Capítulo 12: Cara a cara.

7 0 0
                                    

Hace más de una semana que no he visto a mi madre, solo he estado en contacto con ella por llamadas, y al parecer todo está marchando bien con ella.
Leucemia linfocítima crónica en fase inicial es donde se encuentra ella, aún no requiere quimioterapias solo estar en una constante observación, al escuchar eso pude mantenerme tranquila, espero el viernes ir con ella. (Dos días largos para que llegue ese día).

El lunes tuvimos la demostración de solistas para la obra que se comenzará a montar la próxima semana, este viernes nos darán a conocer los resultados.
La única nueva en presentar audición
fue Isabela, y sí, siendo honesta hizo una gran interpretación.
No nos hemos dirigido una palabra, y eso me sigue manteniendo tranquila, pero sé que llegará el día en que al menos una palabra tenemos que articular.

No he vuelto a recibir una caja, no he visto a personas desconocidas cerca de la casa. Es raro, y me siento extraña ya que en la mañanas abro el buzón y no he encontrado alguna, solo unoz zapatos para jazz que encargó Memo.
Sé que no debería darle importancia pero desde la vez que hizo un dibujo mío quise intentar hacer algo para descubrir quien está de tras de esos obsequios pero sigo estando en la misma, mi cabeza no da para obtener alguna pista.
Sigo teniendo dos opciones: alguien no quiere que las reciba o simplemente ya no quiso mandar más, en fin, hay cosas que en verdad tengo que estar centrada.

—¿Qué tal las ventas?— Arón llega con un maletín negro.

—Hoy no ha habido mucho en cuestión de la biblioteca. — llevo unos libros a los estantes, hace unos minutos una joven vino a comprar pero no contó que su tarjeta no traía mucho dinero así que tuvo que dejar 3, me sentí mal por ella pero no podía hacer nada.

—Siempre hay días así, ya te irás acostumbrando.— Arón entra a la pequeña bodega, la puerta está entre abierta, alcanzo a ver que busca algo.

—Sí, ya estoy acostumbrándome— alzo un poco la voz con tono de risilla.

Tomo la libreta donde anoto cualquier mensaje que le hayan dejado a él. Voy a la página del día de hoy para dar uno.
Sale con una bolsa negra un poco grande, lo veo pero no pregunto nada, mejor le doy la nota que dejaron.

—Llamaron de Gandhi, el Viernes traerán nueva mercancía, a las 5 de la tarde.

—Perfecto. Gracias Mina. ¿Ese día puedes ayudarme a desempacarlos? —deja la bolsa en el piso— Entiendo que no puedas, este mes te dí los Viernes para descansar pero sería bueno que me ayudaras.

—¿Cuánto tiempo sería? — hablo entredientes y ladeo un poco la cabeza— Lo que pasa es que quería ir a ver a mi madre, tú sabes... —aprieto los labios- Por su estado de salud.

Me mira un poco extrañado, por estos días conociéndolo se le va un poco el avión y lo entiendo, todos los días trata de ir a checar todas las cafebrerías y haciendo más asuntos (supongo). Abre los ojos en grande y ya sabe a lo que me refiero.

—Oh sí, perdona persona. —entrecierra los ojos apenado— Con tantas cosas que ando haciendo se me olvida algunas, digo, no quiero decir que no sea importante sino... — se pone rojo, sé cual era su intención y por eso me río.

—Descuida, sé lo que quisiste decir. —meto la nota en la libreta— ¿Cuánto tiempo tardaríamos en desempacar? Pregunto, para avisarle a mamá la hora en que iré.

—Como unas 3 o 4 horas, pero no te angusties; yo te llevo con tu mamá.

—Así sí acepto— respondo con sarcasmo.

—Gracias. Debo ir a dejar esta ropa. — señala la bolsa.

—¿Ahora regalas ropa?

—Mmm digamos que algo así. No creo que alcance a regresar para acá, así que nos vemos mañana.

Para: Ti ¿Podemos conocernos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora