Como siempre, si esto está aquí es porque nunca lo voy a decir.
Me siento mal.
Las cosas no están saliendo como yo quisiera. Desde el principio dejaron de salir como yo quise.
Y acabo de notar que todo se debe a ti.
Siempre estuve preguntándome ¿Qué estoy haciendo mal?
A diario pasan las horas antes de que me contestes ¿Por qué no lo haces? ¿Te estoy hostigando?
Recuerdo las horas desperdiciadas que pasaba junto al teléfono esperando tu respuesta. Dejé de esperarte cuando llegó el día que tardaste 12 horas (y no, no estabas durmiendo).
Antes, a diario me decías que me querías, y ahora es como si lo dieras por hecho, diciendo que sabes que yo lo sé. Pero, ¿cómo lo sabré si tú no lo dices, ni lo demuestras?
Tu manera de demostrar cariño y afecto es diferente, lo sé, pero bebé, por favor trata de entender que a la larga tu manera me está destrozando.
¿Por qué eres tan diferente? La persona que yo conocí era muy distinta a la persona que eres hoy.
Fuiste cambiando mes con mes, y yo en lugar de decirte algo, me callé por miedo y me conformé con todo.
Yo solita te justificaba, te decía que todo estaba bien cuando en realidad no era así. Sabía que si te decía la verdad no le darías la importancia que yo hubiera querido y mi sentir, pena y dolor serían peor.
¿Sabes cuántas noches lloré por tu indiferencia? ¿Por callarme cosas y dejar que estuvieran atormentando mi cabeza? ¿Llorando porque las cosas no salían como yo quería? ¿Sabes cuántas veces lloré por culpas que no eran mías? ¿Lo sabes? No. Y ese es otro problema.
No importa ya, supongo que lo sabes de una u otra forma. Y eso me destroza aún más, porque aún sabiéndolo, tu cambio prometido no surgió nunca del todo.
Siempre estuve preguntándome ¿Qué hice mal?
Lo único que hice mal fue entregarte todo de mí sin recibir la misma parte de ti.
Enamorarme tanto que lastimé a otros que yo quería por ti.
Perderme tanto en tus ojos que no velé pensando en el descanso de los míos.
Te dejé tratarme con indiferencia diciéndote que todo estaba bien.
Te esperé pacientemente horas y horas.
Te pensé y lloré más veces de las que puedo contar.
Pero, todo lo demás, lo provocaste tú.
Y yo siendo tan tonta me permití hacerme la idea que eras inocente.
No.
No.
No.
Tan solo mira mis ojos.
¿Ves esas ojeras? Antes no estaban.
¿Ves mis ojos tristes? Antes no lo eran.
¿Sientes mi desánimo? Antes no estaba.
Te quise tanto a pesar de que lo que hacías me lastimaba.
Te quise desde aquella noche de año nuevo, en la que me escuchaste llorar, y aún estando a cientos de kilómetros me prometiste estar conmigo y no dejarme caer sola.
Dijiste que caerías conmigo para ayudarme a levantarme. Pero llegó un momento en que caí y no estabas ahí.
Y te justifiqué.
Tonta.
Tonta.
Tonta.
Porque lo peor de todo es que te sigo justificando.
Te quiero mucho a pesar de que me perjudique, y eso nunca me lo voy a perdonar.
Por favor, si es que existe solo dime la verdad, porque estoy cansada.
Estoy cansada de sentirme mal. Cansada de llorar. Cansada de justificar.
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Cosas que quise decir pero que nunca hice
Acak... Literalmente lo que dice el título. Pequeños fragmentos de poemas imperfectos que escribo para desahogar mi sentir. • 21/10/2020: #1 en "thoughts" MUCHÍSIMAS GRACIAS