¿Agradecimiento?

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Pasaron los días y su relación se mantuvo estable, el ecuatoriano le recibía con la comida cada vez que el alemán regresaba de su trabajo, el ambiente era ameno y esperaban que se mantuviera de esa manera

-Ecuador, me tengo que ir, nos vemos -dijo besando la frente del que aun seguía en cama

-nos vemos Alemania, te espero -sonrió al tacto para volverse a acurrucar

CON ALEMANIA

-¿Dónde pongo las orquídeas? -pregunto con las flores en mano

-en el segundo estante de la tercera vitrina -dijo la dueña señalando al lugar

-mami ¿a qué hora nos vamos? -pregunto un niño de unos 4 años aproximadamente

-ahorita -respondió Valeria a su hijo- Ale, necesito que cuides la floristería hasta que regrese, ya sabes que hacer

-entiendo, vaya con cuidado

-muchas gracias Ale, eres muy lindo -respondió coquetamente pero el alemán solo le quedo viendo extrañado

Las horas pasaban y los clientes aumentaban al llegar la media tarde, ambos estaban que daban la vuelta de aquí para allá, los clientes protestaban, otros entendían, había niños llorando, otros estaban arrancando las flores, y controlar eso dos personas parecía un reto

-ya es media tarde -dijo la muchacha- tengo que recoger a mi hijo, lamento dejarte así, serán unos minutos

-hey, no me dejes así -dijo en vano esas palabras, ya se había ido- bueno, si puedes acabar tres reportes en menos de una hora, no te impide hacer esto

Cuando la gente minimizo hasta no quedar nadie, el alemán suspiro cansado, había confundido rosas con margaritas ¿si no se parecen en nada?

-lo siento por dejarte con mucho trabajo -dijo la joven cargando a su hijo

-no te preocupes, pero ya acabo mi turno, debo irme -dijo el mayor acomodándose su camisa

-no, no, quiero compensarte, te invito un café -lo tomo de la mano impidiendo que se vaya

-debo irme -dijo serio pero la muchacha insistió, al final solo le dio 10 minutos

El ambiente ahí era forzado para el alemán y cada segundo revisaba su reloj, solo le daría máximo 30 minutos exactos, ni más ni menos, la muchacha le agradaba pero a veces se volvía intensa

-y ¿qué tal es Alemania?

-pues... todo es hermoso, es un grandioso país -no sabía como más explicar

-quisiera conocer algún día Alemania -dijo posando su mano sobre la del alemán- pero no me gustaría ir sola

-¿Sucede algo? -pregunto algo incrédulo por la actitud de la muchacha

-no, no pasa nada ¿por qué la pregunta? -ahora ella se hacía la incrédula

-no lo sé -respondió viendo su reloj, ya habían pasado 25 minutos- tengo que irme, ya se cumplió el tiempo exacto que dije que te daría -mencionó levantándose dejando su parte del dinero- nos vemos 

Antes de que se marchara, la joven se levantando besandole la mejilla, para después regresar al lugar donde estaban sentados para recoger el dinero, Alemania cada vez más extrañado se marcho del lugar, pero no reconocía las verdaderas intenciones de su jefa, pensaba que solo era gratitud o muestra de afecto, siguió pensando en eso hasta que llego al departamento

-Ale, ¿donde estabas? No es normal que llegues tarde -preguntó el menos acercándose al susodicho algo preocupado

-tranquilo, solo tuve trabajo demás -sonrió acariciándole la cabeza

-oh, en la mesa te deje la comida, aun que ya se ha de haber enfriado

-esta bien, iré ahora mismo solo deja ponerme algo más cómodo -marchó hacía la habitación, aun seguían esos pensamientos pero decidió dejarlos como simple agradecimiento

¡oh! Es todo lo contrario

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