Lo amaba más de lo que me amaba a mi misma y ese fue uno de los tantos errores que cometí. Me dejé llevar por sus besos y por sus constantes te amo. Me dejé enamorar por un monstruo y fue demasiado tarde cuando me dí cuenta. Las...