Capítulo 11: Una mala y, ¿Otra buena?

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Salgo rápido del taxi y me dirijo hacia a la casa. Cada paso que doy es más pesado, cargado de angustias, preguntas, dudas sobre lo que mi mamá esté pasando.
Saco las llaves e ingreso a la casa y lo primero que veo es a Sthepania, aunque la veo con los ojos rojos, dando a entender que estuvo llorando; me da gusto verla, solo habíamos estado mensajeándonos y después de días la estoy abrazando.
Me doy la vuelta, y ahí está aquella mujer afligida, no deja de ver una figura pequeña de un bailarín que se encuentra en la mesa de la sala, no sé si se ha dado cuenta que ya he llegado.

—¿Mamá? — cuidadosamente me acerco a ella hasta encontrarme a su lado.

—Mina—solo se acerca a mi pecho, la tomo fuerte. Ahora yo me encuentro consolándola de algo que no tengo ni la más remota idea.

Cuando llegaba llorando porqué  me había raspado las rodillas, corría hacia ella cuando papá no estaba, y cuando menos lo esperaba curaba mis heridas.

—¿Qué sucede mamá? — la quito de mi pecho para verle la cara, al parecer no ha parado de llorar.

Volteo a ver donde están mis amigos pero creo que no están.

—Salieron, dijeron que lo mejor era que estuviéramos las tres— mi hermana se sienta en el otro sillón enfrente de nosotras, le pregunto con la mirada si ella sabe algo, solo cierra los ojos, y dice que sí con su cabeza.

—Perdón por haberte sacado de tu cita de trabajo, pero no sabía a dónde ir — su voz se va suavizando.

—Descuida, estaba por terminarla.

—Me da mucho gusto, al menos tu tienes esa buena noticia.

Solo necesito que me diga lo que sucede, sea bueno o malo estaré con ella.

—Solo dime mamá, no me angusties más.

Se toma unos segundos para respirar, respira y poco a poco vuelve a estar más tranquila.

—Por el momento sólo tú y tu hermana saben de esto. — toma mi mano fuerte— Una semana antes de tu boda fui a hacerme unos análisis, los recogí 2 días antes de que te casaras y salieron positivos, no quise tomarle importancia porque ya se venía el mejor día de tu vida. Me volví a hacer los estudios... — la calmo nuevamente, mis manos están sudororas, no sabía nada de lo que me está contando— Me los volví a hacer y hoy en la mañana los recogí y también son positivos. Hija, —sus ojos se encuentras con los míos— Tengo leucemia.

Pareciera que me han hipnotizado, no reacciono y por segundos ciento que dejo de respirar, la piel la siento helada, solo la contemplo y veo su sufrimiento, ¿cómo es que ha pasado tan rápido tantas cosas?

Lo primero que logro pensar es mi vida sin los seres que me dieron la vida, no es por sonar negativa pero cuando te hablan de cáncer nuestra mente se va al extremo, aunque esa orilla también es una posibilidad pero de inmediato la borro y me conecto al ahora.
Mi mamá no necesita más sufrimiento, a su lado necesita personas que no sientan lástima.

—Aquí nos tienes. Te necesitamos fuerte.

—Perdón por no decirlo, solo quería verte feliz y ya después que vinieran estas noticias.

—Es lo de menos, ahora a seguir con tratamientos y medidas que te den los doctores.

Confío en el doctor que siempre ha cuidado de la familia. Junto a él tendrá un grupo de expertos que sacarán la vida de esta mujer  adelante, a nosotros nos toca dar todo nuestro apoyo moral que un paciente necesita.
El apoyo dado en amor puede dar grandes frutos.

—No estoy en una etapa avanzada. Los estudios fuero realizados a tiempo.

—¿Lo ves? No hay nada de que preocuparse, todo está a buen momento. — tomo su mejilla y la miro con gran esperanza.

Para: Ti ¿Podemos conocernos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora