Verdad

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En ese momento, la japonesa ya se encontraba frente a la casa de "la princesa en apuros"

Desde lo lejos estaban los dos observando todos los movimientos hasta que vieron como el menor salía

Japón hablaba animosamente, pero él solo se limitaba a decir frases cortas y no la miraba, esto se ponía más difícil pero la nipona ya sabía cómo manejarlo, al rato notaron como le tenía más confianza y aunque parecía no decir mucho creían que era lo necesario

— Eso, muerde el cebo — hablo repentinamente

— Italia silencio — reprocho al menor y de nuevo fijo la vista

Parecía que la nipona le está persuadiendo para que este un rato más o le comentar más cosas, pero se estaba negando, miraba desesperado a dentro de la casa cada 10 segundos

Sin esperarse entró de golpe, Japón se quedó pasmada, decidió regresar al auto donde estaban los dos

— ¿Que dijo? — preguntó el alemán ni bien abrió la puerta

— pues... de que no puede estar mucho tiempo, que debe entrar y eso fue la mayoría de la conversa — suspiro desanimada, no logró conseguir información — pero lo que me dijo es que sí hablo con ONU de alguien quien no puede mencionar por lo que supongo que eres tú

— entonces hay que ver que le dijo

— ¿Y si lo secuestramos? — preguntó sonriente Italia

— está claro que no vamos a hacer eso — dijo el alemán — pero debemos hallar la manera en la que podamos conversar sin que se asuste porque está claro que no me quiere ver ni en pintura

— cierto, también me dijo que si quiere hablar que sea a altas horas de la noche, cuando su hermano está dormido

— entonces hoy en la noche lo haremos — anunció con entusiasmo el tricolor de cabellos negros

— entonces... ¿sí lo vamos a secuestrar? — Hablo con obviedad Italia

— no lo llamaría secuestro Ita, más bien una cita para conversar a solas mientras evitamos que escape

Pasaron las horas hasta que dio la media noche y unos minutos más, la japonesa fue quien lo llamaría, toco la puerta una vez hasta que salió, lo guió hasta el auto e hizo que se subiera

— te presento a mi amigo Italia — señalo al mencionado quien lo saludo

— hola... — dijo con temor, sabía que había altas probabilidades de que fuera raptado

— hola — respondió el italiano — queremos hacerte unas preguntas y es necesario que hables con la verdad

— bien... — su tono era de desconfianza, bueno cuando no si estas con dos personas que conociste hace poco y te llevan a su auto

— ¿Conoces a alguien llamado Alemania? — inició el interrogatorio la nipona

— Conocía — corrigió, no quería volver a escuchar ese nombre

— quiero que nos digas que sabes de él

— nada más que la última vez que lo vi fue al salir de su casa — solo recordaba las veces en la que le daba un beso en la frente antes de salir, lo hacían sentir tan bien

— ¿Alguien te ha dicho algo de él después de eso?

— no, exceptuando a ONU

— ¿Qué fue lo que te dijo? — ya estaban muy cerca de lo que querían

— nada importante — suspiro mirando al suelo

— necesitamos que nos digas que ocurrió — persuadía ahora el italiano

— no es de relevancia — intento salir, pero ambos bloqueaban las puestas — ¿Pueden dejarme ir?

— nos dices lo que te dijo ONU y podemos dejarte — condiciono la japonesa

— si es la única forma — estaba realmente cansado — me dijo que Alemania ya no me quería con él, que fue quien le otorgo el permiso de mandarme acá a América, que ya no estaba interesado en mi — a cada palabra se quebraba, aunque ya haya pasado mucho tiempo

— ¡Eso es mentira! — gritó el alemán quien se encontraba escuchando todo desde el asiento del conductor

— ¿qué? —quería correr en ese momento, pero no podía, los otros no lo dejaban ni abrir la puerta — déjenme ir, por favor — lloraba desesperado

— Por favor, escúchame un momento — intentó calmarlo, pero solo lo altero más

— Ecuador — intervino la japonesa — escúchalo, hay otra versión de la historia que es necesario que sepas, no tenemos ninguna mala intención más que decirte la verdad

— yo... —desconfiaba mucho, pero le llamo la atención lo que le dijo — bien... pero luego me dejaran ir

— es un trato — termino la nipona

— Italia, Japón, déjennos a solas — pidió a lo que los mencionados obedecieron, salió para entrar, pero en la parte posterior

— Ecuador, quiero que me escuches ¿bien? — el menor solo asintió sin mirarlo — lo que te dijo ONU es una completa mentira, yo jamás le dije eso y peor aún le pediría que te regrese

— ¿cómo puedo creerte?

— pues él también me engañó — esto llamó mucho la atención y por fin decidió mirarlo— cuando te encontré inconsciente me preocupe demasiado, te llevaron al hospital y me informaron que tú habías muerto, creí en esas palabra puesto a que es la misma organización, sin embargo, me enteré que aun seguías con vida, no podía creerlo y viaje hasta aquí para comprobarlo con mis ojos — lo miro por unos momentos dando una sonrisa triste — entiendo si no me crees, pero esa es mi verdad

— Tú ¿sí me quieres?

— está claro que sí, no por nada vendría a este continente a buscarte

Antes de terminar el ecuatoriano lo abrazo con fuerza sin intenciones de soltarlo, lloraba intensamente que desde afuera se escuchaba con claridad, no podía aguantar más y se desahogó todo lo que pudo, Alemania también se sentía mal al verlo así, pero de alguna manera se sintió relajado al ver como se deshacía del dolor que guardaba desde hace mucho. Pasaron largos minutos hasta que el llanto del ecuatoriano cesó

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♤Etiquetas♤  (Alecu 🇩🇪🇪🇨) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora